NOTA DE TAPA - EDICIÓN PAPEL
11/01/2020
El sentido de ESTADO como algo imaginario, es un sello del nuevo siglo. Ignorar las leyes que lo constituyen, los tributos que le permiten existir y hacer trampas con las normas establecidas, lo disuelven en una peligrosa interpretación.
¿Por qué no
funcionamos?
En 37 años de democracia, la mención a REPÚBLICA, DEMOCRACIA o ESTADO fue mutando su significado en tanto se reinterpretó la historia de variopintas maneras. Hoy escuchamos endebles fundamentos para justificar un cambio de significado. Sorprenden las livianas y variadas deducciones y las muchas repeticiones: el rol del ESTADO, la culpa del ESTADO, es cuestión de ESTADO. Se acomoda, cambia o invoca según convenga.
El mundo no nació con los ESTADOS constituidos en base a
derechos y deberes. Menos aún armó su esquema de balance entre lo que recibo y
lo que doy con la invención de Internet o las #redes. Demos un breve paseíto
para entender cómo llegamos hasta acá.
Hace unos 28 siglos, los griegos acuñaron términos como
"polis" para nombrar las CIUDADES-ESTADO, donde los individuos voluntariamente
elegían pertenecer ejerciendo ciertos roles, aceptaban algunas
responsabilidades tributarias y obtenían algunos derechos. Había clases más
privilegiadas que otras y esclavos o semiesclavos. Nada era muy justo.
Los romanos no solo se asombraron con el arte y los dioses
griegos, también se "inspiraron" en la forma de gestión de las "polis" y las
perfeccionaron fijando un conjunto de competencias y facultades; trataron de
simplificar el funcionamiento corrigiendo algunas contradicciones jurídicas que
generaban injusticias. Establecieron tributos obligatorios con bastante rigor,
y lo intentaron replicar en los territorios conquistados. La suerte no siempre
les fue favorable, porque las tribus y razas asentadas eran bien distintas, las
tierras se ganaban por las guerras y una vez apropiados se cedían a los
generales romanos como pago por los servicios prestados. Fueron naciendo
diversas escalas territoriales que perpetuaron el sistema del tributo
obligatorio. La propia historia -con los hechos- fue definiendo nuevos
conceptos de ESTADO o GOBIERNO unificando a los seres humanos más o menos
organizados...pero siempre sometidos.
Llegado el siglo XV (Edad Media) tanto en Europa como en la
América recién conquistada, los pobladores estaban sometidos al poder feudal,
obligados a pagar tributos para no ser desterrados, asesinados o vejados. Solo
recibían a cambio el "permiso" de vivir en tal o cual lugar, nada más. Algunos
"libertarios" osaban escapar formando otras comunidades alejadas ignorando los
dominios del rey, príncipe, duque, o lo que fuera. Lentamente, durante más de
dos siglos aparecieron nuevas figuras o formas semi legales a modo de "fueros"
para limitar el poder monárquico y sus derivados. Pero llegó el siglo XVI con
Maquiavelo, y luego el S XVII con el pensamiento de algunos franceses como
Rousseau o Montesquieu, un verdadero inicio de la organización de los pueblos
con reglas o normas -ciertamente con base en las polis griegas- que marcaron
notables mejoras en cuestión de derechos.
En todos estos siglos, hubo algo que no mutó, no cambió: la
relación entre estos derechos y deberes ciudadanos y el territorio. Los límites
se corrieron según la geografía, las guerras, las uniones familiares existentes
por la fusión de las castas reales, o más sencillamente: las guerras. Pero la
idea de SOCIEDAD y SOBERANÍA ( "sober" por encima, "anus" origen, procedencia),
ya estaban absolutamente vinculadas: debía
existir un territorio y una decisión voluntaria para formar parte de la
"societas". Para ello usaban un concepto muy claro: el iure gentium, era algo
voluntario, el sujeto se sometía a la ley "civitas" que podríamos sintetizar
más o menos así "me someto a la propia
ley creada por nosotros los hombres". Esto es, una aceptación originada en
el consentimiento. Nada de divino ni mágico existía en este acto, tampoco
reconocía el derecho de sangre o la herencia por apellido, parentesco o
familia. Mucho menos de injerencia en aquellos modelos parlamentarios, que
optaron por mantener sus monarquías limitándolas a la representación,
quitándolas del concreto acto de gobernar que se centró en los parlamentos.
