14 de abril de 2016

Sociedad

Sociedad. Cosa de hombres

La mirada femenina La percepción femenina también forma parte de este cambio cultural. Son muchas las mujeres que prefieren a los hombres lampiños naturales o por obra y arte de los métodos depilatorios. "Yo soy pro depilación y pro recorte en zona genital", dice Roxana, de 35 años, que es empleada administrativa y está de novia desde hace poco tiempo. Paula, madre de hijos adolescentes, casada desde hace veinte años, reconoce que no hay nada mejor que tener sexo con un hombre sin pelos: "Es mejor porque se siente el contacto directo piel a piel y es más higiénico, y el sexo oral es más placentero". SOLO PARA VARONES Uomo abrió hace un año para ocupar un nicho vacante en el mercado local. Es el primer salón de depilación exclusivo para hombres. Andrés Ferrari explica el origen del negocio: "Mi mujer tenía otro salón de belleza exclusivamente femenino en el que recibía consultas de varones, eso sumado a lo que vimos que se venía en el mundo nos hizo plantearnos la posibilidad, porque mi mujer vivió en Europa y allá era una tendencia fuerte. Además lo veníamos viendo en el ambiente del deporte, donde nosotros nos movemos mucho, y hoy prácticamente todos los deportistas se depilan por una cuestión de rendimiento, higiene y de seguridad ante posibles lastimaduras". Ejemplifica en este sentido apelando al fútbol, disciplina donde prácticamente no quedan jugadores, al menos en el nivel profesional, que no se depilen: "Si te hacen masaje en las piernas y no estás depilado es muy doloroso y molesto, y cuando tenés algún corte es mucho más difícil que se te infecte o luego te salga un forúnculo, que son inconvenientes que te dejan afuera de un partido". Aunque menos populares que los futbolistas, los pioneros fueron los ciclistas. Porque una caída genera lastimaduras con cortes y laceraciones que, en presencia de vello, usualmente se infectan o generan contratiempos. "Hace mucho tiempo se rasuraban, pero el pelo vuelve a crecer rápido y encima viene con más fuerza, así que eran un poco esclavos porque tenían que hacerlo muy seguido, mientras que la depilación con cera les dura mucho más y como la raíz se va debilitando, cada vez tarda más en volver a crecer y disminuye incluso la cantidad". Pero, ¿por qué no agregar el servicio para hombres en el salón femenino? Porque, según Ferrari, a las mujeres les da pudor compartir el espacio con varones. "No les gusta estar en la sala de espera y que haya algún hombre, se sienten incómodas. La mujer es más prejuiciosa, en cambio el tipo que se va a depilar entra al lugar y no tiene drama, pero si hay mujeres se sienten incómodas". El cliente cero Antes de abrir su novedoso servicio lo promocionaron entre sus conocidos, sus amistades, los contactos del deporte y del salón de belleza donde atendían solamente mujeres. Pero el primer cliente, según recuerdan en Uomo, no respondió a ninguna de esas categorías. "No fue un conocido, ni alguien del deporte, ni el esposo de una clienta del otro salón. Le llegó el comentario, llamó por teléfono y pidió un turno". Era un hombre de unos sesenta años que pidió una depilación de espalda. "Antes de que abriéramos nosotros lo depilaba la esposa y ahora viene siempre porque lo seguimos teniendo como cliente". Los motivos por los cuáles prefirió cambiar las manos de su esposa por las de una depiladora experimentada son fáciles de entender: "Fue porque la esposa le hacía doler. No creas que esto es fácil, si bien lo puede hacer cualquiera porque es aplicar cera y tirar, hacerlo bien requiere una técnica para que al cliente no le cause dolor, es como cuando te ponen una inyección, alguien que no es profesional podría hacerlo, pero la mano es una parte importantísima del procedimiento". Y hablando del dolor, que es una de las barreras para que los hombres se atrevan a la depilación, Andrés explica que "la primera vez es algo nuevo así que podés sentir un dolor moderado, pero la segunda ya sabés a que te enfrentás y se vuelve un procedimiento natural; pensemos que las mujeres se depilan desde hace muchísimo tiempo y no ves a ninguna quejándose porque le duele". Deportistas lampiños El preconcepto de que la depilación es cosa de mujeres o de hombres no heterosexuales aún cala hondo en la sociedad de una ciudad del interior como esta. Pero no parece ser ese el motivo por el cual los varones no se atreven a dar el primer paso hacia el salón de belleza. El temor al dolor es una de las barreras de entrada al mundo del hombre metrosexual, que no tiene empacho en recurrir a tratamientos de estética variados. "Una vez que se animan van por todo", asegura Ferrari, y agrega que un caso testigo es el de los deportistas "que vienen porque es parte de la seguridad y eficiencia en el deporte pero una vez que se hicieron las piernas se embalan y se depilan todo el cuerpo". Si