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Recordando a Daniel Dorta: Maestro con botines

24/10/2020

En las últimas horas, se conoció la triste noticia del fallecimiento de Daniel Dorta, maestro y técnico y de muchísimos futbolistas en nuestra ciudad. Lo recordamos con la nota que publicamos en El Diario de Tandil, en la sección "Personajes de la Ciudad", en 2018. En el texto, repasó su vida y su carrera.

En las últimas horas, se conoció la triste noticia del fallecimiento de Daniel Dorta, maestro y técnico y de muchísimos futbolistas en nuestra ciudad.

Lo recordamos con la nota que publicamos en El Diario de Tandil, en la sección "Personajes de la Ciudad", en 2018. En el texto, repasó su vida y su carrera.

 

 

MAESTRO CON BOTINES

 

Daniel Osvaldo Dorta es un reconocido vecino de la ciudad. Su vida estuvo ligada al futbol, como jugador y director técnico; pero sobre todo, fue un gran formador de jóvenes. Desde su escuelita "Bambinos" asistió a miles de niños, a quienes les inculcó valores y enseñanzas, de esas que ayudan para toda la vida. Durante muchos años trabajó en la Unicen y hoy repasamos su historia a través de esta sección de El Diario De Tandil.

 

 

Su padre, Osvaldo Dorta, fue un peluquero muy reconocido en Tandil. De esos que siguen guardados en la memoria de la gente. Su madre, Hilda Ofelia García, se desempeñó como ama de casa y administradora del hogar.

"Soy de los denominados NyC, es decir, de los nacidos y criados en Tandil. Viví toda mi vida en el mismo barrio. En calle Pinto, entre Alberdi y San Lorenzo. El Colegio Primario lo hice en el San José. Fue una etapa maravillosa, donde comenzó mi amor por el futbol", le contó de entrada a El Diario De Tandil.

La familia Dorta siempre estuvo muy ligada al club Gimnasia y Esgrima, donde su abuelo era un ferviente colaborador. Tal la costumbre, el hombre ponía el hombro con lo que hiciera falta. Fue secretario, presidente y hasta regenteó la cantina del club. Espacio muy importante en los clubes de aquel tiempo.

"Yo empecé de chico en el baby de Gimnasia. Pero también jugábamos en la escuela. En los torneos que organizaba el colegio en el patio. Yo siempre digo que tuve la suerte de que Miguel Cuesta fuese nuestro primer entrenador. Justo había dejado de jugar en Primera para dedicarse a trabajar con los chicos del club, entre los que estaba yo. Miguel armó un baby fútbol excelente. Creo que estuvimos cuatro años sin perder un partido, y la canchita se llenaba para vernos jugar porque realmente era una atracción en ese entonces. La gran figura era Daniel Romeo, indudablemente, que después se fue a Estudiantes de La Plata. Después, atajaba Néstor Barderi, jugaba Horacio Mónaco, José Ríos, Raúl Delaqua, Aníbal Tuculet, Oscar Diez -que era el goleador-, Eduardo Petete Bruni y Alberto Bruni (el primo). Realmente era un equipo muy lindo y se forjó una amistad enorme con todos los muchachos", dijo recordando sus primeros años como futbolista.

Daniel es un apasionado de la redonda. Así fue desde su infancia. "Después del baby pasamos a sexta división, que se jugaban de a dos años juntos. También Gimnasia tenía muy buenos equipos, ganamos varios campeonatos en las divisiones inferiores. Pero lo más importante no era ganar, sino la forma en que se jugaba para lograr el triunfo", analizó. Dorta sabe de qué se trata. Las escuelas de futbol deben enseñar el juego, pero también son espacios de contención y aprendizaje.

Los éxitos de Gimnasia en el futbol juvenil e infantil, sufrieron un contratiempo cuando Cuesta se fue a Santamarina. "En ese momento no lo entendíamos, y mas cuando ellos empezaron a ganarnos y emparejar las  cosas. Evidentemente Miguel hacía un gran trabajo. Yo creo que fue uno de los adelantados de nuestro futbol tandilense", indicó sobre uno de sus maestros. Como él lo fue para otros chicos después.

