PERSONAJE DE LA SEMANA
11/07/2018
"La Cobrita" Rueda es el último gran exponente del boxeo local. Fue campeón argentino y sudamericano. De cuna humilde y pocas palabras. Su sueño máximo es ser campeón del mundo, chance que perdió en Las Vegas hace dos años. Lejos de desanimarse, nuestro Personaje de la Semana levanta la guardia y va por más. De él depende conseguir otra oportunidad. Cumple sus sueños quien resiste.
Llegó a este mundo con el nombre de Matías Carlos
Adrian Rueda, un 15 de abril de 1988. Su familia vivía en las inmediaciones de
avenida Espora y Colombia, donde se encuentra el Monumento al Gaucho. En un
hogar humilde, de familia laburante. Matias es el menor de dos hermanos.
"De mi infancia me acuerdo que me gustaba jugar al
futbol y era muy camorrero. Me peleaba en todos lados. En la calle, en la
escuela y en cualquier lado", dijo Rueda,
quien cursó la escuela primaria en el Hogar de Varones y la secundaria en la
Tecnica N°2, con el objetivo de ser "técnico electromecánico".
Pero su vida dio un vuelco de 180 grados cuando
pasó por la puerta de un gimnasio y vio un cartel que invitaba a descubrir el
boxeo. Como dijimos unas líneas mas arriba, a Matías le gustaba pelear, pero no
era un pibe que se fanatizara por el boxeo, hasta ese entonces.
De chico había estado mas ligado al futbol, aunque
también probó suerte con el básquet y el rugby. "Como en la escuela tenía
doble turno, dejé de jugar al futbol en el club Boca. Solimanto puede decir si
era bueno -dijo entre risas-. Jugaba de marcador de punta", contó.
"Entré al gimnasio para seguir ligado al deporte,
para sentirme bien. Pero la verdad que me gustó enseguida. El gimnasio tiene
eso que te enamora. El olor a atomo desinflamante, no sé. Una vez que empezas,
querés volver todos los días. Es mas, hoy despues de 14 años de actividad los
domingos no se que hacer", volvió a repetir con una
sonrisa entre labios. Lo dijo en bromas. Los fines de semana aprovecha a pasar
tiempo con su familia y su hija Lara.
"La Cobrita" es un pegador nato. Pero trabaja mucho
en el gimnasio. Disfruta de ese ambiente, de las rutinas de entrenamiento. De
ese olor a sacrificio. La vida de un boxeador esta hecha de voluntad y de
esfuerzo. Hoy se pueden ver los frutos de tanto trabajo. Pese a todavía no
poder cumplir el sueño de ser campeón del mundo, Matías es un boxeador
profesional y puede dedicar su tiempo a prepararse de la mejor manera.
El apodo de "la cobrita" viene de aquellos primeros
años en el ring. Por su baja estatura tenía que agazaparse y saltar para poder
pegarle al rival en la cara. "El boxeo me cambió la vida. Nunca mas me pelié
en la calle. Cuando entras a un gimnasio la cultura misma te saca de ese
criterio de querer camorrear continuamente. Sergio Vega -su entrenador por 12
años- fue muy importante. Él nos decía que si nos peleabamos en la calle no
entrabamos mas al gimnasio. Me enseñó
mucho y aprendimos juntos. Pasabamos mucho tiempo juntos, como si fueramos
padre e hijo. El ambiente, lo que la gente transmitía en el gimnasio me reconfortaba
mucho. Pasaba mas tiempo ahí que en mi casa. Nunca pensé que iba a llegar hasta
acá. Pero se fue dando. Llegado el momento decidimos empezar a pelear como
boxeador amateur. Mas que nada para probar como era. En los entrenamientos nos
re fajábamos y dijimos, bueno, vamos a hacerlo adelante del público", le
contó a Brando Bruni en el programa "Entrevistas", del canal de la Unicen.
El debut amateur llegó en diciembre del año 2008.
