PERSONAJE DE LA CIUDAD - RAÚL CESAR

"Los cameraman hemos visto crecer a Tandil con un ojo solo y en blanco y negro".

08/08/2020

Raúl Cesar fue durante 30 años camarógrafo del canal local tandilense, vio crecer la ciudad a través de su lente. Hoy, ya jubilado, repasa su vida junto a El Diario de Tandil.

por
Brando Bruni

Raúl César conoce muy bien el "Detrás de cámara" y no solo con una manera de decir. Por 30 años fue uno de los camarógrafos del canal local y, como él dice, "los cameraman hemos visto crecer a Tandil con un ojo solo y en blanco y negro".

Charlando con El Diario de Tandil repasó su carrera, pero también fue un poco más atrás en el tiempo.

Nació el 21 de julio del 52, en el Centro Materno Infantil. Su infancia fue en Del Valle Y Sáenz Peña, frente a la Estación de trenes y se mudó a calle Alsina, al otro lado de las vías. "Barrio de ferroviarios y ultimo bastión heroico de la bohemia tandilense", asegura Raúl y agrega que eran "hinchas de Ferro y peronistas, algunos lo seguimos siendo".

Fue a la primera en la escuela 11, para luego terminar de noche la secundaria en Normal. Y, por supuesto, habitué del Club Ferrocarril Sud: "Jugué un poco al futbol, no era de los mejores, también jugué un poco a la paleta, mucho al mus. Íbamos a la cancha el domingo a la tarde. Muy del barrio"

Repasando el antes de agarrar la cámara, cuenta que "Mi primer oficio fue tipógrafo, que ya no existe.  Después, vino el Hogar Obrero a Tandil y ya tenía a mi hijo más grande. Pagaban por algo que yo no sabía hacer, pesaba 63 kilos, pero necesitaba la plata, faltaba gente para el depósito. Entré, hice como pude y creo que por cara dura me fueron llevando y terminé gerente regional. Por eso hablo de la suerte".

Se mudó a varias ciudades, como Concordia o Misiones. En el 87 volvió ya con dos hijos y la intención de buscar otro supermercado grande donde encontrar laburo. No lo había.

"De niño sacaba fotos, era mi hobby. Me había comprado en Paraguay una cámara M5, una de las primeras. Sabía que estaba Nicolás Netri en Cerrovisión y fui a ver qué pasa. Faltaba uno para producción local y creo que me tomaron solo porque tenía cámara", dice sobre su entrada en los medios tandilense, en un ambiente donde era todo nuevo. "Nicolás era el único que había hecho relacionado al cine", afirma.

"Ahí arranqué y no paré más por 30 años. La primera nota creo que la hice con Luisito Ventos. En ese momento entraron muchos, había mucha expansión. Entró Beatriz Leonardi, Luis, Pizarro", repasa.

Al principio, claro, fue todo aprendizaje: "Hasta aprender las calles. Conocer a la gente, en ese momento estaba terminando Reynoso el mandato como intendente, después ganó Pizzorno, era todo nuevo. Eso fue lo que nos mantuvo, conocer la gente. Tandil era muy chico y éramos el único medio. Teníamos una impunidad bárbara, lo que hacíamos estaba muy bien, no había con que compararlo".

"Se hacía todo como podíamos, porque había un tipo como Nicolás que arreglaba las cosas, inventaba. Nosotros nos poníamos la cámara al hombro, después empezamos a editar, dirigí programas cuando hubo una gran cantidad de producciones en vivo. El estudio era chiquito, arrancábamos de un lado, lo dábamos vuelta para seguir del otro", dice en esos primeros tiempos donde se realizaban más de 30 programas tandilenses. "Era otra ciudad, otro dinero. Cerrovisión mucho de lo que invertía en la producción local lo conseguía a través del abonado de cable. Hoy sería impensado vender el nivel de publicidad de aquel momento. Se veía mucho, por más que parecía vergonzante. Con hasta el mínimo detalle de lo que decía por ahí, uno se daba cuenta que había recepción", agrega.

Vio y vivió todos los cambios que sufrió la tele, sobre todo en lo tecnológico. Se sincera y dice que "para ser honesto, si bien traté de meterme y logré algunas cosas, mi momento fuerte como editor fue el analógico. Me costó mucho aprender los programas, no me resultó fácil. Es como aprender a hablar, tu idioma de origen es fácil aprenderlo, pero si te vas a otro país, otro idioma no es tan fácil. Todo lo digital que supuestamente es más sencillo, a mí me costó más. Terminé haciéndolo de cara dura y porque tenía que hacerlo. A mí me resultaba mucho más fácil estar editando un programa 30 horas en analógico. Yo era un muchacho rebelde que decía "a mí no me van a sacar de acá", después me di cuenta que estaba equivocado".

Dicho de otro modo, fue una especie de artesano del video: "No teníamos nada, para poner una imagen de archivo tenías que revisar mil cassettes VHS, eran horas de búsqueda. Ahí entra lo artesanal. Después, el hecho que con un Control Z borras, antes si te equivocabas tenías que empezar todo de nuevo. Yo me sigo considerando analfabeto, veo lo que hacen mis nietos de cuatro años y es otro idioma. Respeto mucho lo que se puede hacer hoy, es maravilloso. Hoy se sale con un teléfono, es más funcional, rápido y una gran calidad".

