NOTA DE TAPA - EDICIÓN PAPEL
09/12/2019
Veinte mil personas residen en el barrio más grande de Tandil. Generaciones de familias tradicionales y costumbres arraigadas en 108 años conviven con los nuevos problemas del Siglo XXI
por
Marcelo Bettini
Con más de 20 mil residentes y 108 años de historia Villa Italia
es uno de los barrios más poblados de la ciudad. El desarrollo explosivo del
centro comercial en calle Quintana, el aumento sostenido del parque automotor y
la llegada de nuevas familias al desarrollo urbanístico ProCreAr -lindero a la
I Brigada Blindada del Ejército- son algunos de los factores que están
convirtiendo al otrora tranquilo barrio en una zona de alto tránsito y
problemas que hasta no hace mucho tiempo eran desconocidos para quienes viven
allí.
Conviene apuntar también algo que por obvio no deja de ser
importante en la comprensión de las dificultades que entraña La Villa en su
diseño urbanístico: las vías actúan como barrera infranqueable. Son 17 las
calles atravesadas por el ferrocarril: tres con paso a nivel y las restantes 14
quedan truncas en el punto de encuentro de la calle y la vía férrea que alguna
vez tuvo tránsito frecuente de formaciones de carga.
Los pasos a nivel sobre Pasteur, Quintana y Beiró son los
únicos alivios del tránsito interno del barrio. El paso queda impedido por la
vía en su intersección con Vigil, Dinamarca, Ameghino, Urquiza, Lavalle,
Vicente López, Intendente Dufau, Sáenz Peña, Mosconi, Magallanes, La Movediza,
Bereterbide, Langueyú y Primera Junta. Estas dificultades de origen potencian
las complicaciones que empezaron a surgir con el crecimiento de población y del
parque rodante. Con el agravante de que será muy difícil superar esas barreras
de infraestructura por el concierto de voluntades estatales que se requiere
-Municipio, Nación, autoridades ferroviarias- y el costo inherente a la obra
para conectar las calles.
CIUDAD DE CUADRAS
LARGAS
Pero conviene, antes de avanzar en el tema puntual de "La
República de Villa Italia", detenerse un momento a reflexionar sobre una
particularidad relacionada con el diseño de nuestras calles y las unidades de
medida adoptadas originalmente para esa tarea.
Argentina no oficializó el uso del sistema métrico decimal
hasta1863, cuando adoptó el Sistema Métrico Legal Argentino (SIMELA), mediante
la ley 52 promulgada durante la presidencia de Bartolomé Mitre. Los desarrollos
posteriores tendieron a mejorar la implementación y la fiabilidad de los
sistemas de medidas, siempre sobre la base cien del sistema métrico decimal
para el caso de las distancias.
Para ese entonces el diseño de las cuadrículas que fueron
extendiéndose a partir del Fuerte Independencia para conformar el pueblo
original ya estaba en plena ejecución. Aquí, al igual que en Buenos Aires y en
otras ciudades previas al uso del sistema métrico decimal, las cuadras son más
largas que en la mayoría de localidades con tramos de cien metros. ¿Cuánto más
largas? Casi un treinta por ciento. Una cuadra en Tandil tiene 129 metros, que
surgen del empleo del sistema colonial heredado de los conquistadores españoles
y que apelaba para las distancias a dos unidades de medida: la cuadra y la vara
(las primeras cuadras se trazaron con una medida de 150 varas). Este hecho
fundacional llega con su entramado de consecuencias hasta nuestros días e
impregna la cuestión del tránsito.
El jefe de gabinete Julio Elichiribehety reflexiona en este
punto proponiendo una suerte de ucronía: "De haber adoptado el sistema métrico
decimal como otras localidades más nuevas, entre Avellaneda y España, por
ejemplo, tendríamos dos cuadras más. Probablemente el tránsito sería más fluido
y menor la concentración edilicia, con más superficie para el uso de los
vehículos".
Pero la ciudad es como es y eso incluye sus cuadras más
largas que suman complejidad al tema del tránsito que hoy comienza a sentirse
fuertemente también en Villa Italia. Y el otro factor decisivo es un parque
automotor en crecimiento sostenido. Según datos oficiales de ARBA, entre 2006 y
2015 se patentaron 27 mil automotores. El gobierno local estimó en septiembre
del año pasado un parque automotor combinado de 75 mil automotores y 27 mil
motos. "Si se toma la población económicamente activa estamos casi en un
vehículo por persona, lo que significa un 20 por ciento más que ciudades de su
tipo", agrega el funcionario.
Los datos van en la misma línea del crecimiento poblacional:
Tandil aumentó de 0 a 60 mil habitantes en 150 años y solo le tomó los
siguientes 40 duplicar la población estable.
