DIALOGO

El trabajo de los psicólogos en Vientos de Libertad

18/10/2024

Se trata de una organización comunitaria, social y política que brinda un acompañamiento integral a personas con problemáticas vinculadas al consumo.

Los profesionales que trabajan en la organización comunitaria dialogaron con el licenciado Angel Orbea, presidente del Colegio de Psicólogos Distrito VIII sobre el abordaje del psicoanálisis en personas con problemas de consumo, en un contexto difícil donde la Salud es objeto de abandono y desregulación por parte del Estado. (bajada)

Vientos de Libertad es una organización comunitaria, social y política perteneciente al Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) que brinda un acompañamiento integral a personas con problemáticas vinculadas al consumo. Cuenta con casi 100 espacios en todo el país: 86 centros barriales y 13 casas convivenciales, una de ellas en nuestra ciudad -en la que viven unos 20 chicos- a la que se le suman los 2 centros ambulatorios barriales en Movediza y Villa Aguirre.

Desde el Colegio de Psicólogos provincial Distrito VIII buscan destacar el rol de los profesionales que trabajan en un ámbito terapéutico de esas características, visibilizando cuáles son los aspectos que ellos subrayan desde la experiencia que están llevando a cabo. 

Ivana Di Noyo (residente del PRIM-Programa de Residencias Integradas Multidisciplinarias), Guadalupe López, Silvina de Esteban, Aldana Giannasi y Marcos de Giussepe integran el equipo de Vientos de Libertad-Tandil, la única sede que la organización tiene en el Distrito.    

"En el tiempo que llevo trabajando en el espacio me han surgido más preguntas que conclusiones y una de las más relevantes, como practicante del psicoanálisis, es en relación a la tensión que existe entre lo colectivo y lo singular en el trabajo con los grupos", afirma Ivana di Noyo, quien eligió la organización para la rotación que forma parte de su formación como residente.

¿Qué aporta el psicoanálisis en este tipo de ámbitos terapéuticos?

Siempre aporta algo y creemos que desde la práctica en un grupo podemos ir detectando algunas señales de  la subjetividad para ir rescatando.

Silvina de Esteban es psicóloga en la casa convivencial, desde hace casi 2 años. "En mi caso, trabajo en terapias individuales con los chicos internados. Retomando la pregunta, los psicólogos de Vientos de Libertad tienen una formación psicoanalítica y una de la apuestas de este espacio es escuchar algo de la subjetividad de cada uno de los pibes que llegan, sin que queden atrapados en una identificación del tipo "hola, soy el adicto": intentamos ir más allá de eso atendiendo a la singularidad.

Guadalupe Gómez es psicóloga de la casa convivencial desde hace 3 años cuando se radicó en Tandil, proveniente de Tigre donde también trabajó en una de las casas de la organización. "Vientos de Libertad ofrece a los psicólogos y psicólogas de las casas convivenciales un espacio semanal de supervisión y formación en psicoanálisis con un docente de la UBA (Universidad de Buenos Aires) con mucho recorrido. Allí, todos los colegas del país podemos estudiar y volcar nuestras dudas.

El proyecto cuenta con otro dispositivo, una especie de casa a "medio camino" -en conurbano- donde pueden residir quienes ya están rehabilitados y tienen autonomía suficiente como para buscar trabajo y evitar el retorno a la situación de origen: ese dispositivo cumple un rol muy importante porque muchos de ellos vuelven a los lugares de los que vinieron o terminan en pensiones, quedando nuevamente expuestos al consumo y a la violencia por las que arribaron al tratamiento", añade López.

Aldana Giannasi trabaja en uno de los espacios barriales que funcionan en nuestra ciudad: "estoy en el de Villa Aguirre desde que se armó el proyecto de Vientos en Tandil. Es un proceso interesante el trabajo del psicoanalista en ese espacio porque permite un cruce entre el psicoanálisis con una perspectiva más social y comunitaria, una herramienta que, al menos cuando yo estudiaba y me formaba, no estaba tan presente en los planes de estudio y constituye un aporte muy importante.  Por otra parte, Vientos de Libertad es una organización horizontal en cuanto a los roles asignados a quienes conformamos el equipo y ese hecho ya constituye una experiencia muy enriquecedora para nuestra práctica profesional", sostiene.