lo vamos a hacer, hagámoslo bien, recomendaba Alberto Olmedo en el sketch de "Álvarez y Borges", que compartía con Javier Portales. Y hablando de padecimientos, es bueno volver sobre ese tema que aún aleja a unos cuantos hombres que no se animan porque suponen que derramarán lágrimas a cambio de una piel lisa y tersa como colita de bebé. Es que el umbral de dolor del género masculino suele ser inferior al del "sexo débil". Acostumbradas al padecimiento supremo del parto, cualquier cosa que esté por debajo de esa incomodidad es pan comido para las mujeres, sometidas además durante siglos al patriarcado que reservó para ellas el deber de ser bellas a cualquier precio, mientras los hombres se abandonaban bajo el precepto "el hombre es como el oso, cuanto más feo, más hermoso". Por supuesto, el eslogan es para solaz de varones autocomplacientes, porque hoy día cuesta encontrar mujeres que estén de acuerdo con la idea de un negocio injusto que les exige belleza y cuidados a cambio de compartir el lecho con un descendiente de mono que aún conserva costumbres, maneras y pelos de primate. En algunas playas de Europa el concepto tiende a invertirse. Así lo explica Ferrari: "Vos ves cada vez más mujeres que no se depilan las axilas y al mismo tiempo más tipos que están todos depiladitos, hasta las cejas, todos prolijitos". ¿Hasta dónde? En Uomo el límite son los genitales. Solamente la región púbica se salva de la cera. “Después hacemos todo el resto, piernas, torso, espalda, brazos axilas, glúteos y tira de cola. ¿Cuánto cuesta? En Uomo hay una tarifa para cada parte del cuerpo, pero a medida que sube la superficie depilada, si se incluyen distintas áreas corporales, va disminuyendo el precio relativo. A día de hoy la tarifa unitaria es la siguiente. Piernas: $150 Brazos y manos: $150 Axilas: $50 Espalda: $110 Pecho y abdomen: $280 ¿Cuánto duele? “Lo que más duele son las partes que están pegadas al hueso”, asegura Ferrari. Reconoce que se depila íntegro desde que abrió el local porque “no podía promocionar el servicio pareciendo un mono peludo” y desmitifica: “La cola no duele, la espalda tampoco, el pecho duele menos que las piernas”. EL DEPILADO MÁS MEDIÁTICO Mientras unos piden no ser identificados por temor a las cargadas, otros rompen la barrera del prejuicio que postula que “depilarse no es cosa de hombres”. El abogado Claudio Castaño es pionero en el tema de la depilación masculina y antes de hacerle las preguntas de rigor le preguntamos si  podemos nombrarlo en el reportaje. “Metele, cero drama. Además, qué le hace una Lancha más al Tigre”, bromea. El abogado, quien se depila íntegro desde los 22 años, niega que la depilación de la zona genital sea la más dolorosa. “No es tan doloroso como lo pintan. Es de no creer  pero en mi caso las zonas más sensible son los dedos de los pies y las axilas”. También derriba la creencia de que la depilación de los genitales viene acompañada por una excitación involuntaria. “Eso es un mito hasta donde yo sé, si llegás a tener una erección durante la depilación del pubis es porque tenés una veta masoquista importante”. Castaño, quien es depilado en un salón de la Galería Panamericana por una mujer que lo atiende hace años, exhibe cierto expertise en el tema: “No cometan el error de rasurarse antes de ir a la depiladora porque corren el riesgo de que crezcan dos vellos en el mismo bulbo piloso, además, cuanto mas largo es el vello mejor sale con la cera”. Explica que “es más higiénico en todo sentido estar depilado” y reconoce que lo único que no se depila es la parte interna de las piernas, donde no le crece vello “por el uso de años de botas de montar y el roce constante con el caballo”. Asegura que la remoción del vello “te estiliza en todo sentido, a los bajos nos hace ver piernas más largas… todo se ve más largo”. Como naturalmente no tiene pelo en espalda y muy poco en el pecho, el abogado termina con la ceremonia que lleva a cabo cada mes y medio en alrededor de una hora y cuarto. ¿Qué hace durante esos pasivos 75 minutos? “Miro la tele,  me mato de risa Marcela (la depiladora) y me entero de los chismes, las depiladoras y los peluqueros son la mejor usina de datos para esas cosas”. EL MÉTODO DEFINITIVO Para los hombres que no quieren pasar el resto de su vida en sesiones mensuales existe la depilación definitiva. El cirujano en medicina estética y reparadora, Roberto Armendáriz, trabaja con dos métodos alternativos y complementarios; láser y luz pulsada intensa. Ambas técnicas consisten en transmitir un calor intenso concentrado a través de cada pelo “para vaporizarlo junto con la raíz”. Ese calor generado por la luz concentrada del láser o la luz pulsada se propaga por el cabello oscuro, como una remera negra se calienta en un día de verano porque el color absorbe la luz. Por esto mismo, la técnica no se aplica a personas con vello blanco