Papel
03/11/2019
El término POLIAMOR o PANSEXUAL (usado en Europa) tiene diversas interpretaciones según la sociedad o grupo que lo aplique y refiere a la atracción entre personas independiente de su género u orientación sexual. La raíz griega PAN significa "todos", por tanto, todos se sienten atraídos por todos, no interfiere ni el género asumido, percibido, mostrado. La atracción y el amor, no recorta la identidad de género o el sexo biológico. Se puede amar, desear a alguien que sea hombre, mujer, a ambos a la vez, a los transgénero, intersexuales o a-género, incluso a los "QUEERS" término que indica distintos o poco comunes.
Hemos adquirido la costumbre de inventar vocablos o traerlos de otros ámbitos para no usar los que ya sabemos, intentando liberar las culpas del significado. Ahora el poliamor o ser pan sexual, trata de explicar el fenómeno sin hacer distinciones en cuanto a hombres, mujeres, gays, lesbianas, transexuales, intersexuales, transgénero, no binarios... hermafroditas. Todo vale, el término sólo dice "muchos". Pero nada hemos inventado, es tan viejo como la ILÍADA que recitaba Homero allá por el siglo VIII a.C relatando los 51 días finales de la guerra de Troya, sí, los últimos dos meses del último de los diez años de esa guerra entre troyanos y aqueos. El poema menciona varios casos de "poliamor", pero vale el de Aquiles -"el de los pies ligeros"- cuyo amor era Patroclo. Cosa frecuente, común y natural: se tenía esposa para procrear y el rol de hombre adulto (erómeno) se consolidaba cuando lograba una pareja joven y atlética... siendo él su pederasta. Ese joven era denominado erastés y generalmente venía del "gineceo" donde solo habitaban las mujeres. Cuando le aparecían los primeros atisbos de la barba, comenzaba su entrenamiento en la "palestra", algo así como nuestro GYM actual, a lo que se sumaba una formación intelectual. Entonces ya podía calificar para ser el "erastés" de algún adulto. En el canto XVII, de La Ilíada, los guerreros de Aquiles (mirmidones) salen a la lucha, Patroclo es autorizado a usar la llamativa armadura de su jefe (su erómeno Aquiles) pero Héctor lo confunde por rivalidad y lo mata con la ayuda de los dioses. El dolor anula a Aquiles, que llora y gime desconsolado ante la muerte de su erastés. Ambos tenían esposas: Aquiles a Diómeda y Patroclo a Ifis, pero el verdadero amor se daba en la batalla, el compartir la lucha, las celebraciones heroicas entre ambos guerreros, las fiestas y libaciones con vino ponto. La muerte de Patroclo desata angustia en Aquiles (Canto XVII 22 al 52): "Dió Aquiles un horrendo gemido, oyóle hasta su venerada madre en el fondo del mar. Prorrumpió en sollozos ¡Madre mía! Que placer puede producirme algo, habiendo muerto Patroclo...pues mi ánimo no me incita a vivir, ni a permanecer entre los hombres" (238): "Los aqueos recuperaron el cuerpo de Patroclo. Aquiles, el de los pies ligeros, derramaba ardientes lágrimas desde que vio a su fiel amado compañero desgarrado por el agudo bronce y tendido en el suelo" (Canto XIX-1): "Tetis, halló a su hijo querido reclinado sobre el cadáver de Patroclo, llorando ruidosamente: ¡Oh, Patroclo, amigo, carísimo al corazón de este desventurado! Oh, príncipe de los hombres, ¡Como me persigue una desgracia tras otra!"
Navegando el Mar Jónico, ocho siglos después, la literatura nos habla de Adriano, el gran emperador romano que gobernó del 76 al 138 d.C. Erudito, culto, sensible y amante de la cultura griega, muy joven desposó a Plotinia, con quien no tuvo hijos y según las MEMORIAS DE ADRIANO (escritas por Marguerite Yourcenar) "...ella jamás se ofuscó con mis desvíos y agradecí que su frialdad la inhibiera de tomar algún amante" ... Luego desposó a Sabina con quien tampoco tuvo hijos y a su decir se volvió una púdica matrona. Adriano se sentía mejor lejos de Roma, y cultivando las costumbres sensuales de Egipto: "tras el resultado de una noche de excesos, descubrí a un bello joven extranjero, de diecisiete años, cuya esplendorosa figura tenía las proporciones de una estatua. Otras pasiones parecidas habían cruzado con frecuencia por mi vida; aquellos amores varios no me habían costado hasta entonces más que un mínimo de promesas, de mentiras y de males. Pero Antinoo era griego, poseía un poder indiferente y un desdén cautivante. La sensatez consiste en no ignorar esos azares, que son la vida misma, tratando de evitar algunas consecuencias. Pero ni aquel adolescente ni yo éramos sensatos" (...) "Antinoo, tendido al fondo de la barca había apoyado su cabeza en mis rodillas, mi mano resbalaba por la nuca, bajo sus cabellos...así habría de nacer una intimidad que a partir de entonces me acompañó en todos mis viajes, y comenzaron algunos años fabulosos, que considerados a la distancia, han sido mi edad de oro. Solo una vez he sido amo absoluto; y lo fui de un solo ser: de Antinoo"
Este muchachito bello se suicidó en el Nilo, dejando al emperador sumido en una perenne sombra de recuerdos y remordimientos. Le erigió una ciudad: Antinoópolis, en la rivera del Nilo que lo vio morir. Hoy allí sobreviven las ruinas y se llama el-Shaikh Ebada, está en la provincia egipcia de Menia. Un siglo más tarde, Roma tuvo un emperador de 18 años, el romano Marco Aurelio Antonino Augusto, conocido mucho tiempo después como Heliogábalo. Imperó del 218 al 222 d. C. Excéntrico, desarrolló una vida llena de excesos, cambió los dioses a su antojo, se exhibía vestido de mujer y maquillado, se casó en ceremonias extrañas con hombres y mujeres. Afirmaba sentirse mujer, y llegó a pedir a sus médicos que le practicasen una cirugía para cambiarse de sexo, en sus dos años de imperio cultivó enemigos que lo asesinaron.
