12 de junio de 2025
Aristimuño vuelve a Tandil con una formación en trío que recorre toda su discografía. Hablo con El Diario de Tandil sobre el show, el interior del país y como seguir siendo un artista nuevo con 20 años de carrera.
por
Brando Bruni
A 21 años del lanzamiento de su primer disco y
con una carrera que ya lo ubica entre los artistas más influyentes de la música
popular argentina, Lisandro Aristimuño llega a Tandil el sábado 28 de junio con
una propuesta renovada, pero fiel a su esencia: una música tan propia que
trasciende formatos y géneros. Lo hace como parte de una extensa gira nacional
e internacional, y con un espectáculo en formato trío que recorre toda su
discografía, en un juego permanente entre lo acústico, lo eléctrico y lo emocional.
Este 2025 encuentra a Aristimuño en plena
actividad creativa y con una agenda cargada. Entre presentaciones en Paraguay,
Chile, Uruguay, España y diversas ciudades argentinas, Tandil será una de las
paradas de una gira que lo tiene profundamente conectado con sus raíces: "Desde
que arranqué y empecé a girar, tengo muy presente el interior del país, tengo
una ideología bastante federal. Al ser de Viedma, me acuerdo cuando venía a
tocar alguien de Buenos Aires, era maravilloso. Aprendíamos de ir a verlos,
escuchar otra cosa. Me quedó eso y todos los años trato de ir a la mayoría de
los lugares del interior. A Tandil ya fui varias veces. Me encanta recorrer
nuestro país, sobre todo compartir la música con un público con el que tengo
relación porque soy del interior, es como ir a ver a mi familia".
La presentación en Tandil será en Glow Disco,
y promete un recorrido sonoro que, como él mismo describe, atraviesa muchos
climas: "Esta gira es formato trío, bajo, batería y yo. Recorro todos mis
discos, hago un repertorio pasando por toda mi discografía. El show tiene una
parte más rockera, otra más acústica poniéndose más fogonero. Al final se pone
más electrónico y rockero". Un viaje musical que integra temas clásicos,
canciones poco tocadas y otras que resurgieron con fuerza en esta nueva
formación: "Buscamos los temas que mejor suenen con esta formación. Incluso hay
canciones que tocamos pocas veces, que volvieron a salir. Canciones que hace
mucho no hacíamos y volvieron a la lista".
Con "El Rostro de los Acantilados", su más
reciente disco de estudio -incluido entre los 10 mejores de 2023 por Rolling
Stone Argentina- y su versión en vivo "El Rostro y La Luna", grabada en el Luna
Park, Aristimuño confirma una vez más su vigencia. Y también su singularidad:
una identidad sonora tan particular como reconocible. "Creo que tiene que ver
con una búsqueda. También soy productor artístico, dentro de mi carrera busqué
tener un sonido particular, propio, sin establecerme en ningún estilo. En las
sonoridades es donde más tengo patentado el audio. Trabajo mucho con máquinas y
esa unión con lo acústico siempre me gustó".
Desde su debut en 2004 con Azules Turquesas,
hasta su consagración con nueve Premios Gardel, una nominación al Latin Grammy
y el Premio Konex, su evolución se sostiene sobre un principio que no negocia:
la autenticidad. Y una conexión profunda con su lugar de origen. "El tema que
soy de la Patagonia, eso también tiene que ver en cuanto a poder encontrar otra
forma de decir las cosas, sobre todo en las letras. Nací ahí y creo que tuvo
mucha influencia en la sonoridad. Siempre que voy cambiando los formatos,
siempre está la identidad".
A pesar de su larga trayectoria, Lisandro aún
recibe comentarios que lo ubican en un lugar de "nuevo artista". Una percepción
que lo desconcierta, pero que también dice mucho de la huella fresca que sigue
dejando: "Me sorprende cuando me dicen que soy nuevo, mi primer disco salió
hace 21 años. Me sigue sorprendiendo también que la gente me vea y no me deje
crecer como persona, que tengo canas. Me empezaron a escuchar cuando era chico,
ahora tengo 46 años, soy padre, pasaron muchas cosas. En ese momento, cuando
salió toda esta camada de cantautores, marcó algo muy fuerte en Argentina, como
ahora es fuerte lo urbano, y calculo que quedó como esa noticia. Salimos con
las guitarras criollas, muy basados en la canción y en las letras, y eso generó
algo explosivo y éramos un montón".
Aquella camada también compartió una ética
común: la autogestión, la independencia, el uso pionero de internet para
difundir música y las dificultades del contexto post-Cromañón. "La
independencia y la autogestión fueron muy fuertes. Cada uno empezó a
promocionar su música y apareció internet y eso nos sirvió mucho. Y que haya
sido después de lo de Cromañón también fue algo muy fuerte, no dejaban tocar
con bandas en los bares, entonces todos nos achicamos".
Hoy, a más de dos décadas de ese inicio,
Lisandro Aristimuño sigue girando con entusiasmo, llevando su música a cada
rincón y sosteniendo intacta su pasión. "Sigo sintiendo las mismas cosas de
siempre, me sigo emocionando. Soy músico porque realmente amo la música, soy un
melómano. Si no fuese músico, estaría con algo relacionado, porque es algo que
me apasiona".
El sábado 28 de junio a las 20 hs, Tandil será testigo de ese amor en forma de canciones, texturas y emociones. Las entradas pueden conseguirse en Manhattan (Chacabuco 873) y en www.todopass.com.ar
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