15 de mayo de 2018
Las estadísticas de bullying y ciberbullying reflejan un
crecimiento lineal y sostenido. Según el Observatorio de Acoso escolar para la
República Argentina, hubo un crecimiento de 250 % en cinco años, con casi tres
mil casos denunciados en 2017. Por supuesto, los números son incompletos porque
muchos casos permanecen en las sombras por la falta de denuncia.
La ONG Bullying Sin Fronteras alertó que sigue creciendo el
acoso en la escuela, concretamente, los números de 2017 son un 30 % más altos
que los del año anterior.
LAS CIFRAS DEL
BULLYING EN ARGENTINA.
2013 - 822 casos
denunciados.
2014 - 1.192 casos
denunciados.
2015 - 1.631 casos
denunciados.
2016 - 2.236 casos
denunciados.
2017 - 2.907 casos
denunciados.
Los datos fueron revelados por Bullying Sin Fronteras, una
organización no gubernamental pionera y referente en la materia. Su titular, el
Dr. Javier Miglino, denunció que el acoso escolar experimentó un crecimiento
del 30 por ciento en la última medición, pasando de 2.236 (octubre 2015 a
octubre de 2016) a 2.907 casos graves de acoso escolar denunciados en la
justicia y los ministerios de educación de la República Argentina entre el
primero de octubre de 2016 y 2017. "Más de la mitad de los casos se produjeron
en escuelas públicas y privadas de la
Provincia de Buenos Aires y de la Capital Federal, Santa Fe, Córdoba, Mendoza,
San Luis, San Juan, Formosa, Corrientes y Misiones", dijo Miglino.
El Informe Nacional de Bullying es llevado a cabo desde el año 2013 por el
equipo multidisciplinario de Bullying Sin Fronteras. El grupo de trabajo está
conformado por médicos, psiquiatras, psicólogos, psicopedagogos, educadores,
abogados, periodistas y padres de chicos que han padecido bullying. "Es un
trabajo maratónico donde la información va llegando y es menester recopilarla y
ponerla a disposición de ministerios, universidades, medios, institutos de
enseñanza públicos y privados, docentes, padres, chicos y un largo
etcétera", señaló.
Los especialistas reconocen que todos los años hay un
crecimiento importante en las cifras, "pero el hecho de que hayamos pasado
de 2.236 casos en 2016 a casi 3.000 en 2017 nos habla de una situación
alarmante", advirtió el profesional.
Pero no solo crecen los casos sino la gravedad de las
situaciones de acoso. "Las conclusiones del Informe 2017 de bullying son
preocupantes porque a la vez que tenemos más casos denunciados, también pudimos
establecer que hay más violencia en los chicos. Tuvimos el suicidio de Lara
Tolosa en La Plata más al menos 12 intentos de suicidio (11 chicas y un chico),
que intentaron quitarse la vida porque ya no podían soportar la tortura
cotidiana del acoso escolar".
EL CIBERBULLYING
CRECE EN FACEBOOK Y TWITTER
A la par del crecimiento sostenido del acoso escolar también
se reportan cada vez más casos de hostigamiento y abusos en las redes sociales
de Facebook y Twitter. Hay ataques por pura maldad que no discriminan entre
menores y mayores. Insultos, amenazas e incitaciones al suicidio que tienen
como víctimas a menores de edad llevan las ofensas a niveles insostenibles.
Las tecnologías de la información y la comunicación nos
cambiaron la vida pero a sus muchos beneficios hay que contraponer ciertos
peligros, algunos muy reales y presentes. Por eso la directora del Colegio de
la Sierra, Carolina Spanibello, recomienda "tener mucha cautela y cuidado
cuando le damos un smartphone a un niño a edad muy temprana sin enseñarle antes
cosas tan básicas como los códigos de respeto por las demás personas". La
profesora apunta que "no solo hay que estar atentos a lo que reciben los
chicos en el trato diario en una institución educativa sino al mundo virtual,
que es más difícil de monitorear".
Con 36 años de carrera en la docencia en instituciones
públicas, Mirta Villar coincide en este punto con su colega: "Los
conflictos se potencian en las redes sociales y también escapan por esa vía de
la mirada de los padres y los docentes. No podés entrar en sus redes y sus
grupos, no siempre podés intervenir antes de que el caso se vuelva intolerable
para la víctima y eso sería lo ideal, pero cuando no lo tenés a la vista, en el
aula, en la escuela, sino que está en el ámbito de sus redes de comunicación
virtuales, no te enterás hasta que ya es demasiado tarde".
Spanibello propone un abordaje transversal que incluya al
Estado, las instituciones educativas y las familias. "El año pasado y
también el anterior la Universidad Nacional del Centro organizó conversatorios
muy interesantes porque pusimos el tema sobre la mesa de diálogo, esas acciones
hay que sostenerlas y ampliarlas", asegura. Además, hace notar que
"todo está atravesado por la manera en que educamos; no olvidemos que hasta cuando no educamos,
actuamos, y ese ejemplo deja marca positiva o negativa en los que nos están mirando".
