16 de noviembre de 2022
El Centro Cultural Universitario es la sede
para esta iniciativa que durante sábado y domingo reúne propuestas de
presentaciones de libros y talleres además del espacio de Feria con más de 60
experiencias editoriales y gráficas.
Minga es organizada por la Librería la
Bullanga, la Biblioteca Popular J.A.Salceda, las Áreas de Políticas de Género y
de Cultura, AbraTV y la Secretaría de Extensión de UNICEN, recibiendo el apoyo del
Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires, del Banco Credicoop y la Cooperativa
Geneos.
"Oye
cómo ladra el lenguaje de la frontera", leyó Minga, por ahí. Y como Minga,
conoce bien, a esas perras negras que son las letras, ha decidido correr el
riesgo de una fiesta indómita al reunirlas en las sierras. Un lugar ideal para que
puedan retozar sin bozales las lágrimas de una joven poeta o el ceño amargo de
unas crónicas nocturnas, con sirenas policiales y guardia médica.
En Minga, también encontrarán sosiego esos
ojos omnívoros que no se deciden -no pueden ni quieren-entre el cuento
asfixiante transcurrido en una tarde con siesta y mosquitos, el ensayo acerca
de la construcción de otredades y la novela ambientada en un futuro distópico y
brutal.
Minga, intentó idearse a sí misma y darse
forma. Y al pensarse entendió que es una criatura abyecta con tantas cabezas y
manos manchadas de tinta, que se supo para siempre inacabada, entonces se
sirvió un vasito de caña y se frotó las (¡muchas!) manos.
Minga, miró con una de sus cabezas -una que
tiene barba y labial rojo- hacia el este y vio tres sombras que la observaban.
Se reconocieron mutuamente, como quien recuerda un rostro de una sala de espera
compartida, pero se dijeron la verdad esa, la que nace y muere en la vereda de
los bares, antes de cerrar.
Así Minga supo que va a lidiar con seres que
cultivaron la desconfianza y alardearon incomodidades. Minga se vio cruzando un puente hacia otros
tiempos, cuando el gordo Soriano dejaba Tandil, cuando Dipi se acomodaba en El
Ideal para escupirle al tedio y cuando el polaco joven-viejo Gombrowitz
reconocía su anhelo de encontrar la forma para la inmadurez.
Se está poniendo cada vez más lindo, pensó
Minga, este picnic desbordado de teclas, tinteros, bollos de papel, mate
amargo, manos sudadas, biromes sin capuchón, anteojos de presbicia y vasos,
vasos, vasos.
Minga se piensa como un enjambre de rumores
impresos, como un artificio donde lectoras y lectores, podrán husmear
panfletos, libros, fanzines, manifiestos y diarios de viajes.
Minga, se presenta - inédita e inexperta- a
quienes la conforman y a quienes la visiten, como una posibilidad de encuentros
presentes y una usina de escrituras y lecturas futuras.
Pueden consultar las imperdibles propuestas en
el IG: /minga.tandil.
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