12 de septiembre de 2018
La afirmación corresponde a Diego Díaz, empleado de Vía Bariloche, quien se desempeñó en la empresa de Mario Morel durante años. Es que la situación actual de los ex trabajadores de Río Paraná está muy lejos de ser el "lecho de rosas" que le prometieron desde la compañía que llegó a nuestra ciudad cuando a la empresa tandilense le quitaron sus rutas provinciales. Al día de hoy, muchos de ellos no tienen una tarea asignada y, quienes sí la tienen, lo hacen en condiciones no convenientes, lo que significa un abuso hacia el empleado y pone en riesgo la integridad de los clientes.
"Algunos fueron absorbidos, otros no. Por ejemplo, personal de administración y taller, hoy se encuentra sin trabajar. Algunos terminaron arreglando muy por debajo de lo que correspondía, por necesidad, y otros lavan colectivos a la intemperie en la terminal", contó Leandro, explicando apenas uno de los puntos preocupantes que viven los trabajadores.
Otra de las cuestiones es el tema salarial. Los choferes están lejos de cobrar lo que indica el Convenio Colectivo de Trabajo y se les entregan viáticos insólitos de, como mucho, $500, cuando la Ley resalta que deberían ser de unos $1200. "Vía Bariloche se queda unos $17000 por empleado. Y si tiene tres mil, le da para comprar cuatro colectivos por mes", contó Diego Díaz. "En Río Paraná no cobrábamos por banco, pero siempre nos cumplieron con todo a rajatabla: feriados, descanso, francos o lo que sea", comentó Leonardo Iñarrea. "Todos los días 28 nos daban vales que después canjeábamos en ventanilla", agregó.
El descanso de sus choferes es otro de los puntos que la empresa que llegó a nuestra ciudad hace unos meses no respeta. "Es gravísimo, dormimos en colchones finos, sin almohada ni sábanas. Los baños son un desastre, para pegarse una ducha hay que hacer cola. No se hacen cargo de nada, no les importa si salís descansado o no, y uno no puede trabajar así. Hay varios trabajadores que estamos con carpeta psicológica por la presión que nos ejercen", contó Diego Díaz, quien detalló que hay empleados que salen de Tandil a las 13.20, llegan a La Plata a las 20, y a las 22 emprenden nuevamente viaje a Bahía Blanca. "Todos estos tramos, además, subiendo y bajando bolsos, no descansamos ni un poco. Te explotan completamente", expresó.
Además, lamentaron la poca acción política del Municipio para salvar a la empresa. "El gobierno local nos hizo caso omiso. Se hicieron dos o tres reuniones para la foto, pero después nos sentimos desamparados. Sí quiero destacar las intenciones de Rogelio Iparraguirre, que en todo momento intentó buscar una solución, pero lo dejaron solo", expresó Leandro.
Por último, contaron que estas quejas no llegan a ningún lado, pues los pasan de teléfono en teléfono, sin brindarles ninguna solución. Lo contrastaron con lo vivido en Río Paraná, donde tenían trato directo con los dueños.
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