Una ciudad con crecimiento de población muy alto, poder
adquisitivo por encima de la media que redunda en un parque automotor superior
en términos porcentuales al de ciudades de su tipo y cuadras de 129 metros de
longitud son factores decisivos a la hora de entender el fenómeno del tránsito.
HOLA SEÑOR ZORRO
Los agentes de Control Urbano Vehicular están dejando de ser
una rareza en Villa Italia. Durante décadas estuvieron prácticamente ausentes
en esa geografía -salvo acontecimientos muy puntuales- básicamente porque su
actuación no era necesaria. Con los cambios surgidos en los últimos años y
particularmente en el lustro precedente,
los conflictos crecieron y hoy ya es considerado un punto donde se
requiere intervención estatal para tratar de ordenar el flujo de vehículos.
Walter Villarruel, director de Control Urbano Vehicular,
asegura que por su crecimiento Villa Italia ya tiene tiene problemas de
tránsito que eran propios del centro de la ciudad.
"Ha crecido muchísimo y lo que antes no era un problema
ahora sí y se traslada a la cotidianidad de los vecinos. El parque automotor es
muy importante y las calles son tan angostas como las del centro. Estamos
trabajando desde hace un tiempo sobre el tránsito en Quintana, no con la misma
intensidad que en el radio céntrico por cuestiones obvias del micro centro
donde tenemos bancos, escuelas y mucha cantidad de gente en los comercios; pero
el centro comercial de Villa Italia es más que importante y trae diversos
problemas relacionados con el tránsito. Estamos trabajando con la Cámara de
Transporte y con la Comisión de Transporte del Concejo Deliberante para ir
adecuando las conductas a las normas que, si bien se tendrían que haber respetado
siempre, en estos momentos hace más imperioso la inserción nuestra en el
territorio", le dice Villarruel a El Diario de Tandil.
¿Qué vecino pensaba en los años '80, '90 o incluso en los
albores de los 2000 que la carga y descarga de mercaderías podría representar
una molestia en Villa Italia? Ninguno, es la respuesta más probable. Hoy, sin
embargo, ese asunto se convierte en otro conflicto. Otra vez Villarruel: "La
carga y descarga de mercaderías tiene un horario que rige para todo Tandil, no
solo para el micro centro. Se determina por ordenanza desde las 20 hasta las 10
de la mañana posterior y de 13 a 16.30. A veces podemos ser un poco permisivos
con este tema en los barrios porque sabemos que el flujo de los proveedores es
muy grande y los negocios no abren muy temprano, van acotando su ritmo a la
entrada de los empleados. Pero en Villa Italia, puntualmente sobre el centro
comercial de Quintana, donde tenemos colectivos, proveedores y gente haciendo
trámites y compras, un banco y un registro civil, hay tantas actividades que
estamos obligados a contemplar una intervención más grande que en el pasado".
CUERPO DE CIUDAD,
ALMA DE BARRIO
Un asentamiento urbano de 20 mil almas, con su banco, su
registro civil, estación de policía, cuartel de bomberos, escuelas, clubes,
biblioteca y centro comercial. Prácticamente todo lo que una ciudad pequeña
necesita para conformarse como tal. A pesar de ser pujante, independiente y
tener impresa una fuerte identidad que la llevó a autodenominarse "República de
Villa Italia", aún conserva su alma de barrio y sus costumbres apacibles y de
proximidad vecinal.
Algunas muy arraigadas y que nunca molestaron a nadie hoy
generan dificultades. Villarruel reconoce: "Tengo problemas con los camiones.
En Villa Italia vive gente que ha manejado camiones toda su vida y se encuentra
con que ya no está permitido estacionar el camión. Te dice que vivió ahí toda
su vida y que toda su vida trabajó de camionero. '¿Qué hago con el camión?',
nos preguntan".
La respuesta que debe dar el funcionario no es simpática en
vistas de la prohibición que está en vigencia. Entonces, "tratamos de notificar
primero, luego conversar para que cambien la conducta pero finalmente tenemos
que infraccionar. El camión no se puede estacionar en la ciudad. Si cumplimos
la norma a rajatabla, debería estar aparcado en un estacionamiento de la
empresa de transporte o una playa de camiones. A no ser aquellas avenidas
habilitadas para ello de 20 a 6 de la mañana. Es una ordenanza que ha quedado
vieja. Antes no nos molestaba algún camión estacionado en la cuadra pero hoy sí
porque hay muchos más negocios, más personas, más tránsito en general y estos
vehículos tan grandes son un obstáculo que incluso puede ser motivo de
accidentes porque obstaculiza la visión cerca de una esquina".
