NOTA DE TAPA
29/01/2018
En medio de los tratamientos médicos tradicionales se abren camino las terapias alternativas y las complementarias. Técnicas que coinciden en que el estrés causa las enfermedades y que para sanar hay que interpretar las señales del cuerpo y del cerebro. Cada vez más tandilenses adoptan el camino del autoconocimiento para tratar dolencias que las pastillas no logran curar.
El hombre es un empresario exitoso de Tandil. Le va bien en
lo que hace pero eso le exige un gran despliegue físico y emocional. Está
conectado con su trabajo al cien por ciento y a veces pareciera que más. El
cuerpo le pasa factura. Lo internan de urgencia inopinadamente. Lo operan
porque corre riesgo su vida y, literalmente, se muere. Logran resucitarlo. Un
año después parece recuperado, pero confiesa que no se siente bien y que la
procesión va por dentro. La enorme cicatriz que surca su piel no es el único
recordatorio de ese trauma. Hay algo que está mal y no logra explicar qué es.
Lo atiende un ejército de especialistas.
"Me terminaron mandando al psiquiatra porque no podían
detectar el origen de todo lo que me pasa", revela. El especialista en
psiquiatría lo dio de alta pero sus problemas continuaron. Su médico de
cabecera, quien coordina la información que van produciendo los especialistas,
intenta una jugada fuera de manual. "Me sugirió que podría hacer una
biodecodificación, que quizá me ayudaría a llegar a la raíz del problema,
porque no necesito que me traten por los síntomas variados que van a apareciendo,
quiero saber por qué me pasa para ir a la raíz del asunto".
Hay decenas de historias como esta, con más o menos
dramatismo. Personas que no dejan de manifestar síntomas pero no logran
alcanzar el origen de la enfermedad. No es que el diagnóstico tradicional haya
perdido validez. Pero además de saber qué les pasa, quieren saber por qué les
pasa. Es que, en el fondo, uno puede curarse, pero siempre es mejor evitar
enfermarse.
La biodecodificación, el mindfulness, la neurociencia,
aunque distintos entre sí, son caminos que cada vez más peregrinos transitan en
su búsqueda de una curación que no siempre llega con tratamientos
farmacológicos.
CUERPO SANO EN MENTE
SANA
El Dr. Daniel López es neurólogo. A principios de la década
pasada fundó junto al psiquiatra Jorge Garaguso el Instituto de la Memoria,
donde hasta 2012 atendieron a pacientes con Mal de Alzheimer en diversos
estadios de desarrollo. Al tratarse de una enfermedad que no tiene cura, se
especializaban en métodos y técnicas para demorar los plazos de lo inevitable y
mejorar la calidad de vida. Pero López no descubrió el mindfulness por los enfermos con deterioro cognitivo sino por las
personas que vivían y trabajaban a diario con ellos. "Empezó con el
deterioro de los cuidadores de los pacientes crónicos, que sufrían mucho la
situación porque es muy demandante y frustrante tratar algunas condiciones,
entre ellas, el Alzheimer. Entonces, yo veía que en algunos países a los
cuidadores les recomendaban practicar mindfulness
para no enfermarse ellos mismos y soportar esa carga tan dura, entonces empecé
a indagar, a hacer cursos, a meditar".
Y la meditación es una parte fundamental de esta disciplina
de raíz budista que en occidente fue despojada de todo componente religioso.
Esa secularización permite que la practique cualquier persona, sea budista,
católica, musulmana, de cualquier religión o de ninguna.
¿Qué toma del budismo? La introspección, la meditación, el
amor incondicional, la bondad, la empatía, la solidaridad y una cosa que
algunos muchas veces ni siquiera lo consideran como importante para la propia
vida; la relación con el otro. "Para estar mejor con vos mismo primero
tenés que estar bien con los demás, porque sos un animal gregario, los seres
humanos necesitamos vivir en comunidad, en sociedad. Sin armonía esa
convivencia te puede terminar enfermando".
A estas alturas es bueno recordar que quien habla no es un
escritor de textos de autoayuda ni un gurú espiritual -sin desmerecerlos, por
cierto- sino un médico neurólogo. Quizá la aclaración sirva para desmontar los
prejuicios que se activan cuando alguien nos dice que podemos vivir mucho mejor
y aliviar dolores y pesares de ciertas enfermedades crónicas con meditación y
buenos sentimientos. También es indicado apuntar que la técnica no cura enfermedades
crónicas pero las hace más llevaderas y enseña a tolerarlas y enfrentarlas
mucho mejor.