La historia nos muestra que hasta Shakespeare cayó bajo el influjo de escribir sobre la homosexualidad, las relaciones complejas y secretas, no solo en sus sonetos sino hasta en "El mercader de Venecia", cuya temática también incluye a homosexuales además de judíos (Shylock, el personaje fundamental) también describe un triángulo amoroso entre un hombre mayor (Antonio, grande y rico mercader) un hombre joven (Bassanio, bello noble y pobre) y una inteligente y hermosa mujer (Porcia), rica heredera prometida con Bassanio que arriesga su vida disfrazada de varón fingiendo ser abogada para salvar de la muerte a Antonio, dado que lo ama y admira en secreto. Todo esto, bien lejos de una relación inocente. También Shakespeare jugó al límite en Otelo, al que concibió pecador, ni purista ni moralista, más bien mostrando trazos libertinos y existenciales con un fuerte sexo ardiente... con un hombre negro.
Mozart, temía las enfermedades y le daban asco los cuerpos desnudos, pero toda su obra musical es voluptuosa. Tenía 11 años cuando compuso "Apolo y Jacinto", con texto en latín y un claro argumento de triángulo amoroso con orientación homosexual basado en LAS METAMORFOSIS de Ovidio. El prodigioso niño recibió el argumento de su maestro Lorenzo Da Ponte, un libertino reconocido que condimentó muchas de sus óperas con temas sexuales impactantes. Corría 1787, Juan Tenorio ya había sido el personaje del español Tirso de Molina. Da Ponte se hace un festín al concebir para Mozart, el argumento del Tenorio pero en italiano: DON GIOVANNI. Lo describe mujeriego, licencioso y enfermo por copular con quien fuera y donde fuera hasta enunciar en la ópera dramática-jocosa de dos actos, las 2.065 conquistas que su criado Leporello lleva anotadas: "en Italia, seiscientas cuarenta; en Alemania, doscientas treinta y una; cien en Francia; en Turquía, noventa y una; pero en España son ya mil tres" Pero Giovanni comete el error de violar a una noble sevillana, Donna Anna, hija del comendador quien los sorprende en el momento preciso y en su escape, Don Giovanni lo mata. Mas drama le suma el enorme deseo de violar a la recién casada, joven y bella Zerlina, que solo acepta si su esposo Masetto también acude al lecho, un trío explosivo. De esto trata la genial ópera que Mozart musicalizó y hasta corrigió versos por la tonalidad de los acordes y los instrumentos. No faltó nada para los dos actos de este drama jocoso.
Leonardo Da Vinci dejó escrito en detalle su amor incondicional por dos de sus mejores discípulos: Salai (Giacomo Caprotti da Oreno) y Francesco Melzi. Leonardo pintó múltiples retratos de ambos y dejó dedicatorias sugestivas sin ningún pudor. Oscar Wilde, el genial dramaturgo británico fue procesado y enviado a la cárcel por su homosexualidad, hablamos de 1890. No olvidemos a Michel Foucault, filósofo y sociólogo francés cuyas investigaciones aún sorprenden, que murió de VIH en 1984 tras décadas de ataques por su sexualidad. Frida Kahlo, la exótica pintora mexicana esposa de Diego Rivera, se refugió en brazos de varias mujeres, como Chavela Vargas y Jacqueline Lamba, también de varios hombres...y muchas veces todos esos varios se juntaban a la vez y amorosamente. Alan Turing, el genio británico de la computación y las matemáticas, experto en criptografía que descubrió los códigos de comunicación nazis, fue perseguido y encarcelado por su homosexualidad; se suicidó en la prisión.
La lista es larga, demasiado larga: Isaac Newton, Nicola Maquiavelo, Hans Christian Andersen, Virginia Woolf, Truman Capote, hasta Marlon Brando (casado tres veces, tuvo 11 hijos) llegó a confesar que había tenido relaciones sexuales y amorosas con muchos hombres...y que la opinión de los demás sobre el asunto, no le importaba. A nosotros en pleno siglo XXI tampoco debería importarnos.
LOS SILOS DE BUZÓN, ESA ZONA ROJA
La madrugada tandilense del 15 de enero de 2010 el escenario de "los silos de Buzón", sobre la esquina de Tierra del Fuego, fue testigo del ataque a "Marcela" (Claudio Marcelo Estévez) de 47 años, cuando Sebastián Gocella de 31 años la acuchilló cuatro veces en el abdomen. Fueron 18 días de agonía y varias operaciones para "Marcela", que el martes 18 de febrero murió.
El juicio determinó una pena para Sebastián Gocella, de 8 años y dos meses. Hubo testigos que declararon sobre la agresión, pero la propia declaración de culpabilidad del atacante, sirvió para morigerar la condena. La zona, aunque más moderada y controlada, sigue hoy mismo siendo tierra de transexuales y algunas riñas. La posición de la ley solo puede apelar al exhibicionismo, porque no está penado ser transexual. Y salvo que se compruebe fehacientemente la oferta de servicios sexuales en la vía pública, allí quedan estas mujeres trans...expuestas en la oscuridad y al alcance de lo que venga. Pero no hay una sola parte en este conflicto, para estos acuerdos se requieren dos, uno que solicita y otro que ofrece. ¿Nos atrevemos a elegir una parte más culpable?
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