Los educadores coinciden en que el bullying es una práctica
relativamente nueva. De hecho, el Día Mundial Contra el Acoso Escolar no fue
instituido sino hasta 2013. Son prácticas sociales que se han ido agudizando y
la tecnología de telecomunicaciones con sus fenomenales avances juega un rol
central. La herramienta tecnológica, los celulares inteligentes y las redes
sociales son amplificadores de estas conductas, porque generan una especie de
anonimato o despersonalización que amplifica la sensación de impunidad y la
consiguiente y despreocupada violencia.
Araceli De Vanna, Inspectora de la rama de Psicología Comunitaria
y Psicología Social, confiesa que el tema del acoso y la violencia está
plenamente vigente. "Trabajamos con varios equipos de orientación escolar,
estamos a flor de piel con ese tema, con muchas situaciones de conflicto".
Fue cuatro años directora de la Escuela Nº 10, ubicada en el corazón de Las
Tunitas: "La violencia es indistinta del lugar, las situaciones se dan en
establecimientos públicos y privados, en escuelas donde van chicos más humildes
y en otras que tienen una matrícula más de clase media o alta". Y explica que si bien el acoso escolar, como
concepto, no es algo tan común, sí se trabaja mucho en situaciones de conflicto
y de agresión.
"El contexto social es muy complejo y estas cuestiones
de violencia y acoso están atravesadas por los medios de comunicación y las
redes sociales", dice, en sintonía con las otras docentes consultadas.
"Nosotros tenemos una guía de orientación, un protocolo que incluye el
hostigamiento y situaciones de conflicto entre pares. Trabajamos desde los
cotidiano y en la prevención, pero se nota una presencia cada vez menor de la
familia en el marco de lo que le pasa al chico. Los docentes están atentos y
hacen mucho para evitar que avancen las burlas y los maltratos verbales, porque
una vez que el conflicto ya está lanzado es muy difícil frenarlo y se hace más
complejo el abordaje para revertirlo".
LAS CAUSAS DEL
BULLYING CRECEN
"Ya no ocurre como antaño en que padecían acoso escolar
aquellos con mayor rendimiento escolar o eran agredidos por ciertos atributos
físicos. Ahora cualquier motivo es una excusa para dañar", indica el
informe de Bullying Sin Fronteras. En este sentido, Mirta Villar agrega:
"hay burlas y agresiones verbales que hacen daño porque son dichas con
intención y repetidas hasta que reemplazan el nombre de la víctima, les dicen
gordo, paragua o bolita; pero también hay agresiones a alguien porque es tímido
o porque es buen alumno". La profesora de la Escuela Polimodal Nº 2
Florentino Ameghino pone el foco, además, en el rol de la mayoría silenciosa.
"Los grupos de alumnos suelen ser los que colaboran al comportarse de
forma pasiva, porque si no hubiera espectadores la agresión no tendría el mismo
efecto para los violentos o acosadores, por esa razón es fundamental no
quedarse al margen en estas situaciones, colaborar con la víctima".
Precisamente entre esas víctimas también están quienes
sufren por su belleza. "En el caso de las chicas, la belleza física, lejos
de resultar una ventaja puede convertirse en un problema porque son agredidas
sin piedad y reciben golpes, amenazas, burlas y ciberacoso en las redes
sociales por la sola publicación de una imagen", relató el Dr. Miglino.
"En el caso de los niños y los muchachos el foco
principal pasa por un pobre rendimiento en las actividades deportivas. En
general los acosadores toleran mejor a un compañero con buenas notas o con un
comportamiento fuera de los cánones del aula que a aquel que no juega bien al
fútbol, básquet, rugby, vóley o la actividad física que se desarrolle en la
escuela", agregó.
EL TOP 5 POR GÉNERO
Causas de bullying en
chicas
Belleza: 45 por ciento
Rendimiento escolar
superior: 25 por ciento
Características
físicas: 15 por ciento
Rendimiento escolar
inferior: 10 por ciento
Rendimiento deportivo
inferior: 5 por ciento
Causas de bullying en
chicos
Rendimiento deportivo
inferior: 35 por ciento
Rendimiento escolar
superior: 25 por ciento
Belleza: 20 por
ciento.
Características
físicas: 10 por ciento
Rendimiento escolar
inferior: 10 por ciento
EL BULLYING ESTÁ
MATANDO
"Desde el año 2013 sufrimos los homicidios de Nayra
Cofreces, cuyas asesinas fueron condenadas en Junín el pasado 2 de mayo (ese
día se conmemora el Día Mundial de la Lucha contra el Bullying) y Facundo en la
Provincia de Salta. Más los suicidios en La Pampa de Milton y de Francisco
Rodriguez en el Instituto ORT del barrio porteño de Nuñez, Oriana Belén Picotti
que se quitó la vida el año pasado en Entre Ríos, José que cursaba estudios en
la Escuela Técnica Nro. 3 de Zárate y hace pocos días Lara Tolosa en La Plata;
en una larga e intolerable secuencia de acoso escolar, ciberacoso, sufrimiento
y muerte", recordó el titular de Bullying Sin Fronteras.