Así las cosas, el Estado que aún perdura como sistema,
continúa uniendo indisoluble: población,
territorio, estructura jurídica y soberanía.
En plena revolución industrial, allá por 1800, el economista británico Thomas Malthus
escribió una frase que marcó la diferencia y sigue vigente: "El ESTADO termina siendo la
existencia de un conjunto de habitantes que se asienta sobre un territorio
determinado, y pasa a llamarse POBLACIÓN, allí aceptan un conjunto de LEYES
concebidas por ese mismo grupo humano al que ahora desean pertenecer, y se
comprometen a cumplir y hacer cumplir esas normas incluyendo sus tributos y la
forma de gestión dineraria, administrativa y jurídica, mientras aceptan las
autoridades rotatorias que administren y juran defender el territorio soberano
de cualquier amenaza que los ponga en peligro" .
Gran bisagra esta síntesis del clérigo británico erudito en
economía y demografía - ni siquiera jurista- que cuando nacía la industrialización
proclama un texto que luego encabezó la mayoría de los "preámbulos" de las
CONSTITUCIONES surgidas por entonces. Así nace el constitucionalismo, brotado
de las semillas de la Revolución Francesa y la Declaración de los Derechos del
Hombre. Ya no podría el Estado o el soberano hacer lo que le plazca sin ley alguna
que lo someta, al contrario somete al propio ESTADO a un cinturón que le ciñe
las atribuciones, le limita los excesos y coloca ante la población un espejo
frente al que cada ciudadano también debe someterse para cumplir las normas.
Sería bueno reflexionar un instante sobre esto cada vez que
mencionemos al ESTADO, y pensar que sin
los ciudadanos no existe y sin
nuestros tributos tampoco, y sin
nuestra participación menos...y sin todo eso NO HAY DERECHO ALGUNO QUE
RECLAMAR.
El vocablo "Estado" viene del latín status y se
define como una comunidad política desarrollada, no es un "fenómeno social", es
mucho más que eso: el Estado es un ente jurídico supremo, algo no visible pero
palpable entre los sujetos sometidos a este orden de leyes establecidas donde
nos determina deberes y nos reconoce derechos como parte de la organización
social. Porque en todo caso, somos nosotros mismos quienes creamos derechos y limitamos
derechos mientras cumplimos deberes; y no tan solo porque los
"otorga" la Constitución Nacional (con sus consabidas reformas), sino
por las continuas leyes que se suman, modifican, anulan o nacen nuevas. Y estos
"cambios" deben hacerse bajo el rigor parlamentario porque en definitiva
regulan los actos ciudadanos. Para ser ciudadanos debemos someternos a las
leyes, no a los gobiernos. Y las leyes son nacionales y provinciales... pero
también municipales, que se denominan ORDENANZAS.
Esto funciona como la CULPA: cuando es de TODOS, nadie es
culpable, y eso en una democracia solo lleva a su deterioro y final
destrucción.
No es posible solo RECLAMAR DERECHOS si no somos capaces de
CUMPLIR DEBERES.
Aunque esta globalización nos borre las fronteras, nos
cambie el arraigo tribal, anule las distancias y vincule a humanos bien
diferentes... no es real. Es una
resultante del mundo virtual que desencadenamos al tocar una pantalla del
celular que llevamos en la mano.
¿MÁS DERECHOS QUE
DEBERES?
La madrugada en nuestros barrios, ofrece una diversa
postal.Grupos de jóvenes con botellas y envases, gritando y golpeando portones,
tirando envases y piedras. Con aerosoles ensuciando lo que venga o con la
pulsión de golpear autos estacionados, romper los espejos o caminar por los
techos de la fila estacionada. Parece mostrar un desapego cuyas raíces se
expanden sin límites.De día el tránsito es caótico en una penosa interpretación
de libertad. Tenemos leyes que nos rigen para darnos garantías, porque para
acceder a los derechos que nos proveen la leyes vigentes, es necesario aceptar
vivir en comunidad, aceptar el marco social.No es cuestion que NOS GUSTE, es
condición "sine qua non" cumplirlas para vivir en sociedad.
