En su coqueto local de Belgrano al 1300, donde también producen, charlaron con El Diario de Tandil sobre esos comienzos y su vertiginoso crecimiento.

Contaron que en enero 2016 fue cuando empezaron con las conversaciones. "Era sentarnos sin nada. Todo es un aprendizaje, al día de hoy, por eso nos resulta divertido. Somos como el Chipi Barijho, no tenemos inferiores", reconoce, entre risas, Emilio sobre esos primeros días, donde desde cero se metían en el mundo cervecero; y agrega que "lo primero que pensamos fue la marca".

"Queríamos una marca que esté asociada 100% con la ciudad", explica Ricardo.

"Fueron todos tratativas sobre que estilo íbamos a hacer, que íbamos a comprar", añade Matías de esos meses.

 "Se charlaba todo, pero después hay que hacerlo, que funcione. Nosotros lo pensamos como una empresa desde un principio. Todos esos meses fueron de preparación. Siempre que pienso un proyecto, digo lo mismo: si me lo imagino, me parece que va a andar", señala Pardo.

Así comenzaron esa primera cocción, de nada menos que 500 litros de cerveza propia. Asumen que ese primer paso "fue un parto, no sabíamos con qué nos íbamos a encontrar". "Empezamos a estudiar, el proceso lo veíamos fácil. Pero cuando prendimos las ollas...", deja en el aire lo que pasó Matías.

Convidando entre amigos y conocidos, fueron perfeccionándose. En septiembre, ya se pusieron a cocinar para enfrentar al público. El primer Oktober Fest tandilense, en octubre de ese año, fue la prueba de fuego, de la cual salieron airosos. Y no pararon.

"Si ves lo que pasó en tres años y lo hablas con cualquier cervecero, lo que hemos logrado es muchísimo. Se cumplieron más objetivos de los que pensábamos", resumen.

Siempre preocupados por la calidad, fueron corrigiéndose hasta lograr los excelentes resultados de estos días. "Nos pone orgulloso que podes pedir cualquiera de las birras que tenemos, te pueden gustar más o menos, pero defectos no tiene ninguna", afirman.

Entre los factores del éxito, además obviamente tener un buen producto, siguen señalando que "lo que hicimos bien fue darle mucha bola a la marca. La gente conocía Tandilia, incluso antes de probarla".

"La marca fue determinante en lo que pasó y va a ser determinante en el futuro. Tandilia te la dicen una vez y no te la olvidas más, en todo el país, es muy representativa de la ciudad. Es una marca fuerte para afuera", detalla Emilio.

Sin achicarse, quieren seguir los pasos de los salamines y quesos tandileros: "Queremos tomar ese camino. Desde el principio la idea fue esa, acompañar ese producto tandilense que tiene jerarquía, que es reconocido por su calidad, y estar a la altura de las circunstancias. Que digan que son buenísimos los salamines y quesos, y que conozcan que también hay cerveza".

"Nos dimos cuenta que íbamos por el buen camino, pero lo teníamos que acompañar con la calidad de la cerveza. Creo que en estos tres años, todos los días nos acostamos pensando cómo mejorar al otro día", apuntan. Y Matías asegura que "todos los días pensamos como podemos seguir mejorando las birras. Siempre somos un poco más minuciosos, siempre hay que estudiar más".

Emilio menciona que "fue clave que nunca tuvimos una expectativa económica con este negocio, lo hemos hecho de corazón. Comercialmente, hemos hecho cosas horrorosas por los riesgos que corrimos. Pero también nos salieron un montón de cosas buenas gracias a que arriesgamos más de la cuenta. Todavía nos sigue pasando que vamos a ver al contador y no entiende lo que hacemos".

"La cerveza tiene la particularidad de tener solo cuatro ingredientes, pero es combinable de tantas formas que nunca ninguna va a ser igual. Eso está bueno, pero hace que continuamente debas tener un conocimiento técnico y profesional para hacer cosas mejores", siguen diciendo sobre superarse día a día.

El crecimiento los llevó a tener food truck, el Tap Room, medallas de oro y hasta un festival de rock propio que pretenden seguir consolidando.

Y la cosa no se queda ahí. "Siempre pensamos en diversificar. Muchas cervezas se concentraron en comercializar en barril, nosotros nos dimos cuenta que esa es una opción, pero mucho más lejos podes llegar en botella. Para eso importamos una máquina", cuentan y agregan que "si queremos ser una marca en serio de cerveza que represente a Tandil, tenemos que llegar a que como la compran en un supermercado acá, la compren en San Juan, Mendoza o Neuquén. Llegando bien y a un precio competitivo. Apuntamos a eso. Hace un tiempo que estamos creciendo mucho por ese lado. Tenes llegada a otro tipo de gente, aunque es más difícil". Y la intención no es solo vender en territorio argentino, sino también exportar.

Mientras tanto, en Belgrano 1382 se pueden ir disfrutando sus 12 estilos de birras, en muchos puntos de venta se consiguen sus seis estilos ya embotellados, y los encontramos en cuanto evento hay en nuestra ciudad con sus canillas.

"Creo también que en estos tres años lo que ayudó a Tandilia a ser lo que es, fue que ninguno de los tres priorizó lo personal sobre lo grupal. Siempre fue primero Tandilia y creo que se nota", cierra Ricardo.