Fue en el club Defensa, frente al Estadio General San Martín. Sobre aquella noche, Rueda recuerda
que "subí al ring con unos nervios terribles. Tenía las piernas duras. Decí
que gané en el primer round, sino no se si llegaba a terminar todos los
asaltos".
Hoy, a mas de 10 años de aquel debut en el ring,
sigue con la misma fuerza y dedicasión. "Todavía no puedo creer a donde
llegamos. En tan poco tiempo. Todavia no caigo. Yo creo que me voy a dar cuenta
de lo que hice cuando me retire. Despues de cada pelea tengo unos dias de
decanso y vuelvo a entrenar como si fuera a pelear la primera vez, no es que me
lo tomo a la ligera. Soy muy respetuoso del entrenamiento. A mi no me cambió
ser profesional, porque ya de amateur hacía lo mismo. Entrenaba tres turnos por
día, mas alla del trabajo. Por supuesto que la exigencia es otra. Cuando
debutas de profesional es como que volves a empezar. Los guantes son mas
chicos, el vendaje es distinto. Pero, eso si, sentís los mismos nervios que
cuando debutaste como amateur", sopesó.
El debut como profesional llegó en 2011 y, para no
perder la costumbre, ganó por knock out. Le siguieron otros 25 combates en
calidad de invicto, hasta el esperado 23 de julio de 2016, cuando un gancho del
mexicano Oscar Valdez lo sacó de la pelea que había soñado toda su vida. Se
había preparado como núnca. Pero no alcanzó. Algunos dijeron que Las Vegas le quedó
grande. Pero lo cierto es que se había ganado la chance dentro del ring. Estuvo
invicto por una decada y no había mas rivales dentro del país que quieran
enfrentarlo.
"Yo me preparé a consciencia. Fueron tres meses de
entrenamiento intenso". En el primer round Valdez
salió a pelear golpe por golpe. En el segundo, una izquierda del mexicano
impacto en el higado de Rueda, quien se quedó sin aire y apoyó la rodilla en la
tierra para esperar la cuenta de ocho. Luego se puso de pie y Valdez fue a
liquidar el pleito. El mexicano arremetió con todo y el arbitro decidió parar
la pelea. Él reconoce que podría haber seguido y que quizas hubiese podido
torcer la suerte, pero no discute la desición del arbitro. En lo primero que
pensó fue en su familia, en la mama, en la hija, en sus amigos de tandil.
Sobre aquella oportunidad en la meca del boxeo,
recuerda: "Las Vegas era un horno de 48 grados. Un calor tremendo hacía. Hay
luces por todos lados y mucho lujo. Me gustó, pero para estar una semana. Ni
loco viviría allá. Para mi era algo totalmente nuevo. Un circo. La gente me
pedía autografos. Tuve que dar muchas notas a periodistas de todos lados. No
estaba acostumbrado a todo eso. Pero tenía que hacerlo. Para el negocio vos sos
un producto", analizó.
Hablando puntulmente de la pelea con Valdez, Rueda
dijo que "creo que subí con exceso de confianza. Sin miedo alguno. Me había
preparado como nunca. Di el peso sin problemas. Estaba todo dado. Pero, hoy a
la distancia, creo que todo eso me jugó en contra. Valdez salió con un plan de
pelea diferente al que esperabamos. Salió a atacar y yo me quedé sin plan B.
Nos faltó experiencia y faltó un escalón en el medio. Salté de pelear con
Paniagua, con todo el respeto que me merece, a Las Vegas con uno de los
mejores. Ojo, yo acepté ir en esas condiciones. No me voy a desligar de mis
responsabilidades", explicó.
Uno nunca sabe cuando se le va a presentar la
posibilidad que soñó toda su vida. A veces el tren pasa solo una vez en la
vida. Rueda no se achicó y aceptó el desafío. Fue una pelea historica para
Tandil. No cualquiera llega a pelear en el MGM de Las Vegas. Cuna de grandes
campeones y epicentro mundial del box.
