10 de enero de 2018
Todos tienen recaudaciones millonarias y engrosan las arcas provinciales con altos cánones e impuestos. La decisión de la gobernadora de "desfomentar" el juego inquieta solo a una minoría: la mayoría de los explotadores tiene licencias, como mínimo, hasta 2021.
Los dos "popes" del juego provincial son Boldt y Codere, aunque con regímenes distintos. La primera, de la familia Tabanelli, es la proveedora de los tragamonedas en 9 de los 12 casinos que tiene la provincia. Explotan unas 3500 máquinas en salas como el Central de Mar del Plata y el Casino del Mar (en el Hermitage). En Tigre (Trillenium) y en Tandil, proveen, además, el edificio.
Dirigida por Guillermo Gabella, para Boldt el juego bonaerense es solo uno de sus negocios. Tiene casinos en el interior del país y provee software para controlar las apuestas en agencias, a lo que suma importantes servicios de telecomunicaciones.
Boldt tiene presencia en la provincia desde 1995 y los sucesivos gobernadores prorrogaron su contrato, sin licitación. Tras el caso Ciccone, que los encontró en el ojo de la tormenta, las renovaciones se fueron acortando, hasta que la última se redujo a seis meses. La empresa se queda con el 40% del net-win de las máquinas (apuestas menos premios) y con el 50%, en los casos donde provee el complejo.
La decisión de Vidal de licitar su contrato será un golpe al negocio de Boldt, aunque a la empresa no le tiembla el pulso. Esta decidida a participar de esa puja y sabe que sus contendientes pueden tener complicaciones legales y económicas para competir.
Con ingresos por $800 millones al año, Codere es la empresa que pisa fuerte en los bingos. Tiene 14 de las 46 salas de la provincia. De origen español, la firma es una gigante en Europa y es controlada hoy por fondos de inversión extranjeros. Se especula que los fondistas podrían nombrar al argentino Vicente Di Loreto como CEO del grupo.
Codere le paga a la provincia un canon del 34% sobre las ventas, más un 15% de Ingresos Brutos. Como el resto de los bingueros, las concesiones de Codere en los bingos van más allá de 2021: el ex gobernador Daniel Scioli negoció esas prórrogas jugosas en 2014, cuando tuvo la caja en rojo.
En Loterías de la Provincia, comandada por Matías Lanusse, aseguran que la única excepción a esa regla es el bingo de Temperley, cuya concesión habría vencido en 2017. Es la única sala que planea cerrar Vidal, en su intención de achicar el mercado lúdico. Caso contrario, podría tener problemas legales, por los derechos adquiridos.
(La Nación)
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