CARA A CARA - JUAN ARRIZABALAGA
11/07/2020
El concejal por Frente de Todos, Juan Arrizabalaga, analizó la complicada situación de la vivienda y los alquileres en Tandil. También analizó las respuestas del oficialismo y habló sobre el trato con las inmobiliarias al tratar de poner estos temas en agenda.
- ¿En qué condición están los inquilinos en
Tandil?
Creo que la
pandemia ha puesto de manifiesto la crisis de vivienda que hay en Tandil. No es
algo nuevo, sino que la pandemia ha profundizado los problemas que traemos.
Naturalmente, los
alquileres son la consecuencia de un determinado tipo de modelo de desarrollo
urbano y de una ausencia de política habitacional a nivel local.
Venimos
desarrollando proyectos de ordenanza para mejorar un poco la calidad de vida de
los inquilinos. Hay que tener en cuenta que en Tandil pasamos del 2001 al 2020
pasamos de 15,5% de inquilinos al 30% por lo menos. De más de 70% de
propietarios, al 60%. En ese lapso, 17 años fueron de la gestión Lunghi, o sea
que tiene un grado de responsabilidad en esto.
Esto no es
casual, hay muchas explicación de porqué va surgiendo que nunca en la historia
de Tandil se construyó tanto como en los últimos 20 años, y sin embargo la propiedad
se concentró en menos manos y se duplicó la cantidad de inquilinos. Al mismo
tiempo, hay menos disponibilidad de lotes y viviendas, subiendo más el precio.
- Es una concentración de propietarios...
- Totalmente.
Además, se concentra no solo la propiedad,
sino también la riqueza.
Hace unos días
presentamos tres proyectos de ordenanza. Uno sobre la creación de una encuesta
municipal de inquilinos en la pandemia, porque la desactivación económica ha
generado que no tengan ingresos para pagar el alquiler, lo que generó múltiples
conflictos.
Otro, un
descuento en la tarifa de energía eléctrica, que es una de las herramientas que
tiene a mano el municipio.
Después, un
programa de apoyo integral para el sector.
Naturalmente,
esto por ahora no ha avanzado, y la respuesta del oficialismo ha sido responder
con estadísticas. Nosotros hemos dicho que hay 15 mil hogares inquilinos, eso
da entre 40 y 45 mil personas. Y que hay un piso del 30% de la ciudad en
alquiler.
Nos respondieron
que este número era muy grande, que no se sabía de donde se sacaba y que en
realidad tenía un objetivo político para darle una dimensión mayor al problema.
Esto generó muchísimas críticas en la ciudadanía.
- En que cambiaría que sea un número u otro...
Ninguna
estadística invalida el drama, eso no resuelve si tenes o no política de
vivienda. Y sigue siendo un montón igual.
La respuesta que
generó la polémica es que en vez de 15 mil hogares inquilinos hay 14320, lo
cual no es una diferencia que dé lugar a deslegitimar un justo reclamo.
Eso se traslada a
que serían menos de 35 mil, porque según la encuesta de hogares y empleo
municipal, había que multiplicar en 2.6 por hogar. El primer error, que esa
cuenta que es algo aproximado, tanto como la nuestra.
Pero resulta que
si no va a esa encuesta, que está publicada en la página del municipio, dice
que 137922 personas, 50600 hogares residenciales, 60% propietarios y 30% de
inquilinos.
En principio,
14320 x 2,6, no da menos de 35 mil, sino más de 37 mil, que se acerca a nuestro
número. Pero la encuesta de hogares que cita, dice que el promedio es 2,73, lo
que sube a más de 39 mil.
Resulta que si
uno toma 30% de los datos del municipio, da 15180 hogares, más de lo que
decimos nosotros. Y multiplicando por 2,73, da más de 41 mil personas. Cada vez
más cerca de nuestro dato.
O sea, no daba
salir a respondernos tratando de usar la estadística, porque está de nuestro
lado y no es el problema central.
