1 de mayo de 2018
por
Mauro Carlucho
Nació el 29 de diciembre de 1963. Su DNI dice
que en Mar del Plata, pero es un tandilense más desde que llegó en el año 1983
para estudiar Ciencias Veterinarias. Desde chico pensó que su destino estaría
entre animales, pero la vocación apareció tiempo después en un escenario.
"A los dos años de estar en Tandil me di
cuenta que no tenía nada que ver con todo eso. Había algo de mandato familiar, además
había ido a una escuela agrícola y fue como seguir un camino. No tenía nada que
ver con las alpargatas, el cuenta ganado y todo eso que había en veterinaria.
En tercer año de la carrera, junto a otros amigos rebeldes, creamos la peña La
Gilada y empecé un taller de teatro con Liliana Iriondo y Adriana Calvar en la
vieja casa peronista. Ahí fue que me vio Carlos Catalano y me invitó a formar
parte de un proyecto con alumnos de distintas facultades. Todo eso fue
revolucionario para mí. Entraba al laboratorio y decía ¡¿qué hago acá?!. Así
fue que tome coraje y encaré a mis viejos para decirles que me cambiaba a
teatro. Me entendieron de una. Mi vieja es mi fan número uno y mi viejo siempre
fue un tipo que amaba la cultura. De chico nos llevaba a recitales, le gustaba
la pintura, el cine. Yo creo que esto me lo inculcó él", dijo sobre la mejor herencia que nos pueden dejar nuestros padres: la
libertad para elegir nuestro camino.
Junto a sus amigos "rebeldes" de la facultad le
dieron vida a Los Prepucios y representaron a veterinarias en las olimpiadas
interfacultades: "Fue algo mágico. Ganamos en teatro, nos dijeron de actuar
en la fiesta de fin de año de la facu y no paramos más. Fue como un cimbronazo.
Llenábamos las salas de Tandil y empezamos a pensar que se podía vivir de eso
aunque no teníamos un mango", recordó ante el micrófono de ElDiarioDeTandil.
Estuvieron juntos por 20 años y pasaron por
todas. Desde la tristeza absoluta por la muerte de un integrante (Esteban
Arana), a "pegarla" en Buenos Aires trabajando con Tato Bores o Julián Weich en
Sorpresa y Media. Fue importante el padrinazgo de Víctor Laplace, pero Los
Prepu tenían una propuesta divertida e innovadora para el momento. El lema no
era reírse de la gente, sino que la gente se ría con ellos. Además eran súper
atrevidos y con un gran poder de repentización. Cualidad inmejorable para la TV
de los 90.
Pepo aprovechó su estadía en Capital Federal
para seguir perfeccionándose. Hizo talleres de clown, teatro, comicidad, de guion
televisivo, etc. Fueron años muy movidos, de mucha adrenalina. Los ritmos de la
"Gran Ciudad" pueden llegar a ser desgastantes. Y más en una picadora de carne
como es la TV.
Fue así que en el año 2000 tomó la decisión en
familia de volver a las sierras. Lo hizo pensando en sus ganas, pero también en
sus hijos. Quería que tuvieran una infancia y adolescencia con otra calidad de
vida.
"Para ese entonces la escena local no era lo
de hoy. Había que remarla mucho. Venia Tristán y dos muchachas que no se sabía
ni quienes eran y vos no hacías función. Al principio la gente iba a ver las
obras locales porque tenían a dos o tres conocidos en el elenco, pero ahora
cambió la situación. Ya es una salida habitual ir a ver teatro. Se genera
muchísimo trabajo. Mucho teatro independiente. Debe haber dos o tres estrenos
por mes acá en Tandil. Eso es muchísimo, para una ciudad como Tandil. Y mucho
es de autores tandilenses, emprendimientos de teatro independiente. No sólo por
trabajos de la facultad. Hay gente que se está juntando porque tiene ganas de
mostrar lo que hace", dijo hace un tiempo en el ciclo
"Entrevistas" de Abra TV, el canal web de la Unicen.
Instalado en Tandil, se le comenzaron abrir
puertas y otras las generó desde su impronta. Marcela Juárez lo invitó a
sumarse como docente en el Club de Teatro, Carlos Catalano hizo lo propio en la
Facultad, encontró un espacio fértil en La Ñata Roja para volcar su
experiencia.
"Tengo mucho trabajo, no me puedo quejar. Me
convocan y tengo muy buena onda con todo el mundo. He hecho muchas obras para
gente de la facultad, para el ciclo Carne Fresca, que son directores que hacen sus
primeras armas. También en mi lugar en la Facultad, yo soy ayudante diplomado
de la cátedra que está a cargo de Mauricio Kartun, que se llama Practica
Integrada 1. Y el trabajo del ayudante es más del lado del alumno por decirlo
de algún modo, entonces es el que más se tiene que involucrar de los problemas
de los alumnos, el ensayo post ensayo, el que los tiene que incentivar a que se
animen, eso me lleva a tener una muy buena relación con los chicos. En el Club
tengo la llave, me manejo como en mi casa", dijo sobre
el presente. Además se hace tiempo para coordinar la Incubadora de Arte
"SustentArte", dependiente de la Secretaría de Extensión de la Facultad de Arte
en la Unicen, que asiste e impulsa a grupos de teatro independiente; forma
parte de Proyecto Mondo, que en septiembre estrenarán un nuevo formato con
música y más improvisación; por los 30 años de la Facultad reestrenará una obra
llamada "El cepillo de dientes", bajo la dirección de Carlos Catalano y bajo la
órbita de la Comedia Universitaria; continúa con los talleres por ciudades de
la zona y las funciones de improvisación; mas su presencia en el ciclo "Le
acompaño el sentimiento", que se emite todas las mañanas de lunes a viernes por LU22 Radio Tandil.
Trabajo, trabajo y más trabajo. En los tiempos
libes sigue a la "academia" Racing Club y les cocina a sus amigos cada vez que
puede.
Está en un momento pleno. En el año 2014
recibió un mimo que lo colmó de alegría al recibir La Nariz de Oro en el
Festival de La Payasada. Pero lejos de pensar en él y "agrandarse" por el
reconocimiento, Pepo puso el foco en la felicidad que le genera ver los nuevos
brotes de las tablas locales: "Lo más emocionante, es que todos mis alumnos
no habían podido ir al evento porque estaban trabajando de artistas. Y para mí
eso era la chochera más grande que me había pasado. Saber que alumnos tuyos
están viajando por el mundo, que gente que uno dirigió está en Ecuador de gira,
otros en Chile haciendo títeres, otro esta siempre de gira por Latinoamérica,
que otro tiene una sala, esas cosas me llenan de placer", dijo ante un
teatro colmado.
Hoy, juega para él, pero piensa más en los
otros. Primero en sus hijos y luego en todos los alumnos: "A mí me lo que más
me preocupa cuando llevo a los chicos al escenario, es que no sufran. Que no la
pasen mal, que no sea un mal trance. Lo mejor que te puede pasar es subir a un
escenario y disfrutarlo. Esa es mi locura, la pasión que me mueve".
Pepo es un buen tipo, sobre todas las cosas.
Muy querido en el ambiente y respetado por sus pares. Juega y hace jugar.
Disfruta su presente y se esfuerza por un futuro mejor.
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