4 de junio de 2025
Pepe Cibrián reestrena una de sus obras más emblemáticas, a cuatro décadas de su estreno original. Este viernes, Calígula llega a Tandil con una puesta renovada, pero con la misma potencia. El autor habló de la obra, la actualidad de la escena musical y el recuerdo de Ángel Mahler.
por
Brando Bruni
Este viernes, Tandil recibirá a una de las obras
más emblemáticas del teatro musical argentino: una versión completamente
renovada de Calígula, de Pepe Cibrián. Es su obra más querida y más personal.
A 42 años de su estreno original, Cibrián
dirige esta nueva puesta con dirección musical de Martín Bianchedi y un elenco
joven que promete una experiencia estética y emocional arrolladora.
"Calígula me ha dado mucho y la amo, es la
obra que más me gusta de las mías", afirma Cibrián con una emoción que
atraviesa las décadas. Estrenada originalmente en 1983, en plena dictadura
militar, la pieza fue una declaración camuflada pero rotunda. "No fui un héroe
ni un revolucionario, pero fue lo que yo necesitaba decir. Venían los del
Ministerio del Interior a ver los ensayos. Teníamos una versión que era como
Walt Disney y otra que era la obra. No entendían nada. Como era musical, habrán
pensado que era una revista, gracias a lo cual no me la prohibieron". En su
esencia, Calígula es una crítica feroz al poder, un reflejo de la brutalidad de
aquel contexto y, a la vez, una obra de vigencia inquebrantable. "Una vez que
terminó la dictadura, la volví a hacer en varias oportunidades, y hay tantas cosas
que siguen igual. Esto es lo interesante de la obra, poder analizar por qué una
sociedad repite tantas situaciones que como ciudadanos nos afectan".
La puesta que llega a Tandil es esencialmente
la misma en su estructura, pero revisada con la madurez del tiempo. "Tiene que
ver con mi vida. Siento que el fundamento de la obra es el mismo, cambia la
percepción", reflexiona. En esta nueva encarnación, Calígula se presenta como
una tragedia inevitable, donde el poder corrompe, el pueblo sufre y el conflicto
se repite bajo nuevos rostros. "En todos los gobiernos que he vivido, siempre
es el mismo texto dicho de distinta manera, algunos como ahora muy
agresivamente, otros siendo más demagógicos. Lo que queda es el conflicto que
estamos viviendo, que tiene que ver con la impotencia del pueblo".
La obra llega con una producción ambiciosa,
que incluye un equipo de 25 personas en gira y una cuidada propuesta escénica.
"Es una producción sumamente atractiva, con un elenco maravilloso, de mucha
gente joven. Además, el vestuario, las luces, el sonido, todo lo que implica el
hecho estético de la obra". Pese al complejo contexto económico actual, Cibrián
no duda en salir de gira. "Más allá de ganar plata, porque en algunos lugares
llenamos y en otros no, el placer que me causa recorrer el país con mis obras
es inconmensurable".
Figura central del teatro musical argentino,
Cibrián reconoce que su recorrido se construyó a base de confianza, riesgo y
una cuota de azar. "Lo que me pasó se debe a quien confía en uno. Yo tuve el
privilegio y el delirio de en el año 91 haber llamado a Tito Lectoure, dueño
del Luna Park, porque no tenía nada más que deudas. Me dio una cita, le dije
que tenía un proyecto, pero no tenía nada. Sabía que iba a llevar algo y entre
tantas cosas, se me ocurrió Drácula. No sé qué le conté y fue el factor suerte
estar en el momento y el lugar apropiados. Apostó a esta propuesta y me cambió
la vida".
Sin embargo, no deja de señalar las
dificultades para que las nuevas generaciones encuentren su lugar. "Que surjan
los jóvenes no es fácil, el sistema empresarial no apuesta por ellos. Apuestan
por tiktokers o standaperos, que me parece muy digno, que llenan, pero no hacen
una segunda función porque están cansados. El éxito no es llenar un día, sino
toda una vida, fracasar y volver a triunfar". Cibrián reconoce que existe una
cantera inmensa de talento en el teatro alternativo, pero que es muy difícil
que eso trascienda sin respaldo. "Hay más de 400 teatros alternativos. Es muy
difícil que eso trascienda".
La crítica también se extiende a las adaptaciones
importadas de Broadway. "Vienen probadas pero también les va como el culo.
Traen cosas que a mí me parecen idioteces. Sé cómo es nuestro público. Una
empresa muy importante que traía Los
Miserables, El Fantasma de la Ópera, La Novicia Rebelde... se fueron
después de algunos años. El público argentino es bastante nacionalista, no le
divierte mucho esa cosa robótica, que tienen que mover el brazo igual que en
Broadway. Me lo han dicho los directores, encantadores, asombrados por mis
producciones, preguntándome de dónde saco esta sangre. Porque ellos son todos
de plástico. Así somos los argentinos para todo, ese esfuerzo mantiene el
teatro en Argentina, nunca tuvimos ayuda del Estado, no es solo Milei que saca
todas las ayudas".
Esa falta de apoyo estatal a la cultura lo
indigna profundamente. "Todas las figuras deberíamos salir. Nunca me ha
regalado ningún Gobierno, ni quiero ni necesito. Pero hay que darle a los que
necesitan para subir a un escenario, que necesitan para una luz. Dáselo a
ellos, que son los que necesitan. A pesar de eso, en Tandil, en Buenos Aires,
donde sea, hay teatro, igual de bueno en todos lados".
Sobre Tandil, expresa un cariño especial: "La
gente de las provincias tiene una calidez y una ternura muy especial. Es un
placer llevar la obra a Tandil y a todos lados, tienen una forma muy especial
de ser generosos".
Finalmente, la emoción del reencuentro con
Calígula está teñida por el dolor reciente de la pérdida de Ángel Mahler, su
histórico colaborador. "Para mí, Ángel ha sido como un hijo. Él tenía 22 años
cuando buscamos un arreglador para la primera versión de Calígula. Ahora
estábamos distanciados, pero ¿cómo no me va a pegar? Es como un matrimonio que
está separado y uno se entera que se murió el otro. Es una parte de mi vida muy
importante, fueron 42 años, más allá de los altibajos. Tantas alegrías, tanta
lucha. Es muy difícil imaginarlo muerto. De cualquier manera, su obra permanece
y eso es lo importante".
"Calígula" se presenta este viernes 6 de junio a las 21 horas en el Teatro del Fuerte (Fte. Independencia 360). Las entradas se consiguen en Manhattan Instrumentos Musicales (Chacabuco 873) o a través de www.todopass.com
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