¿Cómo definirían esos ámbitos de trabajo en tanto espacios de salud mental?

Se trabaja interdisciplinariamente armando red, se articula con el CPA (Centro Provincial de Adicciones) o con psiquiatras que están en Salud Mental -en los casos de los chicos que están bajo tratamiento con medicación- y, de manera permanente, estamos en diálogo con el con el centro de salud y con la mesa barrial. De hecho, en Villa Aguirre trabajamos junto con la gente que vive el ex edificio Tarrabuella, donde se logró -en articulación con el MTE- que se mejoraran las condiciones habitacionales de unas 12 familias.

Trabajamos desde el paradigma de la complejidad: no pensamos solo en términos de un sujeto intrapsíquico sino en otros muchos factores que hacen a la materialidad de sus condiciones de vida que se intentan garantizar con lo que se puede, lo cual casi siempe es escaso. Sin embargo, a partir de ese trabajo de mejoramiento habitacional, desde Vientos de Libertad hemos podido acercanos -a través de un espacio de escucha y de un encuadre acordado- a situaciones de convivencia, consumos y violencia entre vecinos. 

Marcos de Giussepe trabaja en el espacio barrial de Movediza, desde hace unos meses: "allí el tratamiento es ambulatorio, se trata de un primer nivel de atención y acompañamiento. Volviendo al disparador propuesto, creo que el psicoanálisis viene muy bien en estos contextos porque muchas de las personas que se acercan hablan por primera vez de sus historias", subraya.

¿Cómo se organiza el trabajo en cada dispositivo?

De manera interdisciplinar junto con trabajadores sociales, coordinadores y acompañantes terapéuticos. En la casa convivencial, la persona rehabilitada puede convertirse en coordinador, lo cual constituye un gran estímulo para quienes se encuentran en tratamiento. En los espacios barriales también trabajamos con los familiares para abordar todo el entramado que acompaña el proceso. Además, tenemos un espacio grupal para los chicos que asisten al tratamiento ambulatorio.

¿Cuánto tiempo dura el tratamiento?

Aproximadamente entre 10 y 12 meses. Para ingresar a la casa convivencial es necesario ser mayor de 18 años. Hoy, tenemos un promedio de internados con unos 20 años. En los barriales, se acercan a participar de los talleres desde más chicos, 15 años aproximadamente. Al principio, no surgía la demanda, pero en la actualidad esa demanda es directa, ya sea porque conocen a alguien que hizo el proceso y lo ven bien o porque acuden al espacio de consulta a raíz de lo que ya conocen de la organización.

¿Cuáles son las principales dificultades a las que se enfrentan?

En líneas generales, la organización de los recursos. Las condiciones materiales de trabajo son un problema siempre. Pero, a favor de la experiencia que desarrollamos, el trabajo en equipo e interdisciplinario es muy sólido y fuerte. Y siempre hay una gratificación mayor cuando podés contribuir con la escucha y la presencia a las condiciones de vida y el sufrimiento psíquico de quienes no tienen acceso de otra manera. Muchos de los que están internados provienen de situaciones de muchísima vulnerabilidad y éste es un primer espacio en el que alguien les pregunta cómo están y los escucha. Se convierten en sujetos y no en desechos de la sociedad. 

Se puede hacer mucho con poco, eso es indudable y es una de las fortalezas de esta organización.


Envia tu comentario

Los comentarios publicados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de sanciones legales. Aquel usuario que incluya en sus mensajes algun comentario violatorio del reglamento sera eliminado e inhabilitado para volver a comentar. Enviar un comentario implica la aceptacion del Reglamento


2008 - 2024 © www.eldiariodetandil.com | Todos los derechos reservados