CARA A CARA - CUARENTENA EN ECUADOR
04/07/2020
Omar y Alicia son dos tandilenses que fueron a visitar a sus hijos en Ecuador y la pandemia los varó allí. Nos contaron la experiencia de la cuarentena en un país que la pasó mal y como fue la vuelta en el avión Hércules.
Omar Otegui y
Alicia Ledesma, son dos tandilenses que tienen a sus hijos viviendo hace un
tiempo en Ecuador. Como ya es su costumbre desde hace algunos años, en el
verano fueron a visitarlos.
En esta ocasión,
la complicación fue el regreso debido a la pandemia. Quedaron varados en uno de
los países de la región donde más fuerte pegó el coronavirus.
Ya en Tandil, nos
contaron como fue la experiencia.
- ¿Por qué estaban en Ecuador?
A: Tenemos tres hijos en Ecuador, dos en Montañita y Paola que está en
Baños. Desde el 2016, viajamos una vez por año a visitarlos.
Mi Hijo Maxi,
trabajaba en Igueldo, agarró la mochila, salió, paró en Ecuador. Le gustó
Montañita, trabajó en restaurant y después se puso su pizzería.
Lo que tiene de
lindo es el clima, siempre cálido.
O: gente de Francia, Estados Unidos, de todos lados, para en Montañita. Es un
lugar chico que tiene el mar a 100 metros del pueblo.
Habíamos viajado
el 20 de noviembre, teníamos el regreso para el 17 de marzo. El 16 cerraron
todo y suspendieron los vuelos.
A: quedamos varados. Entonces esperamos. Lo que más sufríamos era hacer la
cuarentena con 30 grados de calor, sin poder ir a la playa. Enseguida se hizo
un estado de sitio, de las 5 de la mañana a las 2 de la tarde podías andar,
pero después no salía nadie a la calle.
Habíamos alquilado
una cabaña a unos chicos de Mar del Plata, que alcanzaron a regresar. Así que cambiamos
a otra cabaña sin poder movernos.
O: Pasó un mes y pico y en Montañita no hubo casos. Luego, murió el
vicepresidente de la comuna por coronavirus, después apareció la presidenta
infectada, luego otro 15 casos. No sabíamos que hacer. Empezamos a asustarnos,
aparecieron todos los casos de repente.
- Lo que se veía desde acá que pasaba en Ecuador
era grave, sobre todo en la capital...
A: aparte de tener miedo, son lugares chicos, donde hay un hospital pequeño
con 10 camas, recién a una hora está Santa Elena, otro pueblito, y a 3 horas
está Guayaquil.
Cuando empezamos
a ver los videos de Guayaquil, era un espanto, la gente muriendo en la calle. Desde
ya, es como pasó en Argentina, los barrios más humildes estuvieron
desprotegido, colapsó todo.
En Montañita, si
bien hubo esos casos, se repusieron. Ahora ya abrió todo, mis hijos andan sin
barbijo y pueden ir a la playa.
- ¿Cómo vivieron la cuarentena allá?
O: yo me iba, agarraba l bicicleta, escondido, a la ruta entre la selva.
Ella no se movía de la cabaña, el espacio de un terreno común.
A: nuestros hijos venían, nos alcanzaban las cosas. Después pasó el tema económico,
ya nos terminaba la plata.
O: también los medicamentos, nosotros llevamos para los cuatro meses. Llegó un
momento que nos quedamos sin medicamentos y sin plata, lo bancos y Western
Union estaban cerrados.
A: nos asesoraron a través de la Embajada argentina, empezamos a conectarnos
y tuvimos una ayuda espectacular. Nos dieron la plata para los medicamentos que
necesitábamos y otro dinero semanal para que no nos falte de comer.
O: y no fue solamente a nosotros, a todos los argentinos que hicieron el
trámite
A: Hasta que empezaron a volver los aviones Hércules.
- ¿Cómo fue el tema del regreso?
O: Latam nos iba aplazando la fecha, nos mandaron para el 1 de mayo, y los
casos ya habían aparecido.
A: Donde empezaron a haber casos, era complicarles la vida a nuestros hijos
que estaban encima de nosotros, tenían la presión que nos pase algo allá. Entonces empezamos a pensar en volver.
La primera vez
que nos ofrecieron volver en el Hércules, dijimos que no. Pero después pensamos
en aprovecharlo.
El sábado 25 de
abril nos dijeron que al otro día salía el Hércules, a las 5 de la mañana teníamos
que estar en la terminal para ir a Guayaquil. Dijimos que sí, estábamos jugados.
Cuando vimos semejante aparato, te imaginás.
Los controles
fueron fantásticos, el aeropuerto estaba abierto solo para las personas que subían
a los Hércules. Te daban barbijo, te tomaban la fiebre y había médicos. Éramos
72 personas.
O: cuando bajamos en Buenos Aires, fuimos a Retiro y de ahí a San Telmo. Nos
alojaron en un hotel espectacular. La atención y la comida fueron bárbaras. Después
nos trajeron a Tandil, que llegamos el martes 28 de abril.
A: lo que tenemos que decir es que con la edad que tenemos, hemos pasado
cosas buenas y malas. Como experiencia, fue muy buena, se cumplió con mucho
protocolo. Quizás la juventud no está acostumbrada a eso o exige un poco más. Nosotros
lo único que podemos hacer, es agradecer. En ese momento estás a la deriva, en
un lugar que no conoces. Estábamos con nuestros hijos, pero nos gastamos todas
las reservas y no teníamos a quien recurrir.
La gente de las
cabañas también muy buena, que no nos hizo problema.
Nosotros lo
vivimos como una experiencia muy enriquecedora.
- ¿Tuvieron miedo en algún momento?
A: yo sufro de asma, por eso fui la que más cumplió con la cuarentena y
cuando volví seguí cumpliendo. Lo que nos informaban es que lo más triste del
coronavirus es morir ahogado, porque no hay solución. Yo a eso le tenía miedo,
acá en Argentina tengo mi médico y se cómo manejarme. Pero allá no había camas
y no sabíamos que hacer.
Mis hijos me
dijeron que me quede, pero es ser una carga para los chicos, nos vamos haciendo
grandes y ellos me tendrían que cuidar a mí. Pero nos cuesta ese paso. Quizás si
tuviésemos unos años menos, hubiésemos hecho lo mismo que los chicos.
- En definitiva, tuvieron una gran experiencia y
muchas anécdotas
O: Si, como historias, puedo contar que en febrero, iba al mar tipo 11 que no
había tanta gente, una vez que me zambullí me picó una raya con su cola,
terrible ardor y dolor.
Tres días antes
de nuestra supuesta vuelta, me mordió un perro en el gemelo, impresionante. Eso
fue una suerte, porque así iba a ser difícil viajar.
Y la última
experiencia fue la del Hércules.
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