23 de julio de 2021
por
Ana de Pietro - Facilitadora de Memoria Celular
El miedo es una emoción que ha existido en la
raza humana evolutivamente para protegernos de los peligros. Se activa
automáticamente cuando nuestro cerebro interpreta, según sus creencias, que no contamos con los recursos suficientes
para afrontar aquello que nos acecha.
Todos hemos sentido, en mayor o menor medida,
miedo alguna vez. Pero, ¿podemos reconocerlo cuando afecta nuestra vida?
Como todo, cuando el miedo se presenta de
manera equilibrada, cumple una función muy importante para proteger nuestra
integridad, y su ausencia incluso podría llevarnos al peligro o a caminos de
autodestrucción. Es ese mecanismo automático que nos conecta con nuestro
cerebro más primitivo y activa el impulso de Lucha/Huida.
Ahora, ¿qué sucede cuando a temprana edad se
nos instala ese temor o miedo paralizante? Son muchos los factores que pueden
arraigar en nuestro inconsciente, ese monstruo llamado miedo, que a lo largo de
nuestra vida puede privarnos de los mejores momentos, de las mejores
relaciones, de las mejores actividades, o simplemente del placer de vivir en
plenitud. Entonces, tomar conciencia de los momentos puntuales en que me
atraviesa el miedo, es el primer paso fundamental para enfrentarlo.
Durante muchos años, se criaba a los niños a
través de miedo, con historias paralizantes o consecuencias horribles si no
comían o hacían caso. Hoy en día sólo basta con dejarlos conectados al
televisor sin controlar qué consumen, para atemorizarlos y marcar su conducta
futura. Sin distinguir dónde se origina, el miedo va creando a través del
tiempo, "patrones de conducta" que se manifiestan visiblemente en todos los
órdenes.
Miedo a perder, miedo a la soledad, miedo a no
ser suficiente, miedo a no poder, miedo a merecer, miedo a sufrir... El miedo es
básicamente el opuesto al Amor. Es la manifestación más clara de la ausencia de
seguridad y libertad que otorga el amor y es un espejo claro que revela qué
hemos guardado en la memoria de nuestras células: Traumas, violencia, abandono,
dolor, desvalorización; pueden ser algunos de los factores que a lo largo del
tiempo se aferran a nuestro inconsciente y develan conductas aprensivas.
Físicamente, una persona que padece
recurrentemente de miedo, puede ver afectados sus riñones, ya que la energía de
estos órganos se relaciona directamente con el miedo. Cuando tengo cálculos, o
los riñones se debilitan o tienen alguna patología, puede existir un miedo que
no quiero expresar, o que no pueda enfrentar, cargando con dificultades en mi
discernimiento. Pueden afectarse si tengo la sensación de "luchar por mi
existencia" o luego de algún trauma donde tuve miedo de morir... Son múltiples
los factores relacionados con el miedo,
de manera que luego de la consulta médica, deberé indagar seriamente en
mis emociones.
En sesiones de memoria celular, podemos "rastrear la edad de la causa" que
ocasiona en el presente conductas limitantes originadas en el miedo. Es un
proceso y un trabajo personal, que requiere compromiso y dedicación tanto del
Facilitador, como del Consultante. Muchas veces,
ante la imposibilidad de reconocer los miedos, comenzamos a "ponerlos" en el
exterior: Miedo a las arañas, al agua, etc. Cuando en realidad el origen está
en algún trauma pasado que mi mente, a modo de protección, ha decidido olvidar.
Es posible reencontrarnos con esas situaciones que nos han marcado, y darle al
cerebro herramientas para revertir el dolor que se nos revela en nuestros
miedos.
Entonces, este miedo que muchas veces nos
atraviesa en distintos aspectos de la vida, puede llegar a ser la llave para
sanar muchas dolencias emocionales que mantenemos ocultas. Una entrada a un
momento doloroso o traumático, que si lo enfrentamos con ayuda y amorosidad,
puede otorgarnos una fuerza y una valoración insospechada para nosotros. Sólo
hay que atreverse. Abrir la puerta que da a la oscuridad y decirle a nuestros
miedos: "Ya no me asustan"... Porque en definitiva, son parte de nosotros mismos,
cargamos con ellos como si fueran un agregado que no queremos ver, y sólo son
una parte de nuestra vida, unos maravillosos maestros que cuando logramos
abrazar y mirar de frente, despiertan en nosotros una comprensión absoluta de
que nuestros propios límites se pueden
atravesar y superar.
Es hora de Asumirnos, de colaborar con mi
mente, mis emociones y mi cuerpo. De evaluar mi relación con mí entorno, de
asumir mis responsabilidades y mis elecciones. "Fluir", no resistir, del mismo
modo que corre el líquido por mis riñones y limpian los residuos de la sangre,
es hora de "verter mis residuos" sin temor y sin ponerlos en los demás.
Hay muchas técnicas que pueden ayudar, desde
la Respiración, TaiChi, Chi Kung para fortalecer la energía de los riñones,
acompañar con infusiones de manzanilla (antiespasmódica, para el dolor),
ruibarbo (para eliminar el exceso de ácido úrico), castaño de indias
(antiinflamatorio), escaramujo (eliminación de calcio) y plantas diuréticas
como la cola de caballo, diente de león, etc. Recurra a su médico, y también
recurra a usted mismo para reconocerse, enfrentar sus miedos, abrazarlos y
liberarse de toda emoción que lo retenga en el dolor.
Hagamos limpieza, Confiemos en la Vida.
Ana De Pietro - Facilitadora de Memoria Celular
Contacto:
WhatsApp: 249 4557618
Email: anadepietro@hotmail.com
COMPARTE TU OPINION | DEJANOS UN COMENTARIO
Los comentarios publicados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de sanciones legales.
DE PIE Y VIBRANDO
DE PIE Y VIBRANDO
DE PIE Y VIBRANDO
DE PIE Y VIBRANDO
Solo suscriptos
Solo suscriptos
25 de febrero de 2025
Solo suscriptos
Solo suscriptos
25 de febrero de 2025
Solo suscriptos
Solo suscriptos
25 de febrero de 2025
Solo suscriptos
Solo suscriptos
25 de febrero de 2025
Solo suscriptos
Solo suscriptos
24 de febrero de 2025
Solo suscriptos
Solo suscriptos
24 de febrero de 2025