HISTORIA DE EMPRENDEDORES
16/11/2017
Esta es una historia reciente, pero trepidante. Moderna y cool, pero con ribetes tan tradicionales como el oficio artesanal de trabajar la madera en un viejo tallercito de la casa del abuelo. De sus manos, sensibles, nacieron los anteojos más singulares que se hayan creado en Tandil.
por
Mauro Carlucho
Nicolás Porto y Belén Agostini son los creadores de Nómade,
una pequeña fábrica y marca de anteojos que marca tendencia.
Él tiene dotes de artesano. Heredó del hogar familiar, el
amor por trabajar la madera. La sensibilidad y la paciencia de transformar un
objeto tan noble y amigable. Ella es el complemento. El cable a tierra y la
otra mirada.
Visitar el taller de calle Alberdi es una delicadeza. Al
fondo de una casa antigua está el rincón del artesano. Ni bien abrís la puerta,
te recibe omnipresente el aroma a madera. Los tonos marrones abundan en cada
rincón.
Las herramientas son las mismas que permanecen llenas de
polvo en el viejo galpón familiar. No hay secretos, ni productos mágicos. O sí.
El secreto está en soñar un producto y materializarlo sin mayor compañía que
nuestro propio ser. Respecto a la magia, solamente detengámonos un tiempo en la
naturaleza y sabrán de lo que les hablo.
Pero me gustaría ahondar en el concepto de artesano. Buscando
en lo profundo de la web, encontré un artículo que encaja perfectamente en esta
historia. La pluma de David de Ugarte, explica en el blog "Las Indias", que "el
emprendedor artesano no se queda en generar valor para el capital del que
dispone, sino sobre todo de generar significado y construir honestamente".
Luego agrega que "Pensamos que el conocimiento que permite
hacer cosas hermosas y socialmente útiles no puede ser sólo un conocimiento
técnico, ha de contener un significado social, una ética del trabajo y una
visión del mundo. Los objetos que se ofrecen en el mercado son portadores de mundos,
de proyectos sociales y visiones morales".
Nómade es un ejemplo claro de esta concepción. Con el extra
de que son productos cool o a la onda, como quieras llamarlo. Tampoco tienen un
precio súper económico (el precio se asemeja a las marcas más reconocidas),
pero esto está íntimamente relacionado con el proceso de producción. Los
anteojos no se fabrican en serie, ni tienen un proceso demasiado mecanizado.
Aquí solo intervienen las manos de Nico, Belén y alguna ayuda puntual.
Lo más llamativo de su trayectoria es que comenzaron hace
solo 3 años. Es muy poco tiempo para un producto que ya está instalado en los
sectores de clase media y alta de Tandil. Ojo, también se comercializan en
muchos puntos del país, con plaza fuerte en Mar del Plata, La Plata y otras
ciudades importantes.
Por supuesto que los usuarios de Nómade en general son
jóvenes o adultos jóvenes, pero la madera y el estilo va muy bien con personas
mayores. Esa facilidad de adaptarse a cada estilo, es otra fortaleza del
producto. Sin dudas.
Fue difícil largarse con el proyecto, pero ambos explican
que es fundamental dar ese primer paso. Tirarse a la pileta. Después hay tiempo
para mejorar, pulir detalles y encontrar el camino. Arrancaron con lo que
tenían a mano. Siempre está ese miedo a endeudarse y más en un país tan
cambiante como Argentina.
La primera prueba de fuego la hicieron en una Feria de
Artesanos durante la Semana Santa. Fue un éxito, al igual que todas las
siguientes ediciones. La gente flasheó con unos anteojos que son realmente distintos
a los demás.
No buscan profundizar el concepto ecológico de su trabajo,
aunque está presente. Se consideran diseñadores independientes y vaya que lo
son. No es fácil montar un proyecto de esta envergadura solo con lo puesto.
Ambos coinciden en la importancia de trabajar en sociedad.
Cada uno tiene sus tareas específicas. Pero también es mejor tomar decisiones
en consenso. Hablan, se escuchan y deciden.
No hay muchos planes a futuro. Esto recién comienza.
Disfrutan de pasar horas trabajando en el taller y de recibir a los clientes en
su mundo. La gente pasa, elige las maderas, los diseños y las tonalidades. Te
podes llevar unas gafas a medida. La guayubira es la madera más utilizada, pero
también hay variantes. Muchas texturas que invitan a seguir las trazas de la
veta.
Su principal punto de venta es el E-commerce, pero también
trabajan con viajantes y ópticas de todo el país. Trabajan muy bien las redes
sociales y su presencia en la web. Todo está prolijo y en sintonía.
Nico y Belén son el reflejo de una ciudad anclada en su
historia, pero abierta a lo nuevo. Emprendedores que siguen su instinto y crean
sentido a través de objetos bellos y necesarios.
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