Esos números son
de 2018, y las estadísticas dicen que hay 500 hogares inquilinos nuevos por
año. Por ende, ahora habría 1000 más, superando los 16 mil hogares según datos
oficiales, lo que llega a las 45 mil personas.
Evidentemente,
este no es el problema central, es que no tenemos política de vivienda, y
Tandil de alguna manera duplicó sus inquilinos en los últimos 20 años.
Venimos de cuatro
años de crisis económica y nos agarra la pandemia, lo que hace que la situación
de los inquilinos sea realmente crítica. La mayoría vive del salario, muchos
son de sectores sociales vulnerables y realmente muchos no pueden pagar el
alquiler, no saben que van a hacer después de octubre cuando termine la
emergencia, no saben cómo hacer para renovar un contrato porque no tienen los
ingresos.
Vemos que la
ausencia de política habitacional genera concentración de la propiedad y
también transferencia de ingreso.
No criticamos si
está bien o mal que alguien viva de rentas. Pero el dato objetivo dice que los
inquilinos trasladan 2500 millones de pesos anuales, 16180 contratos a un
promedio de 13000 pesos. Pasado a dólar oficial de $75, son 33,3 millones de
dólares. O sea, los inquilinos somos ricos, pero es la ausencia de una política
de vivienda la que nos empobrece.
El dólar oficial
no sirve para comprar lotes o viviendas, si lo pasamos al dólar blue de $125,
son 20 millones de dólares. Podríamos comprar, teniendo una base de 35000
dólares un lote en las zonas alejadas de la ciudad, son 572 lotes.
No es que no
podemos comprar, no lo hacemos porque transferimos de otra manera.
- ¿Qué puede hacer ante esto el Estado Municipal?
- estamos en una
crisis del mercado de vivienda en un doble sentido. Por un lado, la
rentabilidad empresaria, porque está estancado el mercado, hoy no se vende un
solo inmueble. Pero por otro lado, tenemos una crisis de la desde quienes
necesitamos acceder a una vivienda. El modelo se fue comiendo así mismo.
Hay tres
visiones, la del sector empresario más concentrado ligado a este mercado, que
pide que le den mayores indicadores para construir más en las zonas más
rentables, densificar más la ciudad y hacer productos cada vez más caros; o
avanzar sobre zonas como el faldeo serrano. No piensa en cómo resolver la
situación de vivienda o en los problemas ambientales, en ser coherente en un
desarrollo urbano. Tiene lógica, vivis en una determinada actividad económica y
buscas rentabilidad.
Otra visión es la
del oficialismo, que considero pragmática, no tiene fundamentos teóricos y está
desactualizada. No sabe cómo resolver el problema del desarrollo urbano, se le
permitió indicadores en la sur serrana y en la zona centro, que ya se usaron,
se verticalizó la ciudad, se construyeron complejos. Esa rentabilidad posible,
ya se usó.
El municipio no
tiene una mirada sistemática, coherente ni un fundamento teórico para resolver
el problema urbano y de vivienda. Al comienzo de su gestión, que coincidió con
el boom inmobiliario, tuvo una estrategia de recepción, funcional a ese nuevo
auge del mercado. Se construyó para sectores medios o altos, o sectores de
fuera de la ciudad. Ese mercado permitió cierto auge económico pero no abordó
el problema de la vivienda, que empeoró. Una vez usada gran parte de las
posibilidades de urbanizar, la propia rentabilidad se estancó.
Una tercera
visión que tenemos desde el Frente de Todos, referentes y organizaciones que
hemos abordado el tema. Necesitamos seguir creciendo teniendo en cuenta el
consenso y los limites ambientales acerca de no hacer uso urbano de las
sierras, tenemos que entender que no podemos hacer una densificación salvaje de
las áreas centrales, debemos crecer para el lado noreste y noroeste de la
ciudad, y que el crecimiento debe ser planificado. Y algo más, tiene que
ampliar la oferta de tierra urbana, la clave es la escasez de suelo, que hace a
la ciudad cara y desigual.
