PERSONAJE DE LA SEMANA
21/08/2018
Daniel Osvaldo Dorta es un reconocido vecino de la ciudad. Su vida estuvo ligada al futbol, como jugador y director tecnico; pero sobre todo, fue un gran formador de jovenes. Desde su escuelita "Bambinos" asistió a miles de niños, a quienes les inculcó valores y enseñanzas, de esas que ayudan para toda la vida. Durante muchos años trabajó en la Unicen y hoy repasamos su historia a traves de esta sección de ElDiarioDeTandil.
por
Mauro Carlucho
Su padre, Osvaldo Dorta, fue un peluquero muy
reconocido en Tandil. De esos que siguen guardados en la memoria de la gente.
Su madre, Hilda Ofelia García, se desempeñó como ama de casa y administradora
del hogar.
"Soy de los denominados NyC, es decir, de los
nacidos y criados en Tandil. Viví toda mi vida en el mismo barrio. En calle
Pinto, entre Alberdi y San Lorenzo. El Colegio Primario lo hice en el San José.
Fue una etapa maravillosa, donde comenzó mi amor por el futbol", le contó de entrada a ElDiarioDeTandil.
La familia Dorta siempre estuvo muy ligada al club
Gimnasia y Esgrima, donde su abuelo era un ferviente colaborador. Tal la
costumbre, el hombre ponía el hombro con lo que hiciera falta. Fue secretario,
presidente y hasta regenteó la cantina del club. Espacio muy importante en los
clubes de aquel tiempo.
"Yo empecé de chico en el baby de Gimnasia. Pero
tambien jugábamos en la escuela. En los torneos que organizaba el colegio en el
patio. Yo siempre digo que tuve la suerte de que Miguel Cuesta fuese nuestro
primer entrenador. Justo había dejado de jugar en Primera para dedicarse a
trabajar con los chicos del club, entre los que estaba yo. Miguel armó un baby
fútbol excelente. Creo que estuvimos cuatro años sin perder un partido, y la
canchita se llenaba para vernos jugar porque realmente era una atracción en ese
entonces. La gran figura era Daniel Romeo, indudablemente, que después se fue a
Estudiantes de La Plata. Despues, atajaba Néstor Barderi, jugaba Horacio
Mónaco, José Ríos, Raúl Delaqua, Anibal Tuculet, Oscar Diez -que era el
goleador-, Eduardo Petete Bruni y Alberto Bruni (el primo). Realmente era un
equipo muy lindo y se forjó una amistad enorme con todos los muchachos", dijo recordando sus primeros años como futbolista.
Daniel es un apasionado de la redonda. Así fue
desde su infancia. "Despues del baby pasamos a sexta división, que se
jugaban de a dos años juntos. También Gimnasia tenía muy buenos equipos,
ganamos varios campeonatos en las divisiones inferiores. Pero lo más importante
no era ganar, si no la forma en que se jugaba para lograr el triunfo",
analizó. Dorta sabe de que se trata. Las esceulas de futbol deben enseñar el
juego, pero tambien son espacios de contención y aprendizaje.
Los exitos de Gimnasia en el futbol juvenil e
infantil, sufrieron un contratiempo cuando Cuesta se fue a Santamarina. "En
ese momento no lo entendíamos, y mas cuando ellos empezaron a ganarnos y
emparejar las cosas. Evidentemente
Miguel hacía un gran trabajo. Yo creo que fue uno de los adelantados de nuestro
futbol tandilense", indicó sobre uno de sus maestros. Como él lo fue para
otros chicos después.
"Luego tuve la suerte de que Groppa me lleve a
jugar con la primera división. Me hizo debutar en cancha de Santamarina con
Juventud Unida en un torneo preparación. Con 15 años quedé en primera y ya no
volví a quinta.Eso fue en el año '67. Despues, en el año '74, pasé a Racing de
Gardey. Estuvimos cuatro años. El primer año tuvimos la suerte de ser campeones
de la Liga, con un muy buen equipo. En el '78 volví a Gimnasia y jugué dos años
mas. Después en el '81 el cansancio ya se hacía ver, la forma de entrenar no me
estaba motivando, entonces dejo de jugar. Y en el '82 me ven de Newbery que
querían armar un equipo fuerte para ascender (estaban en la b), acepté y con
varios jugadores que estaban en primera logramos el ascenso. Y ahí al año
siguiente volví a Gimnasia, hasta el '86 que fue mi último año en el fútbol", resumió su carrera en los diferentes clubes de la ciudad. Siempre
teniendo a Gimnasia y Esgrima en una consideración especial.