Basta tomar como ejemplo una Ordenanza local, sí, la que
regula el USO Y OCUPACIÓN DE LA VÍA
PÚBLICA, viene de una anterior de 1978 que se modificó y la nueva se
sancionó en 2013. Nos referimos a la N°13.633/13 .
Todo lo requerido para funcionar en comunidad, está en esas
30 páginas que regulan el ESPACIO PÚBLICO. Desde donde colocar mesas y sillas
en las veredas, como destacar los accesos a garajes, como estacionar, cuantos
metros pintar amarillo en un garaje privado hasta las responsabilidades de los
propietarios y frentistas. La ira no es la reacción de un ciudadano ante la
ley, la justificación tampoco. Pero incumplimos demasiados artículos,
demasiados y de todo tipo.
Este es el LINK de la
ordenanza: http://www.tandil.gov.ar/download/7175/ordenanza
CUANDO EL PROPIETARIO
ES RESPONSABLE
Poseer una vivienda, un comercio, tener una vereda nos
obliga a ciertas responsabilidades. Desde el mantenimiento y el uso de las
mismas hasta el tributo que abonamos por Servicios como el ABL o los
Sanitarios. Somos responsable de los medidores de los servicios, y en el caso
del GAS, las casillas y su colocación: a nuestro cargo. El mantenimiento
también.
El sistema de abrir y cerrar para medir es el mismo de hace
40 años, no usan una llave tubo TRUPER de ¼", sirve un destornillador metido a
través de las ranuras por donde se airea el medidor y dar un tirón. Así se ven
rotas o forzadas, porque para cerrarlas basta una patada decidida. Hay muchas
con medidor funcionando y sin puertas. Aquí repartimos las culpas, pero el
control de la distribuidora debería -cuanto menos- mejorar el trato con los
portoncitos mientras intima a la colocación, renovación o mantenimiento de los
existentes. Es una cuestión de SEGURIDAD y de CIVILIDAD. Lo mismo con el
arbolado urbano, los yuyos de las veredas o las baldosas faltantes. Los
residuos derramados por bolsas sacadas fuera de horario o los baldíos. Claro
que hay multas por los terrenos abandonados, pero quien no paga los impuestos
menos abonará las multas sumadas a las tasas, y así pasan 20 o 30 años entre la
desidia, las alimañas y la decepción del barrio. Porque como humanos
conformamos un grupo barrial, una vecindad, una pertenencia, más allá de quien
sea responsable... somos habitantes, pobladores, ciudadanos sujetos a deberes
antes que reclamantes de derechos.
¡LA CALLE ES MÍA! (y
mi vereda también)
En tiempos violentos, una ciudad apresurada y estrecha se
descontrola. No hay síndrome más angustiante que el de sentirse preso,
limitado, sin espacio. Esperar unos minutos en un nudo de tráfico resulta un
calvario, pero ¿adonde vamos tan apurados como para no ceder el paso una
persona mayor, a una madre con niños o al que viene por la derecha? En este
juego del tiempo urgente, pasar semáforos en amarillo se reduce a una mera
aceleración oportuna.
No interesa llevar casco para proteger nuestra propia
cabeza, usar el cinturón o que los niños vayan sentados atrás. Enorme retroceso
que seguimos sin asimilar.
Una ciudad con calles angostas y mínimas veredas coloniales,
comprime la vida ciudadana cuando le sumamos un parque automotor superior de
los 70 mil vehículos sin contar las motos.
Pero insistimos en entrar al banco o recorrer vidrieras sin
bajarnos del vehículo. No fue hace tanto cuando la pulseada era como colocar
las mesas en las veredas de las confiterías sin riesgo para el peatón ni para
el cliente que consumía; y nos llevó tres años de disquisiciones. Lo mismo pasó
con la mercadería en las veredas y con los cajones en las verdulerías. Sigue
pasando con los garajes obstruidos, y los excesos de pintura amarilla que
superan los 3 metros de máximo que regula la ordenanza. Hoy se pinta hasta que
se termina el tarro.
En una interpretación absurda de "porque pago mis impuestos tengo derecho a todo", termina avanzando
en la reserva de sitios de estacionamiento a cualquier hora "porque ahora vienen a descargar". Y
sabemos que no es verdad. Decididamente NO FUNCIONAMOS.
