8 de abril de 2018

NOTA DE TAPA

NOTA DE TAPA. Malabaristas de la vida

El arte de hacer malabares no es nuevo, llega de Asia a Egipto y se extiende por Europa. Durante siglos crece, mejora o desmejora, se cultiva hasta formar parte del espectáculo de variedades. Podemos intuir que la mayor parte de los artistas callejeros basan sus rutinas en la habilidad, creatividad y largas horas de práctica. El malabarismo no es un arte totalmente espontáneo, sino que posee un teorema fundante que atiende a las leyes físicas, como la gravedad. A lo que suma un despliegue corporal dúctil, dotado y perfeccionado.

Más o menos talentosos y sonrientes se filtran en el espacio público para "manifestar la cultura popular". Se apoyan en la alegría como contracara de la vertiginosa rutina diaria. Esa misma que ellos aprovechan para recibir unas monedas, cuando nos demora un semáforo. Deben convivir con insistentes vendedores de todo, limpiadores de vidrios a la fuerza y minusválidos que deambulan entre esas tres luces de los semáforos.

Cuando abrimos la ventanilla para darle unas monedas o unos billetes de poca monta ¿lo hacemos en retribución a su arte? Es limosna, es caridad? Están convencidos que su arte es un trabajo?

 

 ¿MENDIGOS CAMUFLADOS? 

El diciembre del año pasado, este diario sacó en su sección "Personajes" a varios de los artistas locales, mutantes de esquinas y semáforos. Hoy pretendemos correr el eje para ubicarlos en una SOCIEDAD que dirime su responsabilidad en relación al trabajo, los impuestos, lo permitido  y lo avasallado. Reflexionar sobre la asistencia por parte del estado  -directa o indirecta-  para estos jóvenes que han quedado sin oportunidades, porque no quieren, no pueden, no forman parte de sus valores inculcados. Ni de la educación recibida. Pero no emparejemos que hay lomas.

De la nada aparece un panel enorme  poblado de anteojos, cuyo responsable golpea el techo si uno va encerrado, de inmediato otro personaje con flores y globos con moños rojos para el amor, agacha su sonrisa para estar a mi altura (mi auto es muy pequeño) y cuando mi dedo le dice NO, golpea con los nudillos el vidrio. Bajo la ventanilla: "no quiero, no necesito, no me sirve", me mira y sigue su raid porque ahora el "compter" de los semáforos nuevos, avisa justo el tiempo que resta para abrir al tráfico. Faltan ocho segundos y no se sabe de qué romántico lugar del asfalto, sale un vendedor de parasoles que también -ya que estamos- pretende limpiarme el vidrio

En mi próxima parada de Avellaneda y Santamarina voy a pie. Logro entablar diálogo con una vendedora de relojes -mitad plástico, mitad no se sabe qué- junto a un senegalés escondido entre una maceta grande y una mesita de la heladería. Parece que él tenía un permiso temporario que expiró y ella lo ayuda "hasta que me pesquen a mí también, porque no nos dejan trabajar, acá te piden de todo loco, él es más tranquilo porque viene de África y allá si te haces el bravo, directamente te matan, bueno, eso dice él"  Pregunté si había artistas, y me respondieron que van a la tarde a partir de los jueves. Se quedan hasta la noche, pero el resto de los días ellos pueden vender.

Mi recorrida tuvo más matices, pero es imposible trazar un gráfico para establecer edad, nivel de educación, zona, actividad virtual, contexto familiar. Nada, porque no logré ni siquiera una muestra constante. No es serio hacer un cuadro.

Quiero separar en dos esta forma de "tomar los semáforos": comerciantes oportunistas por un lado, que pueden controlarse con la regulación existente y mayor presencia, y artistas por otro lado. Artistas que también son diferentes y logré observar con dos características distintas, empiezo por los artistas callejeros, donde rescato las sonrisas, ese aroma -o como se llame- a "vanguardia de resistencia" aunque hoy todo se disfraza de VANGUARDIA, hasta lo más clásico y estricto. Por lo menos hay un puñado de personajes elevando un lábaro contra la solemnidad y adueñándose de espacios no consagrados para el arte, con un guiño disconforme de los actuantes frente a sus mecenas o su público. Digamos que también es una fórmula del populismo más básico, el sencillo hecho de usar un semáforo que nos inmoviliza a los que respetamos las normas... para que esta vanguardia disconforme logre hacerse de un público sin voluntad de espectador.

