25 de enero de 2025
"Madres que nos hacen ceder por instantes a la nostalgia, madres que abrieron a la luna nuestros sentidos". Se sabe que, en la mayoría de los casos, las personas que le dedican tiempo a la cocina han sido influenciadas por padres y abuelos y sus cocinas.
por
Noelia, de Tandil A Gusto
Si tuviese que
describir lo que vislumbré de ciertas mujeres que marcaron mi vida sin ellas
saberlo; serían distintos elementos y
aromas que danzaron en las cocinas donde estuve. Se sabe que, en la mayoría
de los casos, las personas que le dedican tiempo a la cocina han sido
influenciadas por padres y abuelos y sus cocinas. No ha sido fielmente mi
historia, pero sí tengo grabada en la mente a algunas mujeres de la familia vistiendo nuestra mesa.
Decoraban,
sobre todo en las fiestas de fin de año para acompañar la carne, con distintos
ingredientes. Jugaban con la mayonesa y hacían formas por encima de las papas hervidas
que invitaban a sentarse a la mesa y ser dichoso comiendo. La transformaban con
alegría en "ensalada estética rusa".
Me resulta
imposible olvidar esas tortas siempre abrazadas por ese grueso fondant que
preparaban en cumpleaños, bautismos y comuniones, siguiendo al pie de la letra las recomendaciones de Marta Ballina.
¿Recuerdan esos "perdigones de escopetas" que decoraban las tortas?
esas bolitas de color metálico que pusieron a prueba nuestra dentadura y que
hoy recordamos con alegría.
Eran
infaltables las tortas para los niños con la "canchita de fútbol" como
decoración central. Sacaban la torta de la heladera justo antes de comenzar a
cantar. A falta de dulce de leche repostero, el dulce de leche "clásico" batallaba para mantenerse de
pie.
Ellas siempre
transformaron la simplicidad de un plato en uno lleno de afán. Sin darse cuenta
grabaron sus iniciales en nosotros, siempre forjadas de voluntad. Escribían de puño y letra su recetario,
muchas veces con una letra cursiva digna de maestra de escuela, cuando la casa
se encontraba en calma y sin el cálido bullicio familiar.
Coleccionaban revistas de cocina y decoración, y a veces recortaban las recetas que se encontraban en paquetes de harina leudante o de azúcar. Fieles seguidoras de Doña Petrona, Dolli Irigoyen y Choly Berreteaga, entre otras, eran acompañadas e inspiradas por ellas. Algunas personas cuentan con la dicha de haber visto a sus madres, tías, abuelas o vecinas dedicar tiempo a la celebración de la mesa y ser las mejores anfitrionas. Todo provenía de la misma fuente: el amor.
Experimenté
por primera vez, el encuentro de un tesoro. Abría todos estos libros y
recetarios escritos a mano, muchos de ellos manchados con materia prima que se
utilizó en la receta misma.
A medida que iba abriendo distintos libros, iban cayendo sutilmente distintos recortes de paquetes de azúcar y harina, con logos que dejaron de existir y que las generaciones pasadas recordamos con añoranza.
Las carpetas repletas de recetas dulces y saladas, con fotografías de abundantes preparaciones con saturados colores hicieron que mis movimientos se volvieran más delicados, porque lo que estaba tocando era historia. La historia de una mujer silenciosa que poseía un torbellino de emociones y palabras guardadas muy en su interior. Conocí a través de su pequeño cuaderno "Rivadavia" donde ella escribía sus recetas, su profundidad y ternura.
Aquí una de
sus variadas recetas, "tarta de manzanas",
entonces escribió:
Margarina 150
g
Azúcar 230
Huevos 3
Puré de
manzanas
Pasas 50 g
Harina leudante
300 gr
Canela 1
cucharadita
Me pregunto de
dónde proviene la receta y si la compartió con alguien más o simplemente estas
mujeres escribían a modo de introspección y conexión íntima con ellas mismas,
porque muchas de ellas no replicaban el recetario completo en su cocina. Estos
libros y recetarios son un legado
noble de adquirir, una fuente de
inspiración.
Engalanaron nuestras infancias, tanto es así, que sin
importar la edad que tengamos, cuando ciertos sabores nos recuerdan a alguna de
ellas, nos sentimos como niños otra vez en la cocina. Ojalá ustedes puedan
hacerme llegar las historias de quienes sellaron
para siempre sus vidas, estaría complacida de leerlos.
Todas estas
palabras son en memoria de Graciela
Vedela, ella es una de aquellas grandes mujeres de manuscrito y fondant.
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