ATENTO CONTROL:
"tenemos un problema"
Esta onda libertaria que exige derechos sin tener en cuenta
los deberes que sostienen la disponibilidad de esos derechos, es una muestra de
la errada concepción del estado. Los controles -de lo que sea- son resistidos,
desde hacer la prueba de alcoholemia, tener la VTV, seguros y patentes, llevar colocado el cinturón, parar
ante un semáforo rojo, ocupar una dársena para discapacitados o un garaje.
Cruzar intempestivamente la calle sin mirar más que el celular "porque soy peatón y tengo derecho" hasta usar las veredas como garaje, los
garajes como ferias americanas sin permiso o las columnas de luz para atar las
motos. La rebeldía no es fundamento para incumplir, en todo caso es alerta para
la revisión de algunas normas. Ya confirmamos que fallan los controles, ya
sabemos que hay demasiadas excepciones, y tendremos que analizar que eso marca
una gran falla en las actitudes ciudadanas. Un bar, una confitería, un comercio
cualquiera decide colocar cajones, baldes, tablas, hasta conos o sillas para
que nadie estacione. Un hogar unifamiliar o un PH no debe pintar amarillo todo
su frente para guardar estacionamiento "por las dudas", porque esto no debería
ser una jungla donde el más vivo, el más fuerte, el más pícaro gana. ¿No hay
manera de comprender y cumplir las normas?
No importa si no hay un inspector mirando, ya sabemos que no
se cruza en rojo un semáforo, ya sabemos que las bicis deben seguir el sentido
autorizado del tránsito y no andar por la vereda. Sabemos que en una avenida no
se gira a la izquierda salvo que un semáforo lo indique, conocemos el horario
de los recolectores... ¿Por qué dejamos en los "basurines" los residuos un sábado
a la tarde, junto a muchos envases PET sueltos? No es tarea de los recolectores
cargar a mano esos envases vacíos.
Tapar las rampas, estacionar en las ochavas, no es correcto.
El tránsito en las calles es a 40 km, y nunca falta alguien atrás que toca
bocina gesticulando para pasar por cualquier lado, también por la derecha.Sabemos
que está prohibido usar el celular mientras se conduce, pero seguimos como si
nada. Así vemos autos o motos que "inexplicablemente" chocan con columnas,
contenedores, autos o camiones estacionados; un WhatsApp revisado mientras se
conduce puede inhabilitar la cobertura de un seguro si hay un siniestro ¿lo
sabía? Y nada más fácil que comprobar la hora de la última comunicación o
mensaje.
Nos hacemos trampas jugando al solitario.
Nada bueno resulta de estas inconductas. Tal vez, NO
FUNCIONAMOS como país, porque tampoco funcionamos bien como sociedad.
El ESTADO no es una entelequia ajena, somos nosotros en cada
diverso rol. No es un partido político, un presidente, ni siquiera un juez, es
una conciencia ciudadana más responsable y correcta.
Para justificarnos...todos somos muy creativos. Pero eso no
construye.
LA POLÍTICA CONTROLA,
LOS CIUDADANOS CUMPLIMOS
Gabriel Bayerque (53)
dedicó 10 años de su vida a la política. Desde la Secretaría de Asuntos Legales
pasó a Inspección General y luego su cargo como concejal le permitió completar
todo el arco de funciones inherentes a la gestión comunal. La charla inicia revisando el rol del ESTADO
y la naturaleza de las leyes: "El ESTADO debe liderar el proceso de
convivencia justa, con las condiciones equitativas, y de lo que yo llamo
"vigencia de una ley"... que al tratar cuestiones dinámicas, exigen cambios
oportunos según los tiempos. Las famosas excepciones son un ejemplo de algo que
debería revisarse, porque la sociedad las percibe como injustas, y tiene razón.
Allí nace "si aquél lo hace yo también". Hay un principio fundamental: el
estado no interpreta la ley, la hace cumplir. Un funcionario público -del orden
que sea- tiene la primera misión de hacer cumplir las leyes, con cambios si la
modernidad necesita nuevas normas, o si la reglamentación es obsoleta, poco
clara...o desactualizada"
Para este abogado apasionado y entusiasta, el tiempo puede
tornar inaplicable una norma, una ordenanza, una ley, y debe revisarse.