Lo expreso sin sutileza alguna, con toda sinceridad. Sin faltar el respeto, pero en uso de mi libertad.

Mi otra observación, se refiere a los artistas en situación de calle, con su indumentaria ad hoc que recuerda al film "Cidade de Deus" del nominado director brasileño Fernando Meirelles;  que quince años más tarde, por obra y milagro del Mercosur, ahí están, frente a uno, con la mano estirada al terminar su performance, su malabar con pelotitas gastadas o clavas de plástico llenas de agua que se escurre. Ahí, ladeando el semáforo, columpiando las piernas cansadas por brincar o danzar. Ahí están, dando un buche de kerosene - el olor delata- y el encendedor en mano genera una llamarada de dragón...  a cierta distancia de nosotros, el público, que no sabemos si seguir mirando con el morbo de que el muchachito incinere sus pulmones como en la Roma del Coliseo hace 2000 años, o hacernos los distraídos para evitar el disgusto. Y -porque no- eludir la responsabilidad de asumir esta parte de la sociedad de la que somos parte y por ende responsables solo por ser parte y más responsables aún porque podemos ser ciudadanos a pleno: en tanto que cumpliendo los DEBERES es que resulta lícito RECLAMAR LOS DERECHOS.

Mi recorrida tuvo resultados desiguales y sin puntos de aplicación comparativa. Uno de ellos me pidió que no le tomara fotos, que no le debía nada a nadie, que si fuera artista le pagarían. Me disculpé y volví al auto. En otro semáforo intenté hablar con quién me mojó el vidrio aunque le dije que no, y luego -amenazante- me increpó "si no me das un 5 no te lo enjuago". Me fui igual, total que tengo sapitos y escobillas para que se limpie solo, y un depósito con un agua especial que no deja rastros.

En otra parada de Colón y España, logré saber que el artista de tres clavas había terminado el secundario, vivía en una pensión, y no conseguía trabajo porque "tenía una enfermedad" (que luego descubrí era ir al dentista por una boca dañada al máximo), y que se atendía por ello en el Hospital. El no registra que existe el servicio de salud que lo ampara porque existimos los que pagamos impuestos, su visión del ESTADO es realmente preocupante.

En un rinconcito de Rodríguez casi España aguardé los casi dos minutos que tarda el semáforo de los cuales 15 segundos son para recolectar la propina. Observé quietecita una hora por reloj. Hay quienes solo abren una mínima ranura de ventanilla y deslizan 2$ sin mirar. Hay quienes dicen NO, sin explicaciones, nada violento ni desafortunado. Lo que sí me llamó la atención fue la extrema delgadez del artista callejero, su ralea a mitad de camino entre Jamaica y El Chaltén - así de amplio el estilo- y logré un breve diálogo. Usa celular, alquila un cuarto con un amigo que hace "fuego", trata de explicar una ideología que lo enreda, repitiendo frases que me recordaron al catecismo de memoria y sin preguntas en el Santísimo a mis ocho años. Repetir y responder lo que se debe cuando se debe. Al desbloquear con alguna pregunta que lo obligó a razonar me respondió: "Doña, que busca usted, para que anota? Yo soy así, si usted a mí no me banca ¿por qué tengo yo que responder?"  Explicarle que estaba armando una nota, que soy socióloga, que me interesa el cómo y el porqué de la fascinación del asfalto, era inapropiado. El concluyó  con esta despedida: "ah... usted con esto gana plata, usted gana plata conmigo?" Le dije: "No puse tu nombre ni te saqué foto, pero si esta nota resulta buena y me pagan te vendré a dar la comisión, aunque vos jamás te enteres que te estoy bancando porque pago mis impuestos" Hora de irse, eran las 13:15 y el aliento a alcohol podía justificar hasta sus disparatados razonamientos.