"Luego tuve la suerte de que Groppa me lleve a jugar con la primera división. Me hizo debutar en cancha de Santamarina con Juventud Unida en un torneo preparación. Con 15 años quedé en primera y ya no volví a quinta. Eso fue en el año '67. Después, en el año '74, pasé a Racing de Gardey. Estuvimos cuatro años. El primer año tuvimos la suerte de ser campeones de la Liga, con un muy buen equipo. En el '78 volví a Gimnasia y jugué dos años más. Después en el '81 el cansancio ya se hacía ver, la forma de entrenar no me estaba motivando, entonces dejo de jugar. Y en el '82 me ven de Newbery que querían armar un equipo fuerte para ascender (estaban en la b), acepté y con varios jugadores que estaban en primera logramos el ascenso. Y ahí al año siguiente volví a Gimnasia, hasta el '86 que fue mi último año en el fútbol", resumió su carrera en los diferentes clubes de la ciudad. Siempre teniendo a Gimnasia y Esgrima en una consideración especial.

"En el medio de todo eso tuve la suerte de tener tres convocatorias a la Selección de Tandil, que en ese entonces disputaba la copa Beccar Varela. También pude jugar los torneos regionales de clubes, con Racing de Gardey. Una vez Mario Conti y otra Aníbal Tarabini, me convocaron para estar en la selección. Y por una lesión me perdí la final que se jugó acá en Tandil, del torneo argentino", siguió contando.

El futbol de aquellos años era diferente. Iba más gente a la cancha y los jugadores también ganaban un "mango". Así y todo, Dorta también tuvo que salir a trabajar para ayudar en la casa. "Cuando había terminado el secundario mi padre me preguntó si yo iba a seguir estudiando. Yo veía que a ellos les costaba mucho. Tenia algunas intenciones de estudiar Educación física, que en ese momento no había acá en Tandil. Entonces le dije que no. Que me iba a poner a trabajar. Ahí tuve la suerte de entrar en Tandilco, en la concesionaria Ford. Gracias a la amistad de mis padres con Eduardo Macaya, que era uno de los dueños. Trabajé ahí desde el año '70 hasta el '84. Después vendí repuestos para otra empresa, pero no me gustaba eso de andar viajando. En ese momento tuve la suerte de que gracias al gallego Juan Carlos Menchón pude ingresar a trabajar en la Universidad Nacional del Centro. Ese fue mi trabajo hasta diciembre del año pasado que me jubilé. El fútbol era una ayuda, en Racing fue un momento muy bueno profesionalmente porque cobraba lo mismo o más que en Tandilco, pero del fútbol acá en Tandil muy pocos han vivido. En la universidad yo entré en la parte de becas. Después concursé y quedé como jefe de la sección hasta los dos últimos años que estuve en las residencias universitarias, en la parte administrativa. Siempre un ambiente muy lindo en la Secretaría de Bienestar, unos amigos espectaculares quedaron. Estoy muy agradecido con toda la gente de la Universidad", expresó.

Una vez colgados los botines, Dorta siempre soñó con tener una escuelita de futbol. Ese anhelo lo concretó junto a Marcelo Arias en lo que se llamó "Bambinos". Este espacio fue muy importante a principios de la década del 90.

"Yo tenía el ejemplo de Miguel Cuesta, un hombre que se desvivió para que un grupo de chicos mejorasen en un montón de cosas. Entonces pusimos la escuela tratando de que todo lo que se hiciese fuese una ayuda muy grande para los chicos a nivel personal y si fuese deportivo mejor, lo que en algunos casos sucedió. Hay chicos que traían condiciones otros no, pero se integraban, participaban en juegos. Nosotros los hacíamos jugar siempre. Y tuvo éxito, no había tantas como hay ahora, organizamos torneos, que no había. Y realmente el gimnasio de Santamarina que era donde lo hacíamos, estaba colmado desde las dos de la tarde hasta las diez de la noche. Se rotaba la gente continuamente, realmente fue un éxito eso. Yo estoy muy contento de haber tenido esa iniciativa con Marcelo Arias. Lamentablemente él falleció después en un accidente y seguí con el emprendimiento junto a mi familia", mencionó.