o rubio y tampoco sirve para pelirrojos. Por el mismo principio, las personas con piel más oscura obtienen resultados más lentos ya que “hay que hacer las sesiones con menos potencia para no quemar la piel junto con el pelo”, señala Armendáriz. Tanto el láser como la luz pulsada intensa consiguen el mismo resultado: “Eliminar el bulbo piloso, o sea matar la raíz para que el vello no crezca nunca más”, explica el profesional, y dice que las dos alternativas “tienen sus pro y sus contra”. El láser actúa pelo por pelo, por eso el proceso es más lento pero mata la raíz mucho más rápido. La luz pulsada abarca una zona más amplia pero el poder de la luz es menor por lo tanto hacen falta más sesiones “pero es menos molesto para el paciente”, señala el cirujano, y aclara que “lo de la molestia es relativo al umbral de tolerancia al dolor de cada paciente y además se va aplicando frío durante el procedimiento”. Cualquier parte del cuerpo se puede depilar con estos métodos. “Pecho, espalda, pubis, cavado. También hay hombres que se depilan alguna parte del rostro porque quieren tener menos cantidad de barba o que no les crezca en algún área puntual”. Armendáriz apunta que “hay hombres que se hacen un par de sesiones y ya quedan contentos con el resultado porque logran eliminar un porcentaje del vello y con eso ya se ven bien, mientras que otros apuntan a la depilación total”. Las sesiones se hacen una vez al mes porque “hay que agarrar el vello en la etapa de crecimiento para maximizar la eficacia del procedimiento; la segunda se hace al mes, la tercera a los 35 o 40 días, se va espaciando a medida que el vello va muriendo”. La duración del tratamiento completo varía de acuerdo a la cantidad de pelo y al vigor del mismo, “mientras más grueso es el vello es más fuerte y cuesta más eliminar el bulbo piloso, también influye el tipo de piel; pueden ser dos sesiones, pueden ser cinco, depende de lo que el paciente quiera lograr”. Al consultorio de Armendáriz entran muchos varones por razones estéticas. “Los tratamientos de rejuvenecimiento facial son cada vez más populares entre los hombres porque sin pasar por el quirófano, con un mix de técnicas no invasivas, en un par de sesiones quedan con el rostro mucho más joven y el resultado se ve de inmediato, en ese sentido los varones representan un 40 por ciento de los pacientes”, dice el cirujano, pero concede que “en lo que respecta a depilación definitiva solamente un diez por ciento son varones, porque muchos todavía prefieren sufrir con la cera”. Caro, pero el mejor Comparado con la depilación tradicional el método definitivo parece más caro, aunque si se hace la proyección en el tiempo termina siendo mucho más económico y libera al hombre de una rutina mensual. Los costos son por sesión y hay que multiplicarlos por la cantidad de sesiones que lleve el tratamiento completo, que como se dijo depende de varios factores, incluyendo el momento en que el paciente se siente satisfecho con el resultado. Piernas, de la rodilla hacia abajo: $900 Piernas completas: $1500 Axilas: $650 Rostro: $650 Cavado: $850 PONER EL CUERO Para hacer este reportaje consultamos a casi una decena de hombres que se depilan. Ninguno coincidió en la respuesta a la pregunta del millón: ¿Cuánto duele depilarse? Y los que ofrecen el servicio, por razones de mercadotecnia, podrían no ser del todo sinceros en la respuesta. Con eso en mente uno de los periodistas de El Diario de Tandil se sometió a ambos tratamientos, depilación tradicional con cera y depilación láser. En el primer caso el área expuesta fue la espalda. “No podría decir que no me dolió, pero es una molestia menor y perfectamente tolerable. Pero les recomiendo que si lo van a hacer se preparen para dos o tres pasadas, porque primero te quitan el vello a contrapelo y luego hacen uno o dos repasos, así que te conviene estar preparado mentalmente. La verdad que se tolera muy bien”, contó el colega. Con respecto al resultado explica: “Estoy lejos de ser un metrosexual pero la verdad que el vello en la espalda no es para nada agradable, mi esposa nunca me había dicho que no le gustaba pero ahora que me vio depilado creo que no tengo retorno, y debo confesar que estéticamente me gusto más, para qué negarlo”. Para la depilación laser el periodista se sometió brevemente a un tratamiento en el rostro. “No hice una depilación completa porque la barba no me molesta, no quiero perderla, pero necesitaba saber qué se siente”. Explica que “en principio es un calor difuso pero luego se hace más notorio, te van poniendo una especie de compresa fría y con eso es suficiente”. Aquí tampoco se puede hablar de un dolor que cierre la puerta de entrada a la depilación, pero recomendó prepararse mentalmente “para el olor a pelo quemado”. [gallery ids="124083,124084,124085,124086"]

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