FESTEJO
15/11/2018
El domingo 11, la vecina ciudad festejó un nuevo aniversario del primer carrusel del país. El mismo, estuvo en el Zoo de Buenos Aires y actualmente se encuentra en el Club de Leones de Ayacucho.
El domingo pasado, en Ayacucho se celebró el 75º aniversario
del primer carrusel argentino.
En el acto participaron, además de una importante cantidad
de público, el Intendente municipal Sr. Cordonier, el Subsecretario de Cultura
e integrantes del Concejo Deliberante, el vicepresidente de la Asociación de Carruseles
de la Nación y todos quienes hicieron posibles su restauración. También estuvo
presente el hijo de su primer propietario.
El histórico carrusel funcionó en el Jardín Zoológico de la
Ciudad de Buenos Aires de 1945 a 1979, y hoy se encuentra ubicado en el Parque
Infantil del predio perteneciente al Club de Leones de Ayacucho.
En el año 1979 no había Calesita en Ayacucho, a diferencia
de otras ciudades de la zona, lo cual representaba una carencia para la
comunidad, lo que motivó la adquisición del Primer Carrusel Argentino. Fue declarado
"Patrimonio de Interés Histórico y Cultural de Ayacucho" por el Concejo
Deliberante local y declarado "Patrimonio Histórico Cultural" de la
Provincia de Buenos Aires por la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires,
por Ley Provincial nº 12.519/00 del 28 de setiembre de 2000, en los términos de
la Ley Provincial nº 10.419/86.
El cine y la televisión lo han distinguido, luciendo su
belleza y su nostálgica "musiquita" en importantes producciones
nacionales, entre ellas "Rolando Rivas, taxista".
Fue construido en el año 1943, por la firma Sequalino Hnos.,
de la ciudad de Rosario. Es el primero de su tipo fabricado en el país, y el de
mayor valor artístico por el encanto de sus figuras y decorados en madera,
labor del tallista italiano Antonio Ríspoli, inspirada en ilustraciones del
dibujante Rodolfo Dan.
Es el único en poseer un órgano mecánico neumático accionado
eléctricamente, motorizado de 48 teclas y 180 tubos, obra del ingenio de los
hermanos Pascual y Vicente La Salvia, integrantes de la sociedad que proyectó
el carrousel y encargó su construcción.
La parte exterior del órganito posee muñecos que se mueven,
a instancias del aire y el ritmo de la música haciendo sonar una campanitas.
Tiene la vuelta más larga del país y desparrama arte
popular. En su cielo, las constelaciones que forman el zodíaco, y en su centro,
tallados a mano, doce biombos de cedro policromados que representan escenas
circenses y relieves que relatan el cuento de "los tres chanchitos y el lobo".
Sobre la plataforma de madera giratoria se encuentran los
caballos, leones, autos, bancos, de madera tallada y con sistema de sube y
baja, que es lo que distingue al carrusel entre las calesitas (que tienen las
figuras estáticas).
En los tirantes de madera que forman el techo también se han
diseñado tallas. La cubierta está compuesta por paneles de madera terciada y la
terminación está dada por una cenefa metálica con remates curvos y medallones
con pinturas de animales.
Acompaña la calesita un portal de entrada de ladrillo y
tejas donde se encuentra un arco de madera tallada con arabescos y motivos
circenses y la leyenda "Primer Carrusel Argentino".
Fue adquirido por el Club de Leones de Ayacucho, a su entonces
propietario don Omar Manuel Lema, que había quedado ciego por una pérdida
retina, y el suegro le había comprado la calesita en el año 1954, a los que
estaban instalados en el zoológico, a los La Salvia, se la compró como modo de
vida para este señor. Tuvo familia, los chicos estudiaron, profesionales. Vivió
de ésta calesita en el zoológico de 1954 a 1979. A Lema lo que le interesaba
era que la calesita perdurará, y sobre todo el organito, cuya música una vez
dijo por teléfono, la tenía permanentemente presente.
Fue instalado en forma provisoria en el antiguo predio
ferial de la Sociedad Rural de Ayacucho. Totalmente restaurado, desde febrero
de 1996 se encuentra ubicado en el centro de la ciudad dentro del Parque
Infantil del predio perteneciente al Club de Leones, constituyendo la principal
atracción del público infantil.
La reparación del organito y piezas en madera del carrousel
estuvo a cargo de Rodolfo Piris y su hijo Martín, con el apoyo en herrería de
Raúl Etcheverry. La pintura total al óleo, respetando la policromía original,
fue realizada por el profesor Juan Carlos Giovinazzo, Susana Coussement de
Miramont, María Elena Landagaray, Ana María Carabetta, Nancy Vargas y Alicia
Girado de Tiberio.
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