Franco Cabrera, titular del céntrico restaurante, conoce lo difícil que puede ser mantenerse en el tiempo con tanta oferta, pero aclara que para establecerse "no tengo la receta porque hemos abierto y cerrado también. Con El Criollo empezamos con el pie derecho, teníamos la propuesta de la parrilla y el asador, e incorporamos la cocina al disco. Cocinamos en el mismo disco que llevamos a la mesa, ese fue un punto fundamental. Después, mantener buena calidad de productos, buena atención, abrir todos los días hasta tarde, buena carta de vinos, y no matar a la gente con los precios".

Al momento de abrir las puertas, ya tenía un par de años de buena experiencia en La Pulpería, pero explica que "en lugares más turísticos cuesta más los días de semana, acá tenés movimientos todos los días. Hay gente que elige el lugar, otra pasa por el centro, ve una parilla y se mete. El tema es hacer que vuelvan".

Hoy, nota que El Criollo se posición porque "me lo dicen los proveedores. O también porque todos los negocios estamos pasando por una crisis pero nosotros tenemos que estar felices, tenemos gente todos los días, al mediodía y la noche. Tantos años nos han dado relación con el Municipio, la Universidad, empresas, que directamente vienen acá".  

Sus dos salones, los precios especiales para grupos, todas las tarjetas de crédito, las mencionadas propuestas más el resto del menú que incluye pastas, pescados y opciones para celiacos o vegetarianos, incluso medias porciones para los que se están cuidando, completan el gran combo.  "Damos todas las comodidades para venir. Ya si no venís a acá, es porque no tenés hambre", dice entre risas Cabrera.

Y no se queda con eso, también comenta que "está trabajando con nosotros el chef Gastón Santamarina, colaborando con el cambio de carta. Estamos dejando los clásicos y agregando cosas. Aparte, nos estamos preparando para el negocio nuevo, el Bodegón del Fuerte, que se va a hacer en Belgrano 581. Nos encantó el lugar, tiene un patio increíble, es una casa que tiene historia".

Resumiendo, deja bien en claro que "la idea nuestra es dar un buen asado, un buen producto, buena comida, y que te sientas como en tu casa. Bien atendido, calentito en el invierno, fresquito en verano. Como lema, siempre le digo a los mