"El 2 de abril significa mucho para mi, aunque más significa el 2 de mayo, que es el día que hundieron al Crucero General Belgrano. A veces me cuesta despertarme porque quedaron amigos míos, los sigo conmemorando. Aunque no vaya a ningún desfile, mi corazón sigue estando en Malvinas", comenzó Kilo.

Haurón estuvo en uno de los buques que auxilió al crucero insignia de la flota argentina: "El Belgrano lo teníamos a unos 800 metros, le pegaron al crucero y a nosotros nos pegó la onda expansiva. Me acuerdo todo de ese día, yo me había acostado hacía un ratito porque había terminado una guardia a las cuatro de la tarde... eso habrá sido cuatro y diez", siguió.

Kilo resaltó el acompañamiento que tuvo al volver: "Yo tuve suerte, mi familia me apoyó siempre. Me acostaba a dormir y mi viejo, que era médico, se ponía al lado mío a ver si tenía algo.  Tuve contención, amigos que siempre estuvieron pendientes de mí. Pero otros no, por eso hay una tasa de suicidio tan alta", expresó.

Hoy en día, dijo que "la sociedad se está 'malvinizando' un poco más. En un desfile, yendo a buscar el auto, una nena me paró para sacarse una foto. En la escuela se ha inculcado mucho más, me han llamado de distintos lados, y eso antes no pasaba". Agregó que "mis sobrinos siempre se acuerdan, cuando iban al Colegio San José me entregaron una medalla, por haber ido a la institución y por participar de la guerra. Fue un reconocimiento"

Admitió que "hoy hablo de Malvinas, aunque me costó veinte años. Antes no quería saber nada, cuando escuchaba algo me hacía el distraído. Hoy tengo otra cabeza, uno sabe que algo hizo y está bueno manifestarlo"

"La sociedad nos trata mucho mejor, nos han dado un lugar más confortable. Tienen mejores recuerdos y te lo hacen saber, a uno le da orgullo. Los mimos siempre vienen bien", confesó.

Por último, expresó: "Malvinas para mí es un quiebre en mi vida. Nadie vuelve igual de la guerra. Me gustaría recuperarlas, pero no como fuimos nosotros. Sé que diplomáticamente las recuperarán"