"El enfoque mío es específicamente científico, reniego
de muchas terapias alternativas, el mindfulness,
de hecho, no es alternativo sino complementario". López explica que no
recomienda a nadie abandonar tratamientos médicos que estén llevando adelante y
que esta técnica no reemplaza sino que acompaña y ayuda al tratamiento médico
desde un enfoque que la medicina tradicional no aborda. A su consultorio de la
calle Maipú 742 llegan para sus talleres pacientes que atiende como neurólogo,
pero también otros que vienen derivados por colegas de otras disciplinas.
"A esos pacientes que me envían otros médicos yo no los medico ni intervengo
en su tratamiento clínico, solamente les enseño mindfulness".
Esta apertura de sus colegas no es total. Hay médicos
convencidos de que hay que aplicar técnicas de esa naturaleza además de
tratamientos específicos con medicamentos. Pero otros insisten con el enfoque
tradicional y emparentan estas nuevas alternativas con algo más cercano a la
magia. Algunos se oponen de manera tajante y otros son escépticos porque,
dicen, no hay pruebas concretas de que indiquen que provocan una mejora
sustancial y concreta.
Con estos antecedentes ya es hora de una definición clásica
del concepto. Entonces, ¿qué es mindfulness?
Lo definen como " atención plena" y es su concepto psicológico es la
concentración de la atención y la conciencia, basado en el concepto de
conciencia plena de la meditación budista. Dice López: "No es sinónimo de
meditación porque hay muchas técnicas de meditación; es la meditación
científica, avalada por la ciencia, con gran cantidad de trabajos publicados en
revistas científicas serias que demuestran que estás mejor. Y no porque te
sentís mejor sino porque a través de la medicina de la neuroimagen se pueden
apreciar cambios reales y medibles en el cerebro y ver cómo algunas áreas están
sobrecargadas de actividad y a medida que los pacientes practican mindfulness se van normalizando y se
encienden otras áreas cuya actividad no nos perjudica sino todo lo
contrario".
"No hay una palabra que traduzca correctamente mindfulness, por eso le llamamos
atención plena o conciencia atenta, que sería lo mismo que decir: estar en el
momento presente. Cuando estás en el momento presente estás enfocado y
concentrado, sin que tu pensamiento vaya al pasado ni al futuro. Cuando vamos
al pasado, la mayoría de las veces no es por algo agradable sino por cosas
inconclusas, dolorosas, que no pudimos cerrar y que nos tienen anclados. Y
hacia el futuro reina la incertidumbre. Mindfulness
es una meditación que te permite regresar al presente y concentrarte, ir
cerrando las múltiples ventanas que tenemos abiertas en un mundo multitarea que
nos demanda hacer muchas cosas al mismo tiempo. Este concepto no te dice que no
podés hacer todo, pero tenés que hacerlo de a una por vez, dándole el cien por
ciento de atención a cada una en su momento".
En occidente fue introducida y popularizada por Jon
Kabat-Zinn. De nuevo es pertinente una aclaración: Kabat-Zinn no es un gurú
espiritual. Estudió en el prestigioso MIT (Instituto Tecnológico de
Massachussets); es biólogo molecular, médico y profesor universitario. Sus
prácticas de zen, yoga, y sus estudios con diversos maestros budistas lo
condujeron a integrar partes de esas enseñanzas con las de la ciencia
occidental, creando la técnica de Reducción del Estrés Basada en la Atención
Plena (REBAP).
El enfoque de Kabat-Zinn sobre el estrés no es casual. Se
sabe que puede generar enfermedades o empeorar las que ya se hayan presentado.
Baja los niveles de inmunidad del organismo. Por eso López apunta que, en el
fondo, el mindfulness es una técnica
anti estrés, "más que un tratamiento es un programa psico-educativo, donde
se te enseñan cosas que vos ya tenés incorporadas pero no sabés poner en
práctica".
Estrés es un concepto general que engloba depresión,
síndrome de estrés pos traumático, ansiedad,
miedo y pánico. "Cuando vos estás estresado se modifica la química
del cuerpo, la adrenalina, los neurotransmisores, las hormonas, los
corticoides, las endorfinas, el cortisol interno. Todo eso repercute en los
órganos y produce distintos efectos en cada uno. Modifica la temperatura, la
piel, la transpiración, el funcionamiento de los riñones, el corazón... todo el
cuerpo. Baja nuestras defensas y estamos más frágiles cuando tenemos
estrés".
