8 de noviembre de 2019
por
Mauro Carlucho
Víctor Laplace nació hace 76 años en este
hermoso valle, entre sierras. Hijo de un papá joyero relojero y mamá ama de
casa, su hermana es la reconocida militante radical Ligia Laplace.
Su vida era como la de cualquier niño en el
Tandil de mediados de siglo. Colegio católico, aventuras con amigos y algún que
otro amor a la vuelta de la esquina.
Todo cambió a los 12 años, cuando asistió por
primera vez a una función teatral: "Fue en la Plaza Independencia, al lado
de la intendencia. Se levantaba un tinglado y ahí vi teatro por primera vez a
los 12 años. Con Oscar Ferrigno, Chiro Pugliese, y un grupo de artistas
populares que hacían teatro en los pueblos, bajaban desde Capital con la
impronta de los juglares. Estaba con mi mamá y me impresionó, fue una conmoción
muy fuerte, casi como algo que bajó y me dijo que en esta vida haría eso. Ahí
empezó todo, porque a los 14 años estaba en la Confraternidad Ferroviaria", recordó
hace unos años para ElDiarioDeTandil.
En su red de memorias, van apareciendo el Pequeño Teatro Experimental, el TIT
(Teatro Independiente de Tandil) y Conrado Ramonet, de quien se hizo muy amigo
y lo guió en su locura por las tablas. "Fabriqué con mis manos de
obrero metalúrgico los primeros spots de luz. Conrado me vio arriba de la
escalera colgando los faroles y me dijo que me tenía que ir a Buenos Aires a
estudiar. Vio mi pasión y mi curiosidad. Ahí me di cuenta que había empezado con
la autogestión", rememoró.
Para esos mismos años, consigue su primer
trabajo en la desaparecida Metalúrgica Tandil: "A mis 14 años, mi hermana me
consiguió el trabajo en Metalúrgica, y se me completa la idea de cómo tiene que
ser la vida. Paso a ser un obrero metalúrgico, estudio en la Escuela Industrial
y, paralelamente, la pasión por el teatro. Aparecía el hombre que le llevaba a
su madre el sueldo en el sobre de papel madera y los fines de semana me metía
en el sótano de la Confraternidad con Juan Dalera, con el Gordo Soriano, Juan
Carlos Gargiulo, los hermanos Betelu, los Techeiro y Néstor Hugo Tirri", dice
sin querer olvidarse de ninguno.
Aquella época en Metalúrgica Tandil lo marcó a
fuego. Reconoce que no era un gran obrero "el primer día tuve que sacarle
la rebaba a mil tornillos, y fue tal el entusiasmo que los hice mierda"
pero esas vivencias lo formaron como persona, lo hicieron amar el laburo.
Con un entrañable amigo Julio Lester, recorrían, muy chicos ellos, las más
grandes fábricas de todo el país haciendo el control de calidad. Cada viaje,
cada visita que hacían con el único traje que tenían, lo educó y lo hizo
crecer.
En esos años se forjó el artista que hizo llorar y reír a los argentinos. Luego,
a los 18 años cumplidos, decidió que era tiempo de marcharse. De dejar su
terruño y buscar crecer como actor en Buenos Aires: "Preparé el viaje como
un inconsciente que era. Papá me pidió primero el título de técnico mecánico,
una vez que se lo di, me dio permiso. En esa época era como irme de acá a
Shangai. En casa se almorzaba a las 12 del mediodía, y mi tren salía a la 1,
nos le di tiempo a nada. Atravesé el pasillo de casa y no me di vuelta porque
mi mamá parecía una tragedia griega. Si la veía, me quedaba. Uno en la vida
hace tres o cuatro movimientos importantes, uno de ellos fue la ida. Yo era
feliz acá, pero también era muy fuerte el tener que estudiar. En Tandil no
había lo que hay ahora, ahora hay escuela y actores extraordinarios".
Así empezaron los continuos viajes entra su
ciudad y la capital. Volvió tiempo después para hacer el servicio militar donde
enganchó para ser soldado estafeta, que es el que iba y venía con la
correspondencia. "Vivía en Tandil y me
iba a Buenos Aires por un día y medio y veía todo el teatro y el cine que
podía. Y cuando terminé el servicio militar me instalé aquí definitivamente,
con el cargo de Inspector de Control de calidad de Metalúrgica Tandil, un
laburo para hacer acá, pero ya hacía teatro y se me complicaba. Terminé una
función en Rosario y me pregunté qué hacer: si ser un jefe de Metalúrgica o
hacer lo que más me gustaba. Me echaron y empecé a apostar por la autogestión.
Tenía poca plata y ¿sabés a dónde fui a vivir? Para no extrañar, a una pensión
que se llamaba Tandil, sobre Avenida de Mayo al 800", compartió el
actor.