PONER EL TEMA EN LA
AGENDA DEL BICENTENARIO
Eso propone el presidente de la Biblioteca Popular
Sarmiento, Braian Urban, para quien "hace tiempo que el tránsito y la
circulación vehicular son un problema en nuestro barrio".
Refiere al problema estructural derivado del crecimiento de
los barrios aledaños ProCreAr, Arco Iris y San Juan, entre otros, "donde sus habitantes circulan, consumen y se
desplazan en y por Villa Italia".
En segundo orden apunta al propio crecimiento de Villa
Italia, sobre todo en la zona céntrica, con un desarrollo comercial
significativo. "Y en tercer lugar, y vinculados con los anteriores, estamos
frente a un fenómeno de centralización, en tres cuadras prácticamente, tenemos
el registro civil y las oficinas de ANSES, el Banco Provincia, un
establecimiento educativo, que en ciertos horarios se concentra una gran
cantidad de vehículos y personas".
También señala lo ya explicado sobre las vías del tren que
rodean y dividen el barrio y el hecho de la escasez de accesos al barrio, sobre
todo en la zona de la estación de trenes.
Urban destaca que el problema es serio y afecta la vida
diaria de muchos tandilenses. "Son muy frecuentes imágenes que hablan por sí
solas de lo que sucede: horario de recolección de residuos y colas eternas de
autos en la calle Quintana o situaciones de emergencia y ambulancias con serias
dificultades para avanzar".
El dirigente recuerda que "en los últimos años hubo diversos
intentos por mejorar o resolver esta problemática. Ordenanzas sobre
circulación, estacionamiento en una sola mano, en dos, declamaciones sobre la
importancia de los paso a nivel. Más allá de las buenas intenciones el problema
sigue estando y con perspectivas de profundizarse".
Por eso indica que "será necesario, de cara al nuevo mandato
municipal del Dr. Lunghi y el Acuerdo
del Bicentenario, incluir el tema y
poner los recursos, las gestiones y las voluntades para resolverlo
definitivamente, escuchando las necesidades de la gente y los diversos sectores
involucrados".
EL PATRÓN DE LA
VEREDA
Un relevamiento fotográfico de este medio revela que Villa
Italia es el barrio de la ciudad con más autos estacionados sobre las veredas.
En varias versiones: dos ruedas arriba y dos en el asfalto; de trompa en el
garaje con dos ruedas y el baúl sobre la calle o directamente y sin pudor el
vehículo completo sobre la acera.
¿Se debe hablar entonces de un barrio de infractores consuetudinarios?
No necesariamente. En Villa Italia, a diferencia de otros barrios, encontramos
muchas familias completas de toda la vida. Vivieron los abuelos, los padres y
los hijos, hay una cuestión de costumbre arraigada que no se da en otros
barrios que tienen muchas familias que se han ido incorporando con el tiempo.
Entre esas costumbres inmanentes está la de usar parte de la vereda para el
automóvil.
El responsable de Control Urbano Vehicular entiende que "el
de los autos estacionados sobre las veredas no es un problema exclusivo de
Villa Italia, en cada barrio tradicional de Tandil es como que todavía siguen
sosteniendo que el frente de la casa es del propietario. No se pueden hacer
carne que somos propietarios de la línea de edificación hacia adentro. La calle
y la vereda son de todos. No se puede hacer lo que uno quiera".
Villarruel coincide en que esta costumbre "se ve sobre todo
en gente que ha vivido mucho tiempo en un lugar".
Asegura que desde su área de gestión han comenzado a
notificar a los infractores "y en casos
concretos hemos sancionado por denuncia de alguna persona con capacidad de
movilidad reducida que no lograba desplazarse por autos que obstaculizaban el
tránsito, no nos ha quedado otra, aunque nos gustaría que el cambio se fuera
dando sin necesidad de hacer multas".
En la urbanización ProCreAr, considerada una especie de
extensión de Villa Italia, se combinan y concentran los dos problemas
anteriormente descritos: camiones estacionados en las calles y autos sobre la
vereda. "Si bien es movimiento interno del barrio, estamos trabajando para
advertirles a los vecinos porque se dan situaciones problemáticas de
circulación y de estacionamiento", revela el jefe de los agentes de Tránsito.
El respeto del sentido de circulación se da en los puntos
más alejados del barrio, al igual que en otras zonas de la ciudad, donde hay
calles de tierra y no están señalizadas.
En el caso del tramo de doble mano sobre Quintana "el
vecindario ha acatado mucho más rápido la norma que quien pasa
circunstancialmente". El tramo conflictivo es Quintana entre Maritorena y
Lavalle, donde hay doble mano con prohibición de estacionar sobre la derecha.