"En el medio de todo eso tuve la suerte de tener
tres convocatorias a la Selección de Tandil, que en ese entonces disputaba la
copa Beccar Varela. Tambien pude jugar los torneos regionales de clubes, con
Racing de Gardey. Una vez Mario Conti y otra Anibal Tarabini, me convocaron
para estar en la selección. Y por una lesión me perdí la final que se jugó acá
en Tandil, del torneo argentino", siguió
contando.
El futbol de aquellos años era diferente. Iba mas
gente a la cancha y los jugadores tambien ganaban un "mango". Asi y todo, Dorta
tambien tuvo que salir a trabajar para ayudar en la casa. "Cuando había
terminado el secundario mi padre me preguntó si yo iba a seguir estudiando. Yo
veía que a ellos les costaba mucho. Tenia algunas intenciones de estudiar
Educación física, que en ese momento no había acá en Tandil. Entonces le dije
que no. Que me iba a poner a trabajar. Ahí tuve la suerte de entrar en
Tandilco, en la concesionaria Ford. Gracias a la amistad de mis padres con
Eduardo Macaya, que era uno de los dueños. Trabajé ahí desde el año '70 hasta
el '84. Despues vendí repuestos para otra empresa, pero no me gustaba eso de
andar viajando. En ese momento tuve la suerte de que gracias al gallego Juan
Carlos Menchón pude ingresar a trabajar en la Universidad Nacional del Centro.
Ese fue mi trabajo hasta diciembre del año pasado que me jubilé. El fútbol era
una ayuda, en Racing fue un momento muy bueno profesionalmente porque cobraba
lo mismo o más que en Tandilco, pero del fútbol acá en Tandil muy pocos han
vivido. En la universidad yo entré en la parte de becas. Después concursé y
quedé como jefe de la sección hasta los dos últimos años que estuve en las
residencias universitarias, en la parte administrativa. Siempre un ambiente muy
lindo en la Secretaría de Bienestar, unos amigos espectaculares quedaron. Estoy
muy agradecido con toda la gente de la Universidad", expresó.
Una vez colgados los botines, Dorta siempre soñó
con tener una escuelita de futbol. Ese anhelo lo concretó junto a Marcelo Arias
en lo que se llamó "Bambinos". Este espacio fue muy importante a principios de
la decada del 90.
"Yo tenía el ejemplo de Miguel Cueta, un hombre que
se desvivió para que un grupo de chicos mejorasen en un montón de cosas.
Entonces pusimos la escuela tratando de que todo lo que se hiciese fuese una
ayuda muy grande para los chicos a nivel personal y si fuese deportivo mejor,
lo que en algunos casos sucedió. Hay chicos que traían condiciones otros no,
pero se integraban, participaban en juegos. Nosotros los hacíamos jugar
siempre. Y tuvo éxito, no había tantas como hay ahora, organizamos torneos, que
no había. Y realmente el gimnasio de Santamarina que era donde lo hacíamos,
estaba colmado desde las dos de la tarde hasta las diez de la noche. Se rotaba
la gente continuamente, realmente fue un éxito eso. Yo estoy muy contento de
haber tenido esa iniciativa con Marcelo Arias. Lamentablemente él falleció
despues en un accidente y seguí con el emprendimiento junto a mi familia", mencionó.