"Mindfulness
trabaja sobre el sufrimiento que causa el dolor. Te ayuda a elevar el umbral
del dolor, te pone más fuerte para sobrellevar el sufrimiento. Tiene un gran
campo de aplicación en casos de artritis reumatoidea, hernia de disco, lumbago,
ciática, canal estrecho, hay mucho trabajo de investigación aplicada en ese
campo además de la neurología".
Consciente de su pasión por el tema y de su optimismo hace
un alto voluntario. "Ojo, esto no es mágico ni es para todos. Hay
pacientes para quienes es una bisagra, un antes y después, pero puede haber
algún paciente al que no le haga bien. Mindfulness
lo pone en tus manos, tenés que darle compromiso, mientras más horas de
meditación formal concentrada pongas, más vas a recibir".
En esa orientación coincide el psicólogo Martín Reynoso,
coordinador de Mindfulness en INECO (Instituto de Neurología Cognitiva) y autor
del libro "Mindfulness, la meditación científica". El profesional
llama a estar atentos ante quienes ofrecen la aplicación de esta valiosa
técnica para resolver todos los problemas que se nos presentan. Es que en los
últimos años el mindfulness ha
llegado a recomendarse como terapia o entrenamiento para alcanzar mayores
niveles de bienestar y también para aliviar sintomatología variada. Así, la aplicación
de esta técnica se volvió en algunos casos indiscriminada.
Uno de los problemas del mindfulness
es que a partir de algunos resultados promisorios con pacientes con dolor
crónico y ansiedad, por ejemplo, se lo ha intentado aplicar masivamente en
todos los pacientes que padecen estas condiciones y muchas otras más. Pero
tanto Reynoso como López coinciden en que el mindfulness nunca pretendió ser una aplicación terapéutica en
principio, porque no tiene tiene objetivos a priori. Es una práctica que, bien
entendida, supone el experimentar, sobre la base de las enseñanzas originarias
del Buda, la profundidad de cada momento con una cualidad atencional especial:
intencionalmente y sin juzgar. Toda la práctica conlleva la exploración
consciente, con lo que llamamos nuestra mente de principiante, de las
experiencias internas y externas.
Reynoso apunta: "No quedan dudas de que la práctica regular
de mindfulness conduce a cambios (que
aún no conocemos científicamente muy bien) en la cognición, en la emoción y en
la manera en que experimentamos el mundo (incluidos los vínculos sociales). Es,
sin dudas, un método casi contra-cultural que nos inmuniza de la multitarea, la
distracción y la reacción automática, pero esto no necesariamente puede ser
proyectado a la atención de patologías que incluyan estas características con
un criterio meramente utilitario/eficaz".
Pero, por otra parte, muchos profesionales hacen una
asociación directa: si el mindfulness
brinda atención penetrativa, equilibrio emocional, paciencia y auto observación
amorosa, todo esto es aplicable a la persona ansiosa y por lo tanto debería
servir. "Esta simplificación de los efectos de la práctica es errónea. Ese
impacto no se da necesariamente en todas las personas ni siempre. Necesitamos especificar
en qué situaciones, mediante qué prácticas y luego de cuánto tiempo de
entrenamiento, accedemos a estos beneficios. Si no, estamos confundiendo",
explica el psicólogo.
Meditar no es poner la mente en blanco, la meditación es con
plena conciencia del momento presente y la mejor manera de hacerlo es a través
del cuerpo. Por ejemplo, si lo hacés con la respiración, tenés que identificar
cada pequeño detalle del proceso, sentir cómo entra el aire por tu nariz, cómo
se hinchan tu estómago y tus pulmones y suben los hombros; todo el proceso. Y
cuando tu mente se va, porque eventualmente eso va a pasar, tenés que traerla
de vuelta a esa respiración. Otra forma es hacer una exploración guiada de tu
cuerpo donde no interviene la respiración, hacés una especia de escaneo
profundo de partes de tu cuerpo. Siempre la mejor manera de meditación
científica es con el propio cuerpo.
