Muchas prácticas antiquísimas se relacionan con lo ESOTÉRICO, algunas nada científicas leen el aura de nuestro perro, dibujan al ángel de la guarda que nos rodea, adivinan el futuro con piedras y volutas de sahumerios, o nos leen la borra del café. Pero tengamos en cuenta que hay muchas ciencias o pseudociencias que poseen antecedentes válidos en la historia y tienen bases científicas; como la ASTROLOGÍA, EL TAROT, LA QUIROMANCIA Y LA NUMEROLOGÍA.

Cuando hablamos de lo esotérico, hay una mezcla confusa que va desde el REIKI a la medicina AYURVÉDICA, sumando las piedras energéticas, los hechizos y otros tantos recursos que terminan confundiéndose con tratados esenciales.

La ASTROLOGÍA -que en sus orígenes diera lugar a la Astronomía y la Astrofísica-  son ciencias puras, y allí podríamos sumar al TAROT que nace en oriente a partir de la matemática y llega a Europa en el siglo XIII (medioevo) con sus 22 arcanos, disfrazándose de "Juego de Cartas" para protegerse de la inquisición.

La NUMEROLOGÍA, surge en China con I-Ching: El libro de las mutaciones (se supone escrito en el 1200 a.C), base sobre la que Confucio (siglo VI a.C) agregó conceptos morales y matemáticos, al incluir el significado numérico para interpretar la armonía macro y microcósmica, analizar los rituales del imperio, y relacionar la vida mundana con las leyes celestes. Pitágoras en Grecia -en el mismo período del siglo VI a.C- asoció los "ritmos cósmicos" a la música y a la arquitectura.

La ASTROLOGÍA, siempre influenció a la humanidad, porque muchos fenómenos celestes eran observables, y sus ciclos con las constelaciones y traslaciones se unieron a los períodos de las cosechas, a los eventos climáticos como vientos, inundaciones o sequías. Muy singular fue el rol de la luna en los ciclos femeninos y la construcción posible de la medición del tiempo: los primeros calendarios de todas las tribus o pueblos antiguos siempre fueron lunares, porque las fases de nuestro único satélite eran visibles sin mayores argumentos.

QUIROMANCIA:  el futuro en las manos

Desde India, Nepal, Tíbet, China, Persia, Sumeria, la Palestina histórica y Babilonia, llegaron a la Europa del Siglo IV las maravillas que Alejandro Magno presentó al occidente... entre ellas la QUIROMANCIA. Nada nuevo para los griegos, cuyo tratado sobre el asunto había sido hallado en el Templo de Hermes, y fue presentado a Roma por el alejandrino viajero. La lectura de la palma de la mano (nunca muy científica) se refugió entonces en los llamados "palmistas", que contaban "la buenaventura". El tiempo la nominó quiromancia. Bien reconocido en el renacimiento era arte de las gitanas al acercarse a un rico para leerle la buenaventura y robarle un anillo en un abrir y cerrar de ojos; hecho que el magnífico Michelangelo Merisi da Caravaggio pintó en claroscuros, llamándolo justamente: LA BUENAVENTURA, a finales del 1500 en Milán. Nacida como rito pagano, como toda la "adivinación" fue perseguida como brujería durante la Santa Inquisición.

Nuestras palmas poseen varias "líneas" y "montes": de la vida, de la cabeza, del corazón, de Venus, del Sol, de Mercurio y de la suerte. Las palmas de nuestras manos son irrepetibles, y las diferencias que puedan hallarse con el paso del tiempo, el trabajo o el desgaste al que son sometidas, también cuentan una historia.

En Londres, allá por 1889, se fundó La Sociedad de Quiromancia, para eludir a los charlatanes que abusaban de la técnica y darle cierta seriedad. A finales del S XIX el irlandés William John Warner con el seudónimo de CHEIRO, se hizo famoso con clientes como Mark Twain, quien escribió en su diario "...Ese tal Cheiro expuso mi personalidad con humillante exactitud". Lo consultaban desde la inefable Sarah Bernhardt o la misteriosa Mata Hari, hasta Oscar Wilde, Thomas Edison, el Príncipe de Gales...y el encumbrado parlamentario William Ewart Gladstone.

Hoy, con mayores tecnicismos, sigue siendo considerada una pseudociencia por la comunidad científica que sostienen "no reúne los requisitos básicos del método científico"