PERSONAJE DE LA CIUDAD - BELTRÁN CESIO
25/10/2020
Beltrán Cesio es uno de los hacedores más prolíficos de la movida cultural tandilense. Fiestas como las Buen Perro, recitales, bares culturales; muchos de sus proyectos dejaron huella en nuestra ciudad. Charlamos con él sobre su intensa carrera.
por
Brando Bruni
Beltrán Cesio es sin dudas una figura clave en
la movida cultural tandilense de los últimos años. Creó y produjo proyectos
bien distintos unos de otros, pero siempre con una impronta personal que los
hacía únicos. Puede ser una fiesta, un recital, un video o un bar; la marca
Buen Perro, se nota.
Por eso lo incluimos en nuestra sección "Personajes de la Ciudad", para que
repase su historia.
Comenzando desde el principio, hay que decir
que Beltrán nació acá en el año 82, más precisamente en la Clínica Chacabuco "en el área que se llama Ubaldo Cesio. Creo
que me sacó mi bisabuelo", aclara charlando con El Diario de Tandil.
Pasó por el Jardín y el Colegio Del Sol, Manantiales,
Comercio, y la Gari, criándose en la zona del centro. "Desde que nací, estuvimos en calle Alem. Pero a los cuatro años, nos
mudamos a San Martín entre 4 de Abril y Santamarina, en el edificio. A una
cuadra de la Plaza del Tanque", repasa.
El interés por lo cultural, comenzó en los últimos
años de secundaria, yendo a recitales de bandas como Katarro Vandaliko y otras
de aquella época. Posteriormente, cuando fue a Buenos Aires a estudiar Comercio
Exterior, empezó la cuestión de la producción, en la casa que dieron a llamar "El Pulpo". "Vivíamos
con los chicos, Mario Be tenía una banda que se llamaba La Rola y yo los
ayudaba en los shows. Después agarramos una casa que era de Carlino Mansilla,
que nos la pasó, le fuimos metiendo fiesta y en un momento la alquilábamos para
producciones de cine, iban famosos, hacíamos unos fiestones salvajes", cuenta
Cesio.
A eso se sumó conocer la noche porteña en
reductos míticos como Salón Pueyrredón, Amerika o Kim y Novak, una movida lejanísima
a lo que pasaba en el Tandil de ese entonces. "Había drag queens metidas en peceras, tiraban sangre contra los
vidrios, eso me la volaba. Para mí era una locura", dice.
Las fiestas en El Pulpo y otras movidas que
hicieron en Capital, comenzaron a incluir una cuestión multicultural que después
trasladó a estos pagos, mezclando bandas en vivo con malabaristas, pintura en
vivo y djs, entre varias otras cosas.
Con 21 años y organizando todo desde lejos,
armaron lo que fue el Festival "Sin
Siesta" en el Anfiteatro Martín Fierro tandilense. "Estuvo re bueno, era pasar de bailes de las colectividades, al tango,
al reggae o al punk. Habrán ido unas 2000 personas", explica. Y así comenzó
a asomar en la producción local.
En 2006 se va a Nueva Zelanda, para volverse a
Tandil en 2007 y abrir lo que fue el "Bazar
Creativo", con mucha producción local.
También aparece en su vida "La Realidad", local en calle Sarmiento,
donde detalla que "estuvo muy bueno,
hacíamos feria de diseño, de pilchas, llevábamos el bazar para allá. En un mes
metimos 18 shows, un delirio".
Por ese entonces, comenzaba a aparecer uno de
los sellos que lo marcaría a él y a muchos de los que fuimos a sus fiestas:
Buen Perro. Las primeras movidas, describe que "la hicimos en Macoco, con El Mato, Los Umbanda y Los Secuaces.
Hicimos dos fechas con Porky, Ripu y Mariana, cortando como 450 entradas para
cada show, un montón. Así y todo, apenas salimos hechos, pero nunca lo hicimos
realmente por la guita".
"En un
viaje con Mario Be las empezamos a planear, para hacer ciclo de dos meses", dice sobre lo que empezó a pasar en La Terraza, la cosa salió bien y
los invitaron a seguir. "En un momento me
cansé y se lo pasé a Mauri (Cervone), que empezó a ser Buenos Muchachos. Hasta
que volví e hicimos las Noches Buen Perro entre los dos", explica sobre cómo
nació una dupla que siguió produciendo muchísimo. Al respecto afirma que "la alianza con Mauri fue de lo mejor que
me ha pasado. No somos los mejores amigos, no sé ni cuando cumple años, pero lo
amo con todo mi corazón. Tiene una gran fuerza de trabajo, puede estar
laburando 24 horas seguidas, es súper responsable y metedor, me enseñó un montón.
De ahí salieron un montón de cosas. Venían las bandas y la producción era
nuestra".
Hay que destacar, para quienes no las vivieron,
que en las Fiestas Buen Perro, tocaron alrededor de 500 bandas en tres años.
Si, una locura. Nombres que a nivel nacional eran o fueron luego primera línea,
movidas internacionales y mucho artista local. Todo mixando diferentes
vertientes y expresiones culturales. "En
las Buen Perro sellamos muchas grietas", se anima a decir sobre lo variado
del asunto.
Dice también que las Buen Perro dejaron, entre
otras cosas, "un trabajo visual y
gráfico supremo de Guille Abelleira, ir a un lugar sin saber quién tocaba y que
de lo mismo, sabías que iba a estar bueno. Fue una subida de nivel de hippie a
ir un recital con perfume. Le dio visualización al trabajo de producción,
empezó a tener valor. En todas las fiestas nos enroscábamos en un montón de
detalles. Eso trajo algo buenísimo, que trajo contras en su momento pero ya
pasó, es que muchos lo querían imitar y derrocar".
Esas fiestas pasaron, pero Buen Perro siguió y
sigue como sello para diversas cosas. "Ahora
lo uso ahora como hobby, decidí no sacarle plata. Puede ser música, video, no
es ni siquiera una productora, no lo puedo explicar, se ata mucho a mis
caprichos", menciona sobre BP.
Así, su presencia, sea con su nombre propio o seudónimo
canino, fue parte fundamental del nacimiento y la evolución de muchas bandas, producción
de muchos shows o producciones audiovisuales, laburos con artistas de la talla
de Indio Solari, NTVG, Iorio o Viejas Locas. Y no hay que olvidar la parte gastronómica,
que lo tiene ocupado aún por estos días. "Siempre
fui gastronómico, desde que estoy al lado de Pepo, lo soy. En Buenos Aires ya hacíamos
la cena show. Tengo muy ligada la gastronómica a lo cultural, y ahora en
Macanudo se dan las dos cosas", dice sobre el bar cultural que tiene junto
a Silvana Zamolo y por cuyo escenario hubo en poco tiempo unos 120 shows: "A Maca lo teníamos re arriba al momento de
cerrar. Tuvimos que cancelar shows como los de Birabent y Frenkel, y casi
enganchamos a Julieta Venegas".
Sobre estos días, que nos tienen encerrados a
muchos, dice que "estoy bien, muy
creativo. Algo que nunca me pude
definir, y no sé si es que hay definición, es que soy. Me encantaría decir que
soy periodista, músico o algo, lo busco. Creo que soy ocurrente, por lo menos. La
cabeza me estalla de ideas para llevar adelante. Me considero, en cierta parte,
un poco artista. Tengo mi arte, no sé cuál es, pero lo tengo".
Quedan mil cosas afuera de las que completan
el curriculum de Beltrán, es que no paró y ni para de hacer. Seguro, en este
momento, está craneando alguna novedad.
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