Como contábamos al principio, filmó más de 80
películas, con personajes recordados como Juan Domingo Perón y Horacio Quiroga.
En teatro hizo otras tantas, pasando por el drama, la comedia y hasta el
musical. Aprendió a bailar y cantar. Su obra es inmensa. En estos últimos años
también incursionó como guionista y director, su opera prima "El Mar de Lucas"
es maravillosa.
Hablando con Víctor, no quedan dudas que ama su trabajo y que aún tiene mucho
camino por delante. "Ser actor es un placer, un privilegio, no lo puedo
catalogar como un trabajo. Uno inventa cosas de la nada y hay un público que
escucha. Trabajo es el de un obrero, los pensadores. Yo me siento un
privilegiado porque lamentablemente no hay mucha gente que haga su trabajo con
felicidad".
Cada vez que puede, vuelve a nuestro pago (que también es suyo). Trae alguna de
sus obras teatrales, viene a filmar sus películas o se hace un tiempo para
respirar el aire puro de las sierras.
En el año 2015 vino para hacer "Fabricas",
junto a la productora de la Unicen. Ese trabajo lo conectó nuevamente con la
ciudad de sus amores: "Fue muy importante, me completó lo que tenía que
devolverle a Tandil. Sentía que tenía que hacer algo. Vengo a acá y me
retroalimento, me nutro".
Sintió también que ese mundo de obreros peleando por sus derechos le era
conocido, que él podía hablar de eso con la autoridad de quien lo ha vivido. Y
encima, donde lo vivió.
En esa producción, trabajó con mucha gente local. Técnicos, actores, e incluso
los propios obreros, tuvieron la oportunidad de jugar en la primera de la tele
nacional. "Hice un casting muy minucioso y me encontré con sorpresas
extraordinarias. Necesitaba tener más personajes para poder darles trabajo a
más personas. Los obreros fue un punto altísimo, nunca había trabajado con
gente que no fueran actores, no por esquema, por temor a no saber cómo. Tenía
recuerdos de los grandes directores italianos que trabajaban así. Me animé
porque fui a las fábricas y, como conozco ese mundo, me encontré con caras que
me eran familiares y les dije que iban a ser actrices y actores".
Todo esto mezclado con actores de Buenos Aires como Carlos Portaluppi, Susú
Pecoraro y Belén Blanco, e incluso dándose el gusto de convocar a su "actor fetiche", como él lo llama, su
amigo el Colorado Lester, cuya participación tuvo que ver "con un personaje que
nosotros conocíamos cuando íbamos a la fábrica en Villa Laza. Había un tipo que
cantaba una canción anarquista y nos daba un poco de miedo, un borracho".
El 14 de noviembre estrena "El Plan Divino"
El nuevo film de Laplace, como director, llevará a nuestro Javier Lester
Abálsamo como uno de los actores principales. Una gran oportunidad para este
joven de gran trayectoria.
La película fue emplazada en la selva misionera,
más precisamente en la localidad de Puerto Libertad, resaltando los paisajes
locales como el contexto histórico, el arroyo Uruguaí y el salto Yasy, entre
otros escenarios selváticos. La producción cuenta con el papel protagónico de
Gastón Pauls, Víctor Laplace, Javier Lester, Paula Sartor, y actores
misioneros.
"Estoy
muy feliz haciendo esto, muy feliz, ya en la tercera semana de rodaje, el
tiempo estuvo un poco esquivo en la última semana, pero le pusimos el cuerpo y
fue todo muy armónico", sostuvo. Recordó que ya
dirigió otras películas como es el caso de "El mar de Lucas" (1999), "La mina"
(2004), "Puerta de Hierro, el exilio de Perón" (2012), además de varios
documentales, "me siento aprendiendo,
aprendiendo porque siento que la frecuentación del oficio es también lo que te
va dando una mayor visión de con quién tenés que trabajar en cada una de las
áreas. El trabajo de cine es un trabajo de equipo, el director lo que hace, me
parece, en el caso mío que a veces soy productor, y soy actor y qué sé yo, voy
me meto en varias áreas, es coordinar un poco toda la tarea y llevar adelante
la fiesta ésta que se significa filmar hoy en día con estas condiciones, poder
filmar esta película es una fiesta", remarcó. "Cuando soñás una película, y la empezás a pensar vas viendo hacia
dónde vas, yo arranco de temática que tenga que ver con cosas o que me han
pasado, o con una crítica que quiero hacer a algo que no me gusta del sistema,
o me meto en una película política. Me animo con los temas que para mí son temas
que hay que hacer, no hago películas concesivas, entonces cuando eso empieza a
cuajar, en imagen, lo que uno soñó, es como la culminación de todo", cerró.
Siempre inquieto, haciendo pensar, dando
oportunidades y trabajo. Comprometido con la realidad política y social del
país. Su obra va más allá de un escenario.
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