Y agrega que hay estudios en pacientes con trastornos
craneales o infartos cerebrales, pacientes oncológicos, pacientes con estrés
postraumático? hoy se ha multiplicado la aplicación del mindfulness vigorosamente en la ciencia. Lo que tenemos claro por
ahora es que las personas que hacen un entrenamiento continuo, a través de un
protocolo claro y reproducible, mejoran la percepción de su propio estado de
salud, la actitud y la adherencia a las terapias que realizan (a veces esto es
designado científicamente como "niveles de calidad de vida") y, en muchos casos,
disminuyen niveles de estrés y ansiedad. Pero de aquí en más, todo está por
demostrarse.
Reynoso recomienda: "La aplicación indiscriminada del mindfulness dentro de una pseudo actitud
científica y una omnipotencia balsámica para todos los problemas de salud, es
algo que los profesionales debemos cuidar con celo para no transformar a este
entrenamiento, tan valioso y transformador, en un conjunto de buenos deseos y
expresión mediática".
Y refuerza López: "Coincido plenamente con Reynoso, es muy
serio como todos en INECO, donde la figura más conocida quizá sea Facundo
Manes. El mindfulness es un programa
de enseñanza, depende de tu compromiso y tus ganas de mejorar; no es mágico, es como trabajar el bíceps, se
nota el cambio del músculo cuando el trabajo se sostiene en el tiempo".
Lo que se sabe por la resonancia magnética funcional (RMF)
-que permite ver a través de distintos colores las partes del cerebro- es que
los pacientes con estrés tienen partes muy activas, como las amígdalas derecha
e izquierda, que es la zona que localiza, canaliza y condiciona cosas negativas
como angustia, miedo, depresión y pánico. Hay un híper funcionamiento y esa
zona se ve roja en la RMF. La híper función de la amígdala manda señales a todo
el cuerpo, tenés más acidez del estómago, más contracturas, apretás los
dientes, tenés dolores de cabeza? Pero cuando el paciente entra en mindfulness esa zona va disminuyendo ese
rojo y se empiezan a iluminar otras áreas que tienen que ver con la corteza pre
frontal. Te hace mandar la corriente para otro lado, para un sector que no te
hace daño.
BIONEUROEMOCIÓN Y BIODECODIFICACIÓN
Más lejos de la ciencia parece estar la biodecodificación,
aunque comparte con mindfulness una
idea central: el estrés es el responsable de muchos de los males que sufrimos.
El principio fundamental de la bioneuroemoción es la unidad:
todas las cosas están interconectadas, no separadas. La bioneuroemoción
sostiene que la verdadera naturaleza de la realidad es no dual, no-dos. Proclama que la dualidad no es más que una
creencia producida por la ignorancia de la naturaleza de la realidad, no un
hecho. La dualidad separa la materia de
la energía, sin embargo, desde el punto de vista del pensamiento no lineal la
materia es energía en un estado diferente. La bioneuroemoción se enmarca en una
visión humanista que aborda al ser humano como un todo que está conectado con
todo. Bajo este punto de vista todo lo que le sucede a una persona está
relacionado entre sí: sus pensamientos con sus emociones, sus emociones con sus
proyecciones y sus proyecciones con sus memorias transgeneracionales.
Por eso, la bioneuroemoción abarca todos los ámbitos de la
vida de la persona, además de su salud, sus relaciones y sus experiencias.
Quienes llevan adelanta prácticas de bioneuroemoción o
biodecodificación aclaran que cuando alguien va a consulta es un cliente o un
consultante, nunca un paciente.
Las personas que llegan a la consulta están dispuestas a
participar en su propio proceso, dispuestas a pasar a la acción.
La biodecodificación se autodefine como "una terapia
complementaria no invasiva que se centra en los conflictos que han vivido las
personas" y, en este sentido, aborda la curación bajo una mirada dual y lineal.
Se centra en los códigos de la biología, síntomas y enfermedades, y los
relaciona con situaciones de conflicto que ha vivido la persona. Es una forma
de observar la enfermedad y, en este sentido, se centra en la salud y busca la
curación.
Para la biodecodificación es importante el árbol genealógico
para identificar las memorias que tienen relación directa con la manifestación
de un síntoma o enfermedad. Aporta estrategias para poder cambiar la
información correspondiente a los programas
de los ancestros.