"También tenemos un problema en Reconquista -la calle de tierra que corre
paralela a Pujol y traza una diagonal-, es mano hacia Figueroa pero los vecinos
la usan según les convenga. El tema es que las calles de tierra, cuando se les
pone el cartel con la nomenclatura y el sentido, deben ser respetadas igual que
las de asfalto en cuanto al sentido de circulación. En otro barrio muy
tradicional, Villa Gaucho, se está poniendo toda la cartelería y nos pasa eso de que las vienen usando como
doble mano".
Acatar la mano de las calles hace a la convivencia en
armonía pero también es un reaseguro para quien circula en un vehículo pues, en
el caso de sufrir un accidente, las compañías de seguro se desentienden si el
tenedor de la póliza no circulaba en el sentido correcto de la calle.
Aquí confluye otro tema que es un déficit y salta a simple
vista: la falta de carteles indicadores en una gran cantidad de esquinas.
"Incluso a mí que trabajo en esto me ha pasado de confundirme en un cruce de
calles porque falta el cartel" apunta Villarruel.
La confección e instalación de estos carteles está a cargo,
en la faz operativa, de la Dirección de Servicios Urbanos. Su titular, Claudio
Fuentes, asegura que parte de la razón de ese déficit de indicadores de
tránsito debe buscarse en el elevado costo que tiene cada unidad. "Es carísimo
lo referido al material, la pintura y el ploteado de la cartelería". Anticipa
que para el ejercicio 2020 se previó una partida presupuestaria mayor y
"estamos realizando un relevamiento para saber con certeza cuántos carteles
hace falta colocar". Por otra parte, asegura que se está cambiando la altura a
la que se instalan para tratar de evitar o disminuir el vandalismo.
Por último está la cuestión del estacionamiento acotado por
los cordones amarillos, aunque no siempre estos son indicativo de una ordenanza
que reserva el espacio sino de la avivada de algún frentista.
"Hay una ordenanza de cordones amarillos pero aplica para
las entradas de vehículos. Habría que liberar la ordenanza, porque no hay un
registro, ni tasa, ni se cobra derecho alguno, tendría que estar liberado para
que quien quiera, lo pinte siguiendo las indicaciones", refiere José Luis
Labaroni, presidente de la Comisión de Transporte y Tránsito del Concejo
Deliberante.
Con respecto a la pintura aplicada no ya sobre la entrada
sino en el cordón frente al domicilio, "la ordenanza que lo regula es la de
espacios públicos y cuando se solicita sale por excepción".
El concejal explica que para "lleva la pintura y señalética
vertical, indicando carga y descarga, ascenso y descenso o reserva de estacionamiento,
según corresponda. Hemos otorgado también para gente con problemas de salud
crónicos o discapacidad".
Para determinar si un cordón pintado de amarillo
efectivamente está reservado hay que observar que también tenga el cartel
indicando el número de la ordenanza que lo aprueba y que es única para cada
caso. Pero lo cierto es que si alguien pinta el cordón de amarillo sin una
ordenanza que lo respalde es altamente probable que se salga con la suya pues
no existen multas que se apliquen por ese motivo. Como máximo, si la
irregularidad es detectada por el Municipio por vía directa o por denuncia de
vecinos, "el procedimiento habitual es informar al frentista que debe despintar
y solicitar el permiso a través de ordenanza", indica el director de Inspección
y Habilitaciones, Javier Camgros.
Estas cuestiones confunden incluso al personal de control de
Tránsito. Una residencia para ancianos sobre la calle Fuerte Independencia
tiene el cordón pintado pero el cartel no indica el número de ordenanza que autoriza
la reserva del espacio, por lo tanto, cualquiera podría estacionar allí. Este
diario conoce al menos dos casos de personas que fueron infraccionadas pues el
agente que hizo la multa no se percató del detalle. Cuando los vecinos
impugnaron la infracción, fue dejada sin efecto precisamente por ese motivo.
Como se ve, Villa Italia ya tiene con respecto al tránsito
problemas similares a los del micro centro. Algunos podrán resolverse con
mayores controles estatales y una mayor disposición vecinal al cumplimiento de
las normas. Otros están dados por barreras urbanísticas cuya superación
requiere gestiones complejas y una fuerte inversión. Finalmente, la solución de
fondo está dada por un cambio de paradigma que propenda a un sistema de
transporte público eficiente que reemplace un porcentaje de los vehículos
particulares en circulación.
El diagnóstico es relativamente fácil de hacer. La solución
nunca será completa e incluso las mejoras parciales podrían tomar años.
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