23 de octubre de 2021
A la película la
precede un título movilizador y de interpelación inmediata con una realidad
compleja de muchas chicas de nuestro país...
Sí, el título fue motivo de varios debates y
reflexiones conmigo misma y con el resto del equipo. Todo el proceso fue
consensuado aunque la coordinación y dirección estuvieran a mi cargo. No
hubiera podido tomar algunas decisiones sin el apoyo permanente del equipo, no
sólo en los aspectos técnicos. A lo largo del rodaje, estuvimos atravesades por
mucha emoción, tanto quienes estábamos detrás de cámara como las chicas que
conocimos a lo largo de tantos días, en los hospitales. Hemos contado también
con el apoyo de los equipos de salud que nos fueron abriendo las puertas de su
trabajo cotidiano, lo que fue fundamental para nuestro trabajo.
El título alentó un debate muy importante
porque coincidió con la campaña "Niñas no madres", a partir del caso Lucía, la
niña tucumana que fue obligada a parir aún cuando ella suplicó "sáquenme lo que
el viejo me puso adentro" y a quien el Estado privó de interrumpir su embarazo.
Fue un caso emblemático en las banderas y luchas importantísimas que volvieron
a visibilizar. Toda esa atmósfera resonaba durante el trabajo con "Niña mamá"
porque, si bien no habíamos accedido a un caso similar, conocimos niñas que
llevaban adelante embarazos no intencionales. Hay puntos en común, un
entramado, algo que la película visualiza y traduce como un gran dolor social.
Pero también dimos con otras historias. Recuerdo el relato de Anabela, quien
con 13 años dijo que ella iba a seguir adelante con el embarazo porque estaba
en contra del aborto. Fue una de las tantas maternidades que conocimos en esta
película y, mirando de cerca cada una de ellas, nos decidimos por sostener la
idea de "niña mamá" aunque a veces resulta incómodo, pero justamente nos
permite mostrar que hay niñas mamás -muchísimas- y poner el foco en esa
cuestión, habilitar nuevos debates y hasta repensar algunas consignas del
movimiento feminista.
¿Qué rol desempeña el cine en la
visibilización de estas realidades sociales?
Creo que el cine, como cualquier otra
manifestación del arte, acompaña los procesos históricos y políticos pero tiene
también la herramienta de la emoción que nos permite detener el tiempo para
poder generar otra relación con esos contextos, realidades, personas e
historias de vida. El título no cancela, en absoluto, la campaña de "niñas no
madres", sino justamente, nos permite sumarnos al movimiento, con el testimonio
de algunas de esas niñas que sí estaban siendo madres para ver cómo las
escuchamos, las acompañamos y qué otros caminos tienen; cómo van a poder
ejercer esas maternidades y, cuando pueden decir que no, con qué herramientas y
opciones lo hacen. El título es una invitación a complejizarnos sin perder una
mirada política y sensible de la lucha.
Mirar al dolor con perspectiva de clase
¿Cómo fue el proceso de trabajo?
Lidiamos con muchos prejuicios -propios y
ajenos- a la hora de llevar adelante esta película. Era un desafío difícil,
compartir esa instancia de intimidad y confidencialidad con las chicas. También
pudimos como equipo asumir un compromiso de manera conjunta, transformar lo
personal en político y, además, en cinematográfico. No creo que todes vivamos
el dolor de la misma manera, hay una distancia de clase abismal en la mirada y
en lo que se interpreta de lo que escuchamos.