"A los 10 dias de volver de Estados Unidos estaba
de nuevo en el gimnasio. De a poco me fue cayendo la ficha. Incluso pensé en
dejar todo y ponerme a laburar de otra cosa. Pero decidí seguir. En el primer
nivel se gana y se pierde. El unico imbatible fue Floyd Maywether", analizó.
La vida continúa. Volvió a subir al ring y cambió
el equipo de trabajo. Ahora desde las huestes de Arano Box, buscará relanzar su
carrera. A fines de julio volverá a los grandes escenarios en un combate con
titulo en juego. La velada tendrá lugar
en Cordoba y estará frente al invicto Cesar Miguel Antín por el titulo
sudamericano de los pesos ligeros. Nueva categoría elegida por el tandilense,
luego de desempeñarse en peso pluma.
Sobre la dificultad para conseguir contrincantes de
fuste, dijo: "Es cada vez mas dificil conseguir peleas, nadie te quiere
pelear por tener un buen record, y es dificil que un promotor te meta en una
pelea, porque te tienen que pagar mas que hace tres años. Pasaba con Tyson,
salvando las distancias, los tipos ya subían perdiendo, porque decían este me
va a noquear en treinta segundos. Si no los incentivas con un buen mango, menos
van a querer pelear".
Por esto el cambio de manager. Rueda quiere mas y
está dispuesto a cambiar de categoría en busca de lograr una nueva chance
mundialista. Hoy toca remarla y volver a posicionarse como un gran exponente
del boxeo argentino.
"Mi objetivo es seguir subiendo escalones para
volver a pelear por el titulo mundial. Ojalá pueda volver a Las Vegas, que es
donde todo boxeador quiere llegar. Pero sino que sea donde toque", dijo tiempo atrás.
Le costó mucho ser Campeón y poder definirse como
un boxeador profesional. Un mal paso no puede borrar tantas victorias y dias de
entrenamiento en soledad.
"Tengo que seguir demostrando. Fue muy dificil
lograr sustentarme con el boxeo. Sin representante, con el mango justo. En el
campo profesional los entrenamientos son mas exigentes, muy duros", dijo. Ahora confía ciegamente en la gente que manejará los destinos de
su carrera. Sueña con grandes peleas y noches memorables.
Abajo del ring están los infaltables: la familia.
Esos que no aflojan nunca y son su sostén en los momentos dificiles. Matias lo
tiene claro: "Mi familia lo maneja como puede, las que mas sufren son las
mujeres. Saben que todo es riesgoso, la bajada de peso, los rebotes despues de
la pelea, la pelea misma. Se acostumbran, no les queda otra. Yo no les digo
nada. Ellas me ven que voy a entrenar. La tranquilidad de ellas está en que
saben que yo entreno de verdad, saben que yo estoy haciendo las cosas bien. De
todos modos saben que es riesgoso, no se tranquilizan nunca. Pero ellos están
siempre. Lo mismo que la ciudad. Tandil siempre me banco. Nunca falta el que
critica. Pero Tandil en general me ha bancado mucho", dijo agradecido en
ABRA TV.
Por allí pasan los sueños y emociones de este pibe
que congregó a miles de tandilenses en el club Unión para ver sus primeros
nocauts. El tandilense que llegó a Las Vegas con una valija llena de sueños.
Todavía le falta el titulo mundial, para cumplir
sus sueños. Pero no puede recriminarse nada. El solo sabe lo que trabajó y se
esforzó por alcanzar sus metas.
"Yo me hago cargo de lo mío. Tengo claro que fallé
y perdí en Las Vegas, como otras veces me ha tocado ganar. Lo decia Ringo
Bonavena, cuando suena la campana te sacan el banquito y quedaste solo". Allí en la soledad del ring, Matias "la cobrita" Rueda sueña con
volver a ganar.
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