Todos los Dorta trabajaban en conjunto para que a los chicos no les falte nada. Su esposa, Susana Andrade, fue y es una gran compañera desde que se casaron en el año '75. Tuvieron dos hijos: Andrés y Darío. "Todos daban una mano. Primero empezaron jugando en la escuelita, pero después a medida que fueron creciendo, también ayudaban. Andrés, por ejemplo, con 12 o 13 años nos hacía la locución de los torneos. Darío con el tiempo fue ayudante mío, trabajando con los más chiquitos. Después siguió estudiando educación física. Pero ademas tengo que destacar el apoyo invalorable de mi señora, que de no gustarle el fútbol pasó a ser secretaria y delegada de Grupo Universitario cuando yo lo dirigí. La pasábamos muy bien. Era muy importante porque estábamos casi siemore juntos, sabíamos si alguien faltaba qué es lo que había que hacer. Fue muy importante el apoyo que tuve de los tres. Mi señora charlando con los padres, darle indicaciones, les preparaba papelitos con toda la información, hacía todo eso con mucho cariño. Y los chicos veían como yo hacía las cosas, me ayudaban, hacían trabajo de campo para los chiquitos, tirarles la pelota, que la paren, que la sepan pasar, que no le peguen con la punta, que trabajen con la pierna menos hábil, todas esas cosas", dijo sobre Bambinos.

"Años después nos llamó Richard Zarini, a mí y a Horacio Blanco, que tenía otra escuelita, para que lo ayudemos con las división inferiores de Grupo Universitario que habían quedado devastadas, no tenían nada. Así arrancamos con las clases 77, 78, 79 y 80, que fueron las cuatro primeras categorías que tuvimos. Y bueno, nos hemos comido goleadas muy grandes. La categoría más chica era la que mejor andaba, entonces nos fue dando pie para trabajar con muchas ganas, fueron mejorando las otras con el tiempo. Y se llegó por ejemplo a que la clase '83 ganase un campeonato. La clase '82 pelease un campeonato, o sea que dentro de todo se hizo un buen trabajo, y al club le quedaron un montón de jugadores que llegaron a Primera División, muy importantes. Ese era el trabajo que teníamos, más que ganar un campeonato". Dorta siempre antepone el futbol y las personas, antes que los resultados. Esa quizás fue su gran virtud.

"Después de Grupo estuve un año en Velense y luego pasé a dirigir quinta y sexta de la Unicen.  Hasta el año 2008 que tuve un problemita de salud -un infarto- y ya no dirigí mas. Después estuve colaborando en un programa de televisión con Petete Bruni, que era muy lindo y lo disfrutaba mucho. Hablábamos del futbol local, la pasábamos muy bien. En la Universidad también colaboré con el futbol senior.  Después se terminó eso y me alejé un poco del fútbol. Sigo viendo partidos de todos lados. No estoy yendo tanto a la cancha en Tandil, porque éste año en enero lamentablemente tuve otro problema mas complicado de salud, me detectaron una leucemia, de la cual me estoy reponiendo y ando mejor", dijo sobre estos días.

Por su escuelita pasaron miles de niños. A todos les daba el mismo trato. No importa si fuera un crack o un pata dura. Le preguntamos que futbolistas consagrados jugaron en Bambinos y mencionó a Mariano González, Osvaldo Barsottini, Iván Pérez. "Después hubo otros que jugaron otros deportes pero que se destacaron de igual forma, Piquito Mónaco, Leandro Mali, Agustín Berroeta, un gran jugador de golf en EE.UU. La escuela no era sólo formarlos como futbolistas si no como personas, como deportistas. Alrededor de 1500 chicos pasaron por la escuelita. El otro día con mi señora pasaron unos chicos y nos saludaron y no sabíamos quiénes eran, y resulta que eran chicos que habían pasado por la escuelita con 6 o 7 años. Es una de las cosas más lindas que me dejó la vida, gente muy agradecida por lo que hemos hecho", finalizó.

Esa fue su mayor obra. Dejarle algo a los pibes, más allá de pegarle bien a la pelota. Un consejo, un abrazo, distraerlo de los problemas de su casa con un juego. Los formadores como Daniel Dorta son imprescindibles. Pueden estar en una escuela, en un club o en la parroquia. No importa dónde. Su tarea es inmensa y siempre necesaria.

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