En Tandil hay algunas personas que conducen esta terapia,
entre los más conocidos, un médico pediatra y una profesora retirada. Con esta
última -quien pidió reservar su identidad y que de aquí en más será
identificada como M- dialogó El Diario de Tandil.
Su primer aporte confirma que "todo lo que nos pasa,
nuestras enfermedades, nuestros padecimientos físicos, está relacionado con el
estrés y con lo emocional".
Explica que lo primero en su consulta es diagramar el árbol
genealógico "para encontrar tu doble transgeneracional, es decir, con quien de
tu familia compartís información que te condicione". Da el ejemplo de un
consultante que tenía problemas para controlar el consumo de alcohol y su árbol
rápidamente marcó que su abuelo había sido alcohólico. El consultante no había
conocido a su abuelo y no sabía, hasta ese momento, del problema que este tenía
con la bebida.
También es importante como herramienta de la
biodecodificación la numerología. M aclara que se trata de "numerología
emocional de base 22" y cuenta que es distinta de la más conocida numerología
de base 9: "Es la base, me da un pantallazo de tu esencia. Si tu esencia es el
aire libre y la naturaleza y vos trabajás en una oficina, encerrado, eso va a
repercutir en tu salud aunque probablemente lo atribuyas a otra cosa. Es más,
probablemente si te pregunto cómo te va me respondas que muy bien, que ganás
$50 mil y tenés un mes de vacaciones. Pero te diré que es urgente que revises
tus prioridades porque te vas a terminar enfermando"
"Si una persona tiene hermanos no nacidos, por aborto
espontáneo, o un accidente o por la razón que sea, ellos vienen con esa persona
cuando nace. Por eso las personas que tienen hermanos no nacidos a veces se
sienten sobrecargados, no lo saben, pero son ellos mismos y a la vez, su
hermano o hermanos que no nacieron. Entonces necesitan aprender a despegarse, a
liberarse. Esta es otra de las cosas para las que la biodecodificación es de
gran ayuda".
Esa esencia de la que habla M le permite ayudar también a
algunos adolescentes o jóvenes que no encuentran el camino de su vocación. "En
el fondo se trata de ser feliz, porque si estás bien, haciendo lo que te gusta
y no solamente lo que te conviene por dinero o por lo que sea, entonces tu
cuerpo va a tener muchas menos posibilidades de enfermarse. Un chico me planteó
que su abuela siempre le preguntaba si se iba a casar, qué iba a estudiar, pero
nunca le preguntó si era feliz. Y eso es lo primero y lo más importante".
En este punto agrega un detalle polémico: "Las madres son
tóxicas y lo que le pasa al chico hasta los 14 años es por transferencia
materna, todos los problemas del chico en realidad son de la madre".
Abunda al decir que "somos la única especie de sangre
caliente que abandona la cría". No se refiere únicamente al abandono en su
expresión más cruda sino también a quienes "dejan al nene en una guardería o
mandan al chico a doble escolarización, eso también es una forma de abandono
con el pretexto de la realización personal".
En este punto es imposible no señalarle que esa postura va
en contra de la igualdad de género, signo y bandera de estos tiempos. Su
respuesta es más impolíticamente correcta: "No se puede proclamar algo que no
existe, no hay tal cosa como la igualdad de géneros, los hombres y las mujeres
somos distintos y no debemos tratar de ser iguales, ya desde las cuevas y las
chozas el hombre salía a cazar y la mujer mantenía la integridad del clan, pero
no porque la mujer quedara relegada sino porque estaba preparada para esa
tarea, que es igual de importante. Si los dos salen a cazar, ¿quién mantiene la
unidad, la integridad del clan, de la tribu, de la familia?"
La terapeuta dice que para que la biodecodificación le sirva
al consultante este debe tener ganas de descubrir la raíz del problema y debe
dejar de lado el autoengaño. "A veces no vemos porque no queremos ver".
Argumenta que ella los conduce, pero no puede hacer el trabajo final que
conlleva un descubrimiento y una actitud de la persona que tiene el problema.
"Yo voy iluminando con una linterna, orientándome con el árbol genealógico, la
numerología emocional y otras herramientas, puedo alumbrar en la oscuridad pero
si vos no querés ver, no puedo obligarte".
Por eso agrega que no recibe a nadie más de dos o tres
veces. "Si en tres sesiones, como máximo, no pudiste resolverlo, yo te pido que
no vengas más porque no tiene sentido".
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