Hay que ampliar
la oferta tierra y a un valor por debajo del mercado, como lo han probado las
asociaciones civiles. Esa planificación, la tiene que hacer el Estado. El
Estado debe convertirse en planificador urbano, para poder hacer que esa nueva
etapa de desarrollo, sea funcional a resolver el problema de la vivienda.
Tiene las
herramientas legales, no hay que inventar nada. Se permite hacer acuerdos con
privados para adquirir parte de esas tierras, y cambiar los indicadores para
favorecer a los propietarios quedándose con una parte que le sería mucho más
rentable. De esa manera el Estado se hace de mucha tierra, que la puede poner a
disposición a valores sociales, muchos más baratos.
Hoy no hay otra
manera de empezar a resolver. El Estado municipal es el resonsable de decir
para donde crecemos y para comandar ese crecimiento urbano para que sea
funcional a reactivar la industria de la construcción, pero que sea funcional
al acceso a la vivienda.
- La creación de la Oficina de Inquilinos, ¿sirvió
para algo?
Hablamos seguido
con el responsable de la Oficina, sé que en la pandemia han crecido la cantidad
de casos que se han acercado.
El informe de
2019 municipal, dictó que dentro de la Secretaría Legal y Técnica el problema de
los alquileres se transformó en el de mayor cantidad de casos a asistir y los
que usaron el servicio de mediación comunitaria.
Creo que fue
útil, no alcanza con eso. Muchas veces se trabaja de manera fragmentada con
desarrollo social, por eso nosotros presentamos un proyecto para generar un
programa integral de apoyo al sector.
Entendemos que
una de los aspectos fundamentales de la política de vivienda, es el suelo
urbano, hay que generar lotes con servicios más baratos. Otro son los
asentamientos informales, el registro de Barrio Populares censó más de 10.
Otro tema, es que
hay otros municipios que pudieron construir y desarrollar planes de vivienda
pública municipal a valores accesibles.
Un cuarto tema es
el de los alquileres. De 2015 en adelante hemos logrado la idea que primero era
un tema entre privados y el poder público no podía hacer nada, conseguimos en
la agenda pública que el municipio si puede hacer.
Se pueden
desarrollar políticas que vayan hacia lo que llamamos un municipio del alquiler
justo. Dentro de la potestad que tiene el municipio, que es limitada pero no
que sea ninguna. Por ejemplo, se puede generar un fondo público de garantías,
porque hoy el problema no es solo cuanto ingreso destino al alquiler, sino
también lo que tenes que tener cuando vas a acceder al alquiler.
- También están las inmobiliarias, ¿Qué predisposición
tienen los martilleros?
- en general ha
sido un sector bastante esquivo y ha tenido una mirada muy problemática a
plantear esta agenda. Primero se han opuesto. Lo cierto es que es una agenda
que no es producto de una invención política, sino de un proceso real.
no hay ninguna duda
que tenemos visiones muy encontradas. Primero porque ellos dicen representar a
los inquilinos y representan a los propietarios, aunque no debería ser así.
Son contratados
por los propietarios, pero le pagamos los inquilinos. No debería ser asi, de
hecho la ley en Tandil se incumple. La comisión se debería pagar mitad y mitad,
y la pagamos completa los inquilinos.
Además, varios de ellos forman parte de los
multipropietarios. Suceden situaciones muy absurdas, por ejemplo inmobiliarias
que son propietarias, que después te cobran una comisión por gestionar una
propiedad de ellos.
Creo que ven el
submarino rojo en cualquier planteo que intente hacer que las cosas sean más
justas.
No hacemos esto
para afectar sus intereses. Y si afectamos los intereses de los grandes
multipropietarios, la verdad es que nos tiene sin cuidado. El problema es
resolver como hacemos para que la gente viva un poco mejor.
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