20 de marzo de 2018
por
El Chacarero
La expansión de la frontera agrícola es un
tema recurrente entre los productores apícolas del centro de la provincia de
Buenos Aires, quienes afirman que ese proceso desplaza la actividad a zonas
marginales y aumenta la incertidumbre en los rendimientos. Por ello,
investigadores de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) analizaron por
medio de satélites la relación entre la superficie de cultivos agrícolas, la
disminución de la vegetación natural y la cosecha anual de miel. El estudio
reveló una tendencia negativa en los rindes con apenas 10-15% de aumento en el
área cultivada, y estableció el período clave para la producción apícola: el
bimestre noviembre-diciembre. Con esta metodología, los apicultores podrán
evaluar con mayor precisión la disponibilidad de recursos melíferos para las
abejas y predecir con más certeza la producción final de miel de sus apiarios.
"Detectamos la ventana temporal y las
necesidades de cobertura vegetal que determinan la producción de miel. La
productividad de los pastizales en los meses de noviembre y diciembre define,
en gran medida, la cantidad de miel que vamos a cosechar en meses posteriores.
En este período las colmenas se fortalecen, para luego aprovechar mejor los
picos de flujo de néctar", sostuvo Carlos Muñoz, apicultor y reciente graduado
de la Especialización en Teledetección y sistemas de información geográfica
aplicados al estudio de los recursos naturales y la producción agropecuaria, de
la FAUBA.
Por su parte, Gervasio Piñeiro, docente de la
FAUBA y director de la especialización, resaltó el valor de brindarle
herramientas a los apicultores: "A partir de estos resultados generamos una
metodología que, basada en imágenes satelitales, les permite a los productores
estimar sus cosechas anuales con varios meses de anticipación. Es un aporte
interesante para planificar el manejo de las colmenas y las coberturas
vegetales, en este contexto de incertidumbre que les genera el avance de la
agricultura".
Además, Muñoz agregó: "Si bien le damos mucha
importancia a los cultivos de verano por su aporte de néctar, también vimos que
se debe tener en cuenta a los cultivos de invierno. En noviembre o diciembre,
con el trigo y la cebada madura o ya cosechada, los campos quedan con escasa o
nula vegetación, cuando, justamente, este período es fundamental para el
desarrollo de las colmenas".
Agricultura
y miel
Muñoz le comentó al sitio de divulgación
científica Sobre La Tierra que decidió realizar sus estudios de posgrado para
investigar los efectos negativos de la agricultura sobre su actividad. "Es un
tema que inquieta a muchos apicultores. Estudiamos desde la campaña 2007 hasta
la 2015 con herramientas satelitales y vimos que el rendimiento de miel cayó en
todos los apiarios que sufrieron un aumento de la superficie agrícola a su
alrededor. Si bien en Tapalqué la agricultura es incipiente, a partir de un 10
o 15% de cambio en el uso de la tierra ya se pueden ver impactos en la
producción de miel".
En este sentido, explicó: "Mientras más
especies vegetales estén presentes alrededor de los apiarios, más flores habrá
durante las etapas clave para el desarrollo de las colmenas. Los cultivos
aportan flores y néctar, pero en períodos muy cortos y, además, muchas veces
los suelos quedan desnudos luego de las cosechas. Claramente, la agricultura
reduce la diversidad de flores y de néctar para la producción de miel".
En el
espacio, pero cerca
Piñeiro se refirió a las ventajas de este tipo
de estudios: "Las imágenes satelitales son herramientas accesibles y de uso
relativamente sencillo. La construcción de mapas a partir de imágenes
satelitales ayuda a entender los mecanismos que afectan la ecología de los
sistemas de producción".
"Usando estas imágenes, detectamos y ubicamos
las colmenas y, a partir de ellas consideramos un radio de 2000 metros de área
de exploración de las abejas. Luego, superpusimos ese área con la superficie
ocupada por cultivos de verano e invierno. A su vez, vimos los rendimientos
promedios de miel por colmena. Así, pudimos analizar temporal y espacialmente
la producción de miel y su relación con la cobertura vegetal circundante",
explicó Muñoz.
"Las imágenes satelitales tienen un campo de
acción muy amplio. En la actualidad, estamos trabajando con proyectos de
desarrollo agrícola relacionados con impactos ambientales y los abordamos con
metodologías satelitales. En el caso concreto de esta investigación, abre un
abanico muy interesante para la apicultura en la Argentina", cerró.
Fuente:
Fauba
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