Aprendí de cada una de esas niñas y
adolescentes que son mujeres con muchos valores, valentía, seguridad. Se me dio
vuelta la realidad que prefiguré y, aunque la película me duele en el cuerpo
una y otra vez, también me parecen mujeres zarpadas, con fuerza para seguir y
resistir en las condiciones materiales en las que viven. Hay, cierto, una
dualidad o tensión que tienen que ver con la mirada de clase y con que el dolor
no se siente de la misma manera porque una trabajadora de la clase media
trabajadora del arte (como es mi caso) tiene momentos de dolor muy distintos
porque tengo mis derechos básicos garantizados y saldados. Hay algo de la
cotidianidad y de la vida que hacen que esos umbrales de dolor se transiten de
otra manera. También me parece que hay algo hermoso de la película que es lo
personal y político y que demuestra que cada una de ellas transita lo que les
pasa de maneras distintas, con herramientas distintas y que los momentos que
aparecen en la versión final son fragmentos y segundos de toda una vida pero
que son, sin dudas, parte de una identidad singular. La película nos duele
quizá porque detenemos el tiempo y nos asomamos un segundo a esas vidas, en lo
que estaban relatando. Muchas de estas chicas vuelven a emocionarse cuando ven
la peli; yo también me emociono aunque la vi muchísimas veces. Es fuerte y
potente: más que la historia personal es también ver la historia de la otra,
ahí está lo político y colectivo. Hay algo de fundirse en las otras, me pareció
hermoso vivenciar eso: encontrarnos en la fuerza de la otra y no sentirnos más
solas.
¿Hay algo que querías decir en voz alta con
la película?
Nunca me planteé decir algo con el documental
ni con ninguna de las películas que hice. Todo el tiempo se me desestructura el
discurso porque hay algo en lo que sí me afirmo y me gusta que es lo que más me
apasiona del cine: transitar esos lugares de incertidumbre y construir a partir
de un sentimiento con el cual salgo a la búsqueda con cada película para poder
encontrar alguna respuesta. No la tengo de antemano, pero siento la necesidad
de que el cine sea una evidencia de las realidades, un posicionamiento de
lucha, sin olvidar que es un posicionamiento desde el arte: eso nos tiene que
transformar. Con "Niña mama" me pasa que me sorprende en cada nueva proyección
en cómo la película afecta a cada persona que la ve, ahí se abre el mundo
nuevamente con esa magia que sucede al conectar las historias propias y de les
otres. Si algo de la película ayuda a repensarse ya sucedió algo maravilloso,
que genere algo del efecto transformador que generó en mí.
¿Hay nuevos proyectos en carpeta?
En lo personal, no puedo pensar más que en
seguir viviendo lo que esta película nos está haciendo vivir, seguir forjando
el vínculo con todas las personas que pasaron por el camino. El cine también
tiene esa función social y ahora estamos retomando los caminos y los proyectos
suspendidos en el tiempo, con la pandemia. Me parece que mi proyecto ahora es
acompañar la película, a las chicas, sus reflexiones. Pero también es poner el
cuerpo, la emoción y entregarme a ese camino, como lo hago con cada película
que llevo adelante. Hay algo de ese proceso que va haciendo lugar a los nuevos
proyectos, si es que llegan. En la productora "Pensar con las manos" a la que
pertenezco sí estamos con otros proyectos, siempre haciendo del cine
un espacio de pensamiento y compromiso.
Mi tiempo también es para la militancia del
cine, cuidar nuestro cine, pelear para que la caducidad del Fondo de Fomento
sea una anécdota del pasado, que podamos preservar los fondos para el cine. Sin
fondos para el cine independiente sólo nos quedamos con las grandes producciones
y nos perdemos la pluralidad de voces y miradas de todo el territorio nacional.
Eso también es tiempo para el cine: cuidar las películas que deben venir y que
debemos ayudar a forjar.
COMPARTE TU OPINION | DEJANOS UN COMENTARIO
Los comentarios publicados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de sanciones legales.
Solo suscriptos
Solo suscriptos
29 de abril de 2025
Solo suscriptos
Solo suscriptos
29 de abril de 2025
Solo suscriptos
Solo suscriptos
29 de abril de 2025
Solo suscriptos
Solo suscriptos
29 de abril de 2025
Solo suscriptos
Solo suscriptos
28 de abril de 2025
Solo suscriptos
Solo suscriptos
28 de abril de 2025