Con su trabajo en prensa, saliendo hacer notas todos los días en el móvil, estuvo con todo el mundo: "Tuve un diálogo cotidiano con todos los intendentes de Reynoso para acá, conocí a todos los presidentes, salvo a Cristina que la vi de lejos en la inauguración de la Movediza, músicos como Vox Dei, entre muchos otros".

A la hora de marcar algunos hitos, esas notas que lo marcaron, comenta que "lo que más me impactó, que fue como ver la tapa de disco de Pink Floyd, fue el tornado en Estación López, era ver chapas enganchadas a los arboles con el sol reflejado, una iglesia que la volteó salvo una pared con una cruz grande. También cruzarme con personalidades cautivantes como Sábato".

"También Algunas entregas de Martín Fierro en las que he participado, que no trae un mango, pero alguien vio lo que hiciste sin saber quién sos, sin ningún compromiso de aplaudirte", recuerda y vale destacar que estuvo en esas galas por programas como Cara o Cruz, Chiqui Risas, La Otra Mirada y siendo parte de los noticieros.

De Chiqui Risas, el programa infantil que condujo Cecilia Corán, señala que "Fue un éxito bárbaro. Una producción hecha con alambra, editando cosas increíbles con dos cámaras cuando ya estaba el Flaco Pucci, tratando de sincronizar con equipos con los que era imposible". También destaca lo conocida que se hizo Ceci por esa producción, como le pasó a otras personas en esa tele que se veía un montón: "Beatriz Leonardi era la cara más conocida de Tandil, la veían y ya decían que era la chica del noticiero. Para bien o para mal, era así. Luis Ventos decía que en Tandil era más conocido un cameraman de Cerrovisión que un periodista de LU22. Es increíble, porque uno no hace nada, va atrás a poner la cámara y prender la luz. Fue la importancia de la televisión en ese momento, de privilegio. Eso te daba cierta posibilidad de muchas cosas, podías ir a pedir un crédito y ya te conocían. Esas cosas después tenías que revalidarlas".

Hace dos años y medio, decidió retirarse y hoy disfruta de su vida jubilado. Reconoce que "me di cuenta que ya estaba. Es una profesión que me dio todo y no le debo nada, por lo tanto estoy en paz con mi conciencia. Como diría Pappo, No tengo conflictos con mi ser. Veo a los muchachos trabajar y es lindo, pero no lo miro como algo nostálgico. Extraño a las personas, pero en el trabajo en sí mismo me parece que no tenía más nada para dar. No significa que si mañana me buscan para algo una cosa que me gusta y la haga. Pero el hecho de salir todos los días en el móvil, ya está".

Vale decir que en todos sus años de carrera y aun hoy, siempre tuvo un trato muy ameno con las generaciones más chicas. Al respecto, explica que "hay denominadores comunes como la música y con algunos muchachos la política, el arte, el cine; cosas que atraviesan las generaciones. Si me hubiese quedado con que mi mamá cantaba tangos y yo me crié en la generación de los Beatles, me podría haber quedado anclado en eso y hoy estaría hablando con viejos de la generación de mi madre y de la mía. Todo gracias a la profesión. El trato cotidiano, tratar de subirme a lo que viene, en una actitud expectante porque no voy a ser protagonista de una época que no es la mía".

Sobre sus días hoy, dice que "leo, camino bastante con mi compañera, estoy con los nietos, trato de darle una mano a mis hijos. Ocupo el tiempo, en vez de levantarme 5 y media me levanto 7 y media, voy a la mesa de café cuando puedo, miro, observo. Ocupo el tiempo. Escucho música, hippie viejo pero tengo Spotify. Yo me quería jubilar, no puedo decir "¿Y ahora qué hago con mi tiempo?", todo lo que quería hacer lo estoy haciendo: nada".

Hablando a los pibes y pibas que quieren meterse en esto de los medios en Tandil, les sugiere "no traicionarse, pensar siempre que uno está trabajando para otro, uno no debe dejar de poner en la profesión lo que uno es. Uno nunca puede ser definitivamente acrítico, respetarse en eso para saber respetar, no mentir. Saber que en Tandil con la profesión no va a hacer guita, para eso está la carrera de contador, sino te vas a frustrar rápido. No fallar, siempre decíamos que lo mejor y lo peor de las notas era el antes y el después, cuando el tipo se sincera antes de tener el micrófono o la cámara abierta, y después. Para que te respeten en una comunidad como esta, todos los días tenes que salir a mostrar un certificado de buena conducta, sino te liquidan. Va por ahí la cosa".

"En líneas generales fueron momentos inolvidables y buenísimos. Fue la mitad de vida. Yo estoy muy contento de haber podido laburar de esto. Si hubiese seguido en el Hogar Obrero, a lo mejor era un señor gordo y pulcro", cierra Raúl.

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