Todos los Dorta trabajaban en conjunto para que a
los chicos no les falte nada. Su esposa, Susana Andrade, fue y es una gran
compañera desde que se casaron en el año '75. Tuvieron dos hijos: Andrés y
Darío. "Todos daban una mano. Primero empezaron jugando en la escuelita,
pero después a medida que fueron creciendo, también ayudaban. Andrés, por
ejemplo, con 12 o 13 años nos hacía la locución de los torneos. Darío con el
tiempo fue ayudante mío, trabajando con los más chiquitos. Después siguió
estudiando educación física. Pero ademas tengo que destacar el apoyo
invalorable de mi señora, que de nos gustarle el fútbol pasó a ser secretaria y
delegada de Grupo Universitario cuando yo lo dirigí. La pasábamos muy bien. Era
muy importante porque estábamos casi siemore juntos, sabíamos si alguien
faltaba qué es lo que había que hacer. Fue muy importante el apoyo que tuve de
los tres. Mi señora charlando con los padres, darle indicaciones, les preparaba
papelitos con toda la información, hacía todo eso con mucho cariño. Y los
chicos veían como yo hacía las cosas, me ayudaban, hacían trabajo de campo para
los chiquitos, tirarles la pelota, que la peren, que la sepan pasar, que no le
peguen con la punta, que trabajen con la pierna menos hábil, todas esas cosas",
dijo sobre Bambinos.
"Años despues nos llamó Richard Zarini, a mi y a
Horacio Blanco, que tenia otra escuelita, para que lo ayudemos con las división
inferiores de Grupo Universitario que habían quedado debastadas, no tenían
nada. Así arrancamos con las clases 77, 78, 79 y 80, que fueron las cuatro
primeras categorías que tuvimos. Y bueno, nos hemos comido goleadas muy
grandes. La categoría mas chica era la que mejor andaba, entonces nos fue dando
pie para trabajar con muchas ganas, fueron mejorando las otras con el tiempo. Y
se llegó por ejemplo a que la clase '83 ganase un campeonato. La clase '82
pelease un campeonato, o sea que dentro de todo se hizo un buen trabajo, y al
club le quedaron un montón de jugadores que llegaron a Primera División, muy
importantes. Ese era el trabajo que teníamos, mas que ganar un campeonato". Dorta siempre antepone el futbol y las personas, antes que los
resultados. Esa quizás fue su gran virtud.
"Después de Grupo estuve un año en Velense y luego
pasé a dirigir quinta y sexta de la Unicen.
Hasta el año 2008 que tuve un problemita de salud -un infarto- y ya no
dirigí mas. Después estuve colaborando en un programa de televisión con Petete
Bruni, que era muy lindo y lo disfrutaba mucho. Hablabamos del futbol local, la
pasabamos muy bien. En la Universidad tambien colaboré con el futbol senior. Después se terminó eso y me alejé un poco del
fútbol. Sigo viendo partidos de todos lados. No estoy yendo tanto a la cancha
en Tandil, porque éste año en enero lamentablemente tuve otro problema mas
complicado de salud, me detectaron una leucemia, de la cual me estoy reponiendo
y ando mejor", dijo sobre estos días.
Por su escuelita pasaron miles de niños. A todos le
daba el mismo trato. No importa si fuera un crack o un pata dura. Le
preguntamos que futbolistas consagrados jugaron en Bambinos y mencionó a
Mariano González, Osvaldo Barsottini, Iván Pérez. "Después hubo otros que
jugaron otros deportes pero que se destacaron de igual forma, Piquito Mónaco,
Leandro Mali, Agustín Berroeta, un gran jugador de golf en EE.UU. La escuela no
era sólo formarlos como futbolistas si no como personas, como deportistas.
Alrededor de 1500 chicos pasaron por la escuelita. El otro día con mi señora
pasaron unos chicos y nos saludaron y no sabíamos quienes eran, y resulta que
eran chicos que habían pasado por la escuelita con 6 o 7 años. Es una de las
cosas mas lindas que me dejó la vida, gente muy agradecida por lo que hemos
hecho", finalizó.
Esa fue su mayor obra. Dejarle algo a los pibes,
mas alla de pegarle bien a la pelota. Un consejo, un abrazo, distraerlo de los
problemas de su casa con un juego. Los formadores como Daniel Dorta son
imprescindibles. Pueden estar en una escuela, en un club o en la parroquia. No
importa donde. Su tarea es inmensa y siempre necesaria.
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