27 de julio de 2016
por
Mauro Carlucho
En Comercio, como supongo pasa en la mayoría de las escuelas, los alumnos de años más avanzados te iban avisando: "Ojo que en historia vas a tener a Domínguez", otros te decían "prepárate para estudiar, porque con la Coneja Nicola no se jode". Estos vaticinios eran reales, pero también es cierto que valió la pena enfrentar esos desafíos.
María Inés Alonso Eijo nació circunstancialmente en Buenos Aires, pero se considera tandilense. Aquí vivió su infancia junto a sus padres y seis hermanos. Prudencio Alonso llegó a los 14 años de España y aquí fue uno de los dueños de "La Pampa florida", histórica tienda ubicada en San Martín casi 9 de Julio. María Inés la recuerda fina, prolijamente dividida en secciones. Tenía una sastrería modelo y los muebles habían sido diseñados exclusivamente para el lugar.
En el seno familiar, su madre era quien marcaba el ritmo. Dora Eijo se las arregló para que todos sus hijos fueran destacados profesionales, aunque para nuestra entrevistada fue algo natural. "Nuestros padres no estaban detrás nuestro para ver que hacíamos, no hacía falta. Pero tampoco podíamos quedarnos en ninguna materia. Era elección única, ni se te ocurra cambiarte de carrera", mencionó Alonso.
María Inés se dio el gusto de rendir el primer año de secundaria como libre. Un problema en una pierna le puso una dificultad que ella transformó en virtud. Tuvo el apoyo de Marta Bedat, una docente que marcó su camino.
Cuando terminó el secundario siguió sus
estudios en Capital Federal, fue a parar a una residencia que no fue menos
exigente que su madre. El marco de la casona de Almagro era inmejorable, pero era
imprescindible seguir la carrera al día, con promedio mayor a 7.
"Tengo que reconocer que tuve muy buenos profesores, exigentes. Estoy agradecida a esos docentes. Hoy es muy distinto. No me gustan los profesores que se las dan de buena onda porque se llevan bien con los alumnos y ponen buenas notas. Eso es una estafa. A los alumnos hay que exigirles, hay que prepararlos para lo que viene. Sinceramente pienso que se desperdician a los chicos, llegan a la Universidad y les falta muchísimo por aprender. A la secundaria le falta habito de trabajo y calidad", sostuvo comparando aquel tiempo pasado con el presente.
Su ojo crítico también apunta contra la formación de docentes, "porque si ellos no saben, cómo van a exigirle a los alumnos. He visto casos de estudiantes en el profesorado que no sabían escribir en manuscrito, ¿cómo puede ser?. Yo no me voy a mentir, ni quiero engañar a nadie. Vemos como fallan los alumnos en la Universidad, esto pasa porque el secundario es muy serio y se lo toman como un pasatiempo. La especialización te prepara, hay que despabilarse, resolver problemas a tiempo. Es orden, continuidad y exigencia. Durante algunos años el primario salvó los problemas en la secundaria, pero después ya no y caemos en esto que vemos hoy", explicó.
Finalizando el encuentro con ElDiariodeTandil, María Inés Alonso marcó su postura: "Yo siempre menciono lo que decía Llach, a los chicos hay que darle lo mejor. En las escuelas más modestas tienen que estar los mejores docentes, así se compensa su carencia. Hoy lamentablemente la salida está en las escuelas privadas".
FOTOS: NICOLÁS PROCOPIO
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