Mientras cruzaba para recuperar mi auto, un muchacho en un utilitario de reparto le reclamó: "basta che! déjame seguir... correte", la respuesta no tardó en llegar: " Y... bueno, que! prefiero divertir que robar" . La moderna camioneta de atrás con un señor al volante le dio $5 mientras sus nietos desde el asiento trasero aplaudían. El abuelo dijo: "vamos pibe, ponele garra que llegas al Cirque du Soleil"

Es este mundo de asfalto y tres luces, esquinas destellantes como nidos de vidas precarias, el arte - o algo parecido- convive con el comercio oportunista. Y con todos nosotros, ciudadanos a medias.

 

 UNA VUELTA AL MUNDO 

¿Qué ocurre en las grandes capitales del mundo?  Los mismos fenómenos que vemos cerca de casa, aquí o en Capital Federal, en Rosario o Córdoba.

En Paris, por ejemplo, es frecuente escuchar música de violines en el metro - infinitas combinaciones y estaciones emblemáticas como  Châtelet, Gare du Lyon, o Gare du Nord-  pero no todo es tan romántico y bohemio como parece. Para asegurarse de que el trayecto sea agradable, la empresa transportista RATP somete a los violinistas a un riguroso casting; además, dos veces por año los ya instalados deben probar que jamás desafinan. Y otro tanto ocurre con los "mimos" que remedan a Marcel Marceau.  El jurado está integrado por especialistas, empleados de RATP (Régie Autonome des Transports Parisiens) y pasajeros que se anotan espontáneamente para participar.

Londres tiene una larga historia de fama y rockstar nacidos en las veredas de bares o esquinas y parques; se la podría considerar la capital mundial de la música callejera. El Underground realiza un concurso llamado Rhythm of London, en el que selecciona a 70 buskers (músicos callejeros) que se reúnen y actúan al aire libre un día determinado, las filmaciones se cuelgan en la Web y luego la gente vota online a sus diez favoritos, quienes, además de ganar premios, obtienen licencia para tocar durante un año en el subterráneo.

Nueva York, ordenadamente ha dispuesto  - ya desde hace 20 años- una ley: Music Under New York  que determina los 25 espacios seleccionados con sus debidos turnos para actuar. Cada primavera se elige a los mejores artistas callejeros -varios rubros- mediante un consejo de evaluación compuesto por músicos, profesores de teatro, expertos en escuelas de circo, profesionales de la industria, representantes del metro y miembros de organizaciones artísticas locales. En el Central Park, se les prohíbe cantar o tocar en áreas consideradas "tranquilas", identificadas con carteles.

En C.A.B.A, la Legislatura Porteña censó casi 2000 artistas en diciembre 2016, entre bailarines, músicos, clowns, malabaristas y estatuas vivientes que actúan en subtes, plazas y calles de la ciudad. Artistas a la gorra que siguen en Buenos Aires la tendencia mundial de grandes capitales, en las que es habitual que la gente disfrute de espectáculos gratuitos. Tiene su propia asociación que los agrupa: Frente de Artistas Ambulantes Organizados (FAAO). Abundan en Plaza Francia, San Telmo, Florida, y con la novedad de los bodegones en barrios que no eran "comerciales"... han crecido.

El Subte H ha creado un diagrama, un registro y además de poseer sistema de música todo el día por los parlantes de las estaciones, de 12 a 20 tiene una grilla que organiza a los músicos. Los usuarios agradecen este arte, dejan buen dinero que suele llegar a los 900$ diarios. La Legislatura Porteña lo reguló  y mantiene un registro abierto.

Cuidado, una de las ciudades más complicadas para la actividad artística callejera, es Barcelona. La Guàrdia Urbana los desaloja y confisca instrumentos, amplificadores, clavas y pelotas de los malabaristas, hasta el material de magia. Los artistas callejeros catalanes, esperan una legislación aún hoy, en  abril 2018. Aunque usted no lo crea.

 

 BIOGRAFÍA DEL MALABAR 

Ejecutar malabares para sorprender a las personas, tienen como objetivo emitir un mensaje más profundo, el de comunicar realidades a través del arte.