"Cada día son más los casos de chicos que terminan en
el hospital luego de un continuado acoso escolar y los hospitales Gandulfo en
Lomas de Zamora, Mi Pueblo en Florencio Varela, Evita en Lanús, Paroissien en
La Matanza, Central de San Isidro y el Iriarte de Quilmes, Penna en Pompeya,
Piñero en Flores, Zubizarreta en Villa Devoto, Fernandez en Palermo, Pirovano
en Colegiales y Durand en Parque Centenario; entre otros que deben atender
golpes, fracturas y heridas de todo tipo causadas por niños y adolescentes a
sus compañeros durante las horas escolares en algún establecimiento público o
privado de la Capital Federal o de la Provincia de Buenos Aires",
manifestó Miglino.
La profesora Villar opina que los conflictos de las escuelas
van cambiando al ritmo en que cambian los conflictos en la sociedad. "Los
chicos pasan un montón de horas en las escuelas y ahí canalizan lo que les
pasa, lo que viven, lo positivo y también las cosas negativas". A estar de
la docente "en las escuelas siempre hubo conflictos, pero hoy los medios
de comunicación y las redes sociales agrandan el problema". Y con respecto
a la manera en que se instalan fenómenos como el del bullying reflexiona:
"A veces uno no se da cuenta del todo en qué momento se produjeron los
cambios, no te puedo decir si son 10, 20 o 30 años. Pero la violencia escolar,
el acoso, el famoso bullying, siempre estuvo, no creo que haya más casos, hay
más conciencia, se conoce mejor y se trabaja en ello y entonces se difunde
más".
Araceli De Vanna dice que la violencia en las escuelas crece
a la par que lo hace la desconfianza en la autoridad. "Sucede que en algún
momento del país se confundía autoridad con autoritarismo y eso llevó a que los
límites se hayan desdibujado. También se fueron rompiendo los vínculos y sin
esas relaciones no puede haber autoridad del docente, ni de la familia, ni de
nadie".
La inspectora explica: "Nosotros partimos del concepto
de que la violencia está instalada en la sociedad y lo que ocurre en las
escuelas como reflejo son situaciones de conflicto que se dan bastante seguido.
Lo primero que se hace es pensar en los chicos, tratando de salvaguardar la
integridad de todos, incluso del chico que es el agresor porque buscamos
abordar el problema y resolver lo que lo origina, no sirve castigar al chico
que se abusa de otro, lo que tenemos que lograr es que cambie".
Y retoma la idea ya expresada por Spanibello y Villar:
"Siempre es importante el otro, la intervención de los que a veces son
espectadores pasivos de las situaciones de acoso o de conflicto".
Sumado a la pasividad de los compañeros de clase que
presencia las situaciones de violencia o de acoso sin intervenir está el
corrimiento de la familia. "Antes acompañaban más, sobre todo en la
escuela primaria. La familia se fue corriendo de la escena y se profundizaron
dificultades. Antes la palabra del docente era sagrada, ahora se tiene que
ganar su espacio, hoy se discute todo y sobre todo la figura del adulto",
apunta De Vanna.
En esa línea agrega Villar que "el adolescente hoy
tiene sus reclamos... más reclamos que otras cosas. Me parece bien que tengan
reclamos y que les reconozcan sus derechos, pero a veces algunos olvidan el
correlato de las obligaciones".
Claro que antes de actuar "tenés que saber qué
pasa", apunta Spanibello. "Si
hay un problema casi siempre se lo puede solucionar, pero ante todo hay que
hacerlo visible. Por eso, como docente de clase, nunca tenés que dejar de
observar y considerar a ese alumno como una persona con su integridad y
entender lo que significa la empatía y la importancia del otro. Estas son
cuestiones y conceptos fundamentales que hay que abordar desde edad muy
temprana. Por eso es importante hacer campañas e instalar el tema en la agenda,
y para el abordaje concreto se requieren proyectos transversales con ejes
comunes, o sea, trabajarlo desde distintos enfoques y no en una sola área y no
hay que minimizarlo, es un tema instalado y actual".
Claro que para trabajar el tema con posibilidades de influir
positivamente en los chicos el equipo docente debe estar convencido de lo que
está haciendo. Por ejemplo, "debe comprender que ceder una hora de su
espacio curricular no es perder contenidos, porque darse tiempo para poder
hablar de lo que les pasa a los chicos es tan importante como el dictado de la
función lineal en matemática. Si yo no puedo entender que delante de mí tengo
un otro que la está pasando mal, difícilmente pueda ser agente de cambio".
La detección a tiempo del problema es una de las cuestiones
que preocupan a las tres docentes y probablemente al resto de sus colegas.
"No poder ver a tiempo el problema genera mucha dificultad", dice De
Vanna. Y postula que falla la detección temprana: porque "estamos en una
sociedad donde tenemos muchas ventanas abiertas en simultáneo, vamos atendiendo
un poquito cada cosa y se nos escapan situaciones esenciales como puede ser la
vivencia negativa de un chico que sufre y que tal vez arrastre secuelas
psicológicas que lo marquen de por vida".
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