Opinión
30/10/2018
El día a día me hace poner mi atención cada vez más en el modo que están teniendo las personas para relacionarse, las noticias últimamente se ven invadidas por casos de violencia, reacciones desmedidas y malos tratos en diversos contextos.
por
María Agustina Jáuregui
Tengo la sensación de estar en medio de una sociedad que se
va descontrolando poco a poco, como si no hubiera un norte que nos sirva de guía, ¿será que
estamos perdiendo la capacidad de relacionarnos sanamente?
Por otro lado, mi experiencia me dice que es muy difícil
relacionarnos sanamente sin primero promover una cultura de autoconocimiento y
de inteligencia emocional.
El autoconocimiento no es nada de otro mundo, no es
necesario ser una persona super Zen ni un experto en meditación, es simplemente
entrar en contacto con nuestro propio modo de ver el mundo y de cómo ese
observador que somos, actúa según lo que siente y piensa.
Las emociones son lo primero que ocurre en nuestro cuerpo
ante algún estimulo, a las emociones les sigue una interpretación y desde esa
interpretación generamos una reacción (respuesta). Pero todo esto ocurre tan
rápido, que a veces no llegamos a interpretar la emoción en la que nos
encontramos.
Y ¿porque es tan importante aprender a distinguir las
emociones que sentimos? Porque en base a esas emociones vamos a elegir como
reaccionar ante lo que se nos presenta en un determinado momento. Cada emoción
predispone determinadas acciones y nos cierra, al mismo tiempo, la posibilidad
de otras acciones. Por ejemplo: si yo me enojo, me predispongo para la pelea y
no para conciliar, entonces si lo que necesito es mantener un vínculo con quien
"estoy enojada", me será más útil no dejar que el enojo tome las riendas de mi
conversación, sino que debería gestionar otras emociones que me predispongan
para encontrar una solución al conflicto.
Cuando de emociones se trata es bueno empezar por sacar
algunas etiquetas como "emociones buenas" o "emociones negativas", puesto que
las emociones son simplemente un contexto en donde transcurren determinadas
acciones. Todas cumplen alguna función y desencadenan distintos procesos en
nuestro cuerpo, y así como casi todo en la vida, tienen su lado positivo y
también el negativo, dependiendo esta diferencia mayormente del tiempo en que
permanecemos bajo el efecto de esa emoción.
Vamos a ir entrando en tema poco a poco, para poder darle
espacio a lo que sentimos diariamente y aprender a reconocer la importancia de
saber de nuestras propias emociones y las emociones de nuestros familiares y
como impactan en nuestra convivencia diaria.
Hoy por ejemplo podemos hablar sobre el miedo. Lo primero
que sugiero respecto de esta emoción es no tenerle miedo al miedo. El miedo es
un mecanismo que puede salvarte la vida. Imagínate si vas caminando por un
campo y te encontras con un león, probablemente si no tuvieras miedo podrías
hasta querer tocarlo...pero el resultado puede ser catastrófico. El miedo pone
a nuestro cuerpo en alerta, inmediatamente genera una serie de reacciones
físicas que nos permiten prepararnos para huir, luchar o quedarnos inmóviles.
Dependiendo de la situación, el miedo va a generar una respuesta fisiológica
que nos ayude a superar el momento que estemos viviendo. En estos casos, como
podemos ver, el miedo no es malo, es como una alarma que genera determinadas
acciones.
Es importante que en el contexto familiar se puedan
identificar y expresar las emociones libremente, porque si le mostramos a
nuestros hijos que tener miedo está mal, y es algo que no van a poder evitar ya
que es una respuesta biológica ante un estímulo, probablemente ese niño se vea
forzado a intentar no expresar sus emociones y como consecuencia podría
entonces transformar el miedo y expresarlo en forma de enojo o berrinches,
frustración, etc. Si este tipo de conducta se hace algo habitual, esos chicos
crecerán reprimiendo el miedo y expresándolo de otra manera, tal vez en forma
violenta. Esto obviamente va a afectar su propia percepción sobre las emociones
que siente y a su vez la interpretación o lectura sobre las emociones que
sienten los otros también. Esto sin dudas, afecta el modo de relacionarse.
Como adultos debemos aprender a transitar estas emociones de
modo saludable, tener miedo es normal, lo que no debemos es permanecer en ese
estado durante demasiado tiempo ya que podría transformarse en una fobia y ese
es un problema.
Para poder transitar las emociones de modo saludable,
debemos aprender de nuestro propio mundo emocional. Nuestro diccionario
emocional. Hacernos preguntas y saber si algo que nos enojó mucho no es en
realidad un miedo a perder algo que es valioso.
Si nosotros trabajamos para aprender a expresar
correctamente nuestras emociones, de modo saludable y sin conflictos, nuestros
hijos, que nos observan y aprenden de todo lo que hacemos y no solo de lo que
les decimos, seguramente podrán aprender a gestionar sus propias emociones a
medida que vayan creciendo. La familia es el primer grupo social al que
pertenecemos, y es dentro de nuestra propia familia en donde vamos a ir
aprendiendo y desaprendiendo sobre las emociones y nuestro modo de
relacionarnos.
No podemos plantearnos como objetivo propio cambiar el mundo
emocional del otro, ni cómo se tratan las personas por la calle. Pero si
podemos trabajar sobre nosotros mismos, aprender a escuchar y a escucharnos más
empáticamente. No puedo asegurar que las personas van a dejar ciertas conductas
violentas de lado, pero como decía Marcel Proust: "Aunque nada cambie, si yo
cambio, todo cambia".
Gracias.
María Agustina
Jáuregui
Coach Profesional
Certificada - Directora de Coaching Tandil.
Avalada por la
Asociación Argentina de Coaching Ontológico Profesional.
agustinacoach@gmail.com
Envia tu comentario
Los comentarios publicados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de sanciones legales. Aquel usuario que incluya en sus mensajes algun comentario violatorio del reglamento sera eliminado e inhabilitado para volver a comentar. Enviar un comentario implica la aceptacion del Reglamento
2008 - 2024 © www.eldiariodetandil.com | Todos los derechos reservados