A lo largo de la historia se han mostrado ejemplos de la existencia de los malabaristas. Hasta Hollywood los incluye en algunos films emblemáticos (Gladiador, por ejemplo) donde se muestran actuando en las ferias del pueblo. Los griegos  son sorprendidos por esta novedad al llegar a Egipto, cuando hallan hechiceros, malabaristas con gran destreza y una historia de 2.000 años. Hay evidencias  en las tumbas egipcias de Ben Hassan, por lo que Tales de Mileto (filósofo y matemático griego 600 a.C) mientras sus guerreros transculturaban muchas cosas, detalló las bases del "pan y circo" que luego fueran llevadas a Roma, junto a los dioses, sus romances mitológicos  y sus entuertos familiares. Citado posteriormente, Tales tuvo contacto con sacerdotes de Menfis y Dióspolis, por lo que allí envió a Anaximandro, su discípulo preferido que en su "Sobre la Naturaleza" cita fenómenos astronómicos rodeados de bailes y festejos mágicos y llenos de malabares con personajes extraños y altamente llamativos.

Así las cosas, entre arenas del desierto, aguas del Nilo y la sofisticación de Cleopatra...había  enormes espectáculos para divertir y distraer al pueblo con grandes ferias, gladiadores, bailarinas y malabaristas. La idea no fue original de los césares.

Es interesante saber que el vocablo "malabar" es posterior: nació por el 1300 en la región de Kerala en la India, cuya ciudad más importante es MALABAR. Los primeros estudios históricos válidos son del Siglo XIV y con la firma de Pierre Gringoire  algunos cuentos detallan personajes extraños de pequeñas estatura, malformaciones varias, mujeres con barba, gitanas y saltimbanquis que desafían la gravedad, al punto que Víctor Hugo, al escribir su novela NOTRE DAME DU PARIS, la ambienta al final del medioevo e incluye a Quasimodo (jorobado de París) y otras "rarezas"- textual al traducir- en la famosa Corte de los Milagros.

Corría 1830, había nacido el "Teatro de variedades" y en ese caldo social, Víctor Hugo había escrito la primera novela que ponía mendigos como protagonistas, con una cohorte de desiguales y marginales cada uno con su verdad. Esta categoría de espectáculos se vuelve muy popular entre las clases medias cultas, sacando a los malabaristas de las calles. Incluso el negocio llega a condonar penas de reclusos sacando de las cárceles a "estos diferentes bizarros" -personajes singulares- para llevarlos a trabajar en teatros y circos, a tablas y escenarios que presentaban una gran cantidad de trucos como malabares, equilibrios, lanzallamas, lanza cuchillos, magos de pompas de jabón y truhanes que escondían - para hacer desaparecer- monedas o anillos valiosos.

Paul Cirquevalli, un joven de 26 años, fue uno de los protagonistas de aquella época y es considerado uno de los mejores malabaristas a lo largo de la historia. Su carrera como acróbata terminó caerse del trapecio y quedarse ocho meses en coma en un hospital de San Petersburgo. Después del accidente, empezó a "malabarear" pues ya no podía subirse a las alturas. Su conocido espectáculo con cuchillos lo hizo mundialmente famoso. Otro gran malabarista, fue Enrico Rastelli, de origen italiano, recordado por elevar su magistral técnica a un nivel tal que inspiró a poetas y artistas de su tiempo. Este auge de los malabaristas auspició en 1947, la creación de la "Asociación Internacional de Malabaristas" (IJA: International Jugglers' Association), con sede en EE.UU.

El tiempo perfecciona ciertas artes, sobre todo en trucos y técnicas con un momento muy alto por los '80, cuando nace una forma de malabarismo contemporáneo: reuniendo efectos varios, baile, mimo y teatro. Michael Moschen fue uno de los principales impulsores de este nuevo rumbo del malabarismo, que comienza a verse en por todas partes del mundo. La mayoría de ellos estudiantes universitarios que no aceptan trabajos en las cocinas de comida chatarra o lavando trastos y pelando papas. Ellos se apropian del malabarismo como una forma de trabajo, donde la ideología en términos generales se concentraba en la rebeldía contra el sistema de explotación de las grandes transnacionales dedicadas al expendio de comida rápida.