Bayerque insiste en la calidad de los legisladores y abarca diputados,
senadores provinciales o nacionales, y por supuesto concejales. Por dar un
ejemplo menciona al famoso FAS, que corresponde a la Ordenanza N°9495 nominada
Dr. Daniel Grasso y data de hace más de 25 años, concebida para asistir a los
familiares en 1° grado que sin obra social enfrentan costos de tratamientos por
cuestiones de salud. Esta norma recauda un porcentaje en la factura por el
consumo de luz, es una ordenanza que ya tiene un sinfín de modificaciones,
porque la medicina cambió, la estructura de Salud Municipal mejoró... entonces el
HCD termina aprobando que esos fondos pasen a obras de infraestructura de
salud, pero el FAS (Fondo Asistencia Solidaria) no fue creado para eso. Para
Bayerque "al final resulta injusto, es una herramienta fantástica... pero no para
que se use en infraestructura sanitaria, pasa con un motón de ordenanzas
vigentes. Yo trabajé mucho desde Inspección General por resolver temas de
control, pero si solo hay dos inspectores para controlar las obras en
construcción (dependen de Secretaria de Obras Públicas) y sin vehículos... se
complica. En el área urbana tenemos en promedio casi una obra por manzana...sea
chica o sea un PH ¿cómo controlas eso? Ni que hablar de los Inspectores de
Tránsito, imposible ordenar el área central (el centro) aun si solo son ocho
manzanas. Propuse pensar quitar el estacionamiento en ambas veredas, dejar toda
el área peatonal y de tránsito vehicular sin estacionamiento... un cordón rojo
para ascenso y descenso con 2 minutos por vehículo, nada más. Volví sobre el
tema cuando fui concejal y como no es una medida "amigable" exige pagar un
costo político. Y así nunca se trata". Recorriendo el AUC (Área Urbana
Central) se observa la cantidad de cordones amarillos larguísimos, en lugares
super transitados que por alguna excepción permitieron centros de
rehabilitación o de sanidad en medio de bancos y comercios, a lo que sumamos
enormes estacionamientos con enormes accesos. Algo que no alivia ni favorece a
nadie. Los micros necesitan mucho espacio para bajar y subir pasajeros, al lado
de las paradas de taxis... o de los remises sin paradas que también esperan sobre
esas líneas amarillas. ¿Y si probamos con las bicicletas?, pues nunca las vimos
en funciones: "Yo me interesé porque eran parte del sistema SUMO,eran 200 que donó el
Banco Macro allá por 2014. Están en la Dirección de Servicios (Ex Buxton),
ahora quedan menos de 200. Una pena, cinco años perdidos en un mundo que clama
por sustentabilidad. Para estas cosas estamos los funcionarios políticos, para
resolver los temas de una sociedad que nos vota. Sea del partido que sea, el
bien común observa la mejora para la vida de todos. Me corrí de la política
porque ya aporté todo lo que pude, a lo mejor no sirvió tanto, pero sé que deje
energía y pasión. Ya está, probé mis principios republicanos que sostuve desde
muy joven, aprendí mucho, entendí el juego de mayorías y minorías. También me
desencante, obvio, pero estos tiempos favorecen la degradación de la POLÍTICA
como herramienta de cambio y mejora social. No olvido que soy un producto del
DERECHO, creo en la norma, en su aplicación y en la pena por infringirla. Suena
duro, pero voy a usar a una novela rusa del 1800: "CRIMEN Y CASTIGO" para
unirla con una reflexión del gran Thomas Hobbes: "todos contra todos", que él
llamó LA LEY DE LA SELVA. Sin una, la otra es incontrolable"
Bayerque clausuró Puente Azul, dio batalla a las fiestas
privadas usando las propias #redes para investigar donde se hacían estos partys
sorpresivos, estuvo obsesionado con el consumo de alcohol en los jóvenes, con
las habilitaciones... y cuando llegó al HCD insistió e impulsó modificaciones
consideró fundamentales: "una ordenanza nunca es perpetua porque
aplica a un mundo dinámico, cuando se vuelve inaplicable o no hay modo de
efectuar controles eficaces... hay que barajar y dar de nuevo. No se gobierna con
excepciones, no es justo y es la semilla del incumplimiento"
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