En su trabajo, el INTA explicó que el crecimiento no se originó en base a un incremento de la superficie destinada a la ganadería. "La superficie agrícola en la Cuenca continuó aumentando después de 2008 y alcanzó su máximo en 2012", señalaron. A partir de esta situación, se ha generado un incremento de la carga animal en suelos de menor aptitud. 

Frente a esta situación, el principal interrogante radica en si esa zona tiene la capacidad de soportar los actuales niveles de carga. Desde el INTA son optimistas en esta materia, y destacan el potencial de la zona para incrementar carga animal y elevar los índices de destete. Como punto a tener en cuenta, advirtieron que ""se observa que en muchas circunstancias el aumento de carga no es acompañado con incremento en producción de forraje y adopción de tecnologías básicas como para mantener los índices productivos".

Los técnicos describen un panorama de alta carga animal y de dificultades para intensificar la cría en esta zona. Pare empezar a revertir este cuadro, proponen que debe ajustarse la carga y manejar un calendario sanitario básico.