Esto ocurrió, porque sin mayor inversión, nacido siglos antes que el cine y la TV, resultaba una forma muy reactiva y explícita a la industria del entretenimiento como instalación comercial. Al punto que se llama a las puertas de Las Vegas... y el éxito -en contracara a las brillantes luces de los casinos y megahoteles-  lleva a que los propietarios los sumen a sus espectáculos. Magos como David Copperfield, Kevin James, el español Tamariz... pasan a llamarse ILUSIONISTAS, PRESTIDIGITADORES, expertos  en CARTOMAGIA. Nuestro recordado René Lavand actuó en Las Vegas cada año durante 25 temporadas, top en su categoría.

Así se entiende el concepto "malabarismo" como el arte de manipular y ejecutar espectáculos con uno o más objetos a la vez, volteándolos, manteniéndolos en equilibrio o arrojándolos al aire alternativamente, sin dejar que caigan al suelo. Los juegos malabares son juegos que por su dificultad y belleza hacen necesaria gran habilidad psicomotriz y mucho entrenamiento. Se expresan a través de las manos y una delicada pirueta corporal desafiando la gravedad terrestre. Entendido como una de las disciplinas circenses, requiere una preparación  de años y un elevado nivel de concentración. Estas artes circenses medievales que subsisten - más complejas y sofisticadas todavía- suman trapecistas y acróbatas que en el siglo XIII era conocidos como "Saltimbanquis": misteriosos personajes que viajaban de ciudad en ciudad para mostrar sus habilidades y conocer el mundo. Ya sea dominando objetos montados sobre bicicletas mono ruedas, sobre una cuerda en la altura, saltando en camas elásticas, contorsionando el cuerpo como si no tuvieran huesos o agregando efectos impactantes hoy siguen ganándose el aplauso.

Un gran ejemplo es el Cirque du Soleil, el más importante y famoso de estos tiempos, una verdadera escuela del malabarismo moderno, donde las perfectas rutinas nos dejan sin aliento. Allí, aún preparados para el asombro nos conectamos - como espectadores- con el arte escénico entre música en vivo, artistas y en la más pura definición de la categoría: "montaje dramático de artes circenses y esparcimiento callejero".

No es esto comparable con los que vemos en un semáforo, pero tal vez sirva para equilibrar la mirada. Ya sé, no son tan prolijos, hay rutinas defectuosas y casi improvisadas, no hay vestuario ni producción, a veces ni siquiera la higiene adecuada. Tampoco hay un interés por organizar y valorar estas actividades, desde el estado o desde la educación.

Y desde nuestro fundamental rol de ciudadanos que tributamos impuestos... también intentar releer a Víctor Hugo, suavizar los estereotipos y sobre todo,  ganarle a nuestros prejuicios.

 

 FUERA DEL SISTEMA 

Cuando nos referimos a la compresión o hackeo del espacio público, tenemos variables infinitas para estimar una interpretación. Necesitaba ayuda y allí fui para dar vuelta el cubo y ver del otro lado. Lo estimo mucho y reconozco su talento, un artista que puede estar en ambos lados del mostrador para brindarnos una mirada más amplia. Sino usted habrá llegado hasta acá sin poder sacarle jugo a estas líneas.

Marcelo Jaureguiberry es arquitecto, profesor de la Facultad de Arte UNICEN, artista, director, escritor, investigador, productor teatral y gestor cultural. A caballo entre Tandil y Capital descubre talentos mientras agudamente traza líneas sobre la ciudad ideal. Un enamorado de la arquitectura dramática de Francisco Salamone, ya nos inicia en un mundo diverso.

Me apura de entrada "¿Y que es arte popular? Porque arte puede ser todo o nada, según desde donde se lo mire y desde qué perspectiva política... ahora, si un artista callejero-en algunos casos alumnos de la Facultad- consigue con su trabajo en una esquina juntar $500 por día  a mí me cierra,  en una país en crisis ellos son los que instalan OTRAS MANERAS de ganarse la vida, son los creadores de un antisistema que se convierte en un sistema alternativo. Creo que cuando ellos hablan que son ANTISISTEMA, es porque tienen su propio sistema. Un lugar que existe por fuera de lo que nosotros -en el que  vos y yo hemos crecido, hijos de vascos laburantes y formatos rígidos con mandatos seculares- en un contexto donde la oportunidades para los jóvenes estaban al alcance de la mano. Ya sé! Nosotros teníamos un sentido de valores distintos, y a los 15 años estábamos trabajando y estudiando sin respiro. No sé si fue tan bueno, no sé si nos sirvió, porque hemos terminado agarrando a patadas el sistema para que no nos devorara"

Para Jaureguiberry estos tiempos son "excluyentes" y los más vulnerables buscan rendijas por donde filtrarse. Un laburante como él, que en su Rauch natal ya tenía responsabilidades a los 15 años, trabajó siempre. En La Plata consiguió ganarse la vida con laburos de fin de semana mientras se graduaba con honores. Pero sus fundamentos son aplastantes: "el espacio público no es un orden absoluto, es el reflejo de la vida y del tiempo que se vive. Aun si de afuera se ve caótico, hay una forma de funcionamiento acordada en la praxis, en lo empírico de los sitios, las esquinas, donde va uno y otro, los días y horarios. El "under" es y será un movimiento creativo-productivo siempre, es puro, es indefinido por lo novedoso y al no deberse a estructuras preexistentes, es más libre. Hoy no hay más circos  -como antes- y hay decenas de cosas que se reemplazan con computadoras. El arte, todo, necesita al humano en el centro de la escena. No importa que no esté limpio, prolijo, que sus malabares resulten  provisorios. Tal vez haya que tomar ejemplos de aquellas ciudades que regularon el arte callejero, no es mala idea. Tandil lo debería hacer, porque tiene algunos lugares en donde se capacita en las disciplinas  de circo".

Sabe de qué habla. En C.A.B.A. la regulación tiene hasta una curaduría, él personalmente es un enamorado de viajar en la línea H línea  subte porque regala una experiencia fantástica. Y partiendo de su mirada del "sistema del antisistema", es probable que nos encontremos con una sorpresa. Dice Jaureguiberry: "tengo alumnos aventajados que hacen arte a la gorra y respetan los códigos del sistema artístico callejero. Hay una cierta verticalidad en ese sistema-antisistema, en cuanto a los lugares ocupados por el más antiguo, las ofertas diferentes para no competir, las esquinas donde se recauda más, las horas del día donde el conductor de un coche es más permeable a la performance de un artista callejero, una cierta jerarquía muy empírica,  que no deja de ser un orden espontáneo pero orden/sistema al fin. Habría que ver qué ocurre cuando se le generan las condiciones reguladas y evaluadas para que ocupen y desplieguen su arte en ciertos lugares de interés. Tal vez nos llevemos una sorpresa. Tenemos que quitarnos los prejuicios, estamos hablando de chicos que nacieron ya en un país en crisis, algunos con media familia, y otros, con  padres que nunca tuvieron un trabajo fijo u otros que de clase media o acomodada han elegido este antisistema para revelarse ante los mandatos familiares, no sé, hay  tantas combinaciones posibles.  Porque parece que ser artista callejero sería un  estigma, y te aseguro que para lograr las performance de calidad  que veo en algunos casos, detrás hay muchas horas de trabajo en la disciplina,  no todos llegarán, no todos se destacan en magia o en equilibrio, pero la libertad de expresarse, bien vale quebrar una lanza a su favor, sobre todo si llega con una sonrisa" 

 NUESTRA SEÑORA de los OLVIDADOS 

El magnífico poeta, dramaturgo y novelista francés Víctor Hugo, concibe NOTRE DAME DE PARÍS en pleno romanticismo europeo como una pintura del Paris desigual, muy crítico y ambiguo en lo social y hasta impío en su combate político. Prefiere ubicar la novela (comenzada en 1830) en el siglo XVI (1549), aprovechando dos cosas fundamentales: la simbología medieval tardía tras la cual podía protegerse y la libertad  -aún relativa- que vivía Francia tras la Revolución de 1789. Ataca ferozmente al clero, marca las desigualdades de una nobleza en retirada que todavía costaba domesticar en el marco republicano, y lo consigue  aplicando recursos inteligentes, desde la estructura de diálogos que instalan falsas realidades que por entonces ya se habían comprobado falsas, porque Gutenberg ya había presentado la imprenta trescientos años antes, pero instalan la duda y la verdad/ficción/mentira/certeza que abundan en el texto:

"Ah! Sin trabajo y rebuznáis como asnos, pero ya no servimos. Nuestro trabajo se reemplaza por infernales aparatos, sobre todo la imprenta, esa peste llegada de Alemania. Ya no se hacen libros manuscritos, la imprenta hunde a la librería. Esto es el fin del mundo".

En sus 17 mil páginas totales, hay aciertos para destacar en esta nota. Elige una "separación" de las clases por trajes... de una manera  insospechada: "el primer personaje llevaba una espada en la mano, el segundo dos llaves doradas de la iglesia, el tercero una balanza y el cuarto una pala. Además, para completar su simbolismo y facilitar así la comprensión de las inteligencias más perezosas, se podía leer en grandes letras negras bordadas: ME LLAMO NOBLEZA en la parte superior de la túnica del brocado; ME LLAMO CLERO, sobre la túnica de seda; ME LLAMO MERCANCÍA, en la de lana y ME LLAMO TRABAJO, en la parte inferior de la de tela".

Esta controversial obra, una de tantas donde Víctor Hugo se burló del poder, las monarquías, la iglesia y los burgueses emergentes, le valió veinte años de exilio. Casado, tuvo cinco hijos y una tumultuosa vida llena de amantes cuestionadas en muchos aspectos. Asiduo a las tabernas donde encontraba material para contar y reclamar...pero sobre todo canalizar sus ideas políticas.

Esta novela narra las desventuras de Esmeralda, una bella gitana famosa por el sonido de su pandereta y su cabra Djali, que enamora al campanero de Notre-Dame, grotesco, sordo, tuerto y velludo, con una enorme joroba que sumaba temor a su apariencia: Quasimodo. Personajes como el capitán Phoebus, un ridículo  militar decadente y un vicioso archidiácono llamado Frollo llevaban la trama. Entre estos lazos de amor, desamor, odio, rencor y fidelidad Víctor Hugo nos presenta a muchos otros figurines ridículos como el divertido y desamparado Pierre Gringoire y la asombrosa y legendaria Corte de los Milagros: enanos, saltimbanquis, mujeres barbudas,  magos y hechiceros, truhanes de naipes, borrachos de riña, cerdos vestidos de pajes y mendigos de toda laya junto a ladrones y prostitutas.

El residual de una sociedad que había abrazado los principios republicanos de LIBERTAD, IGUALDAD Y FRATERNIDAD, pero la vida periférica continuaba marginada. En la obra elige un nuevo Papa, el "Papa de los locos"

"La aclamación fue unánime. Todos se precipitaron hacia la capilla y sacaron a hombros al bienaventurado papa de los locos. Pero fue entonces cuando la sorpresa y la admiración llegaron a su cenit. La mueca era su rostro. O más bien toda su persona era una mueca. Una voluminosa cabeza erizada de pelos rojos; entre los hombros, una joroba enorme que le deformaba también el pecho; un sistema de muslos y piernas tan extrañamente desviados que solo podían tocarse por las rodillas y, vistos de frente, parecían dos hoces unidas por el mango; unos pies anchísimos y unas manos monstruosas; y, con toda esa deformidad, cierto aspecto temible de vigor, de agilidad y de coraje. Una rara excepción de la regla eterna según la cual la fuerza, como la belleza, es resultado de la armonía. Así era el papa que acababan de elegir los locos."

El París de entonces reía y aplaudía cualquier miseria, cualquier desgracia y desternillaba a carcajadas con aquello que racionalmente, sólo podría incitar a las lágrimas.

N de la R: El verdadero final no es la consumación del amor de Quasimodo y Esmeralda que el cine de Disney o las comedias musicales nos han contado... no es ése el de la novela original. Muy lejos de ello, posee más ironía y crítica que la suavidad de un romance entre una bella y un gigante maltrecho. Víctor Hugo fue mucho más que un poeta & dramaturgo, por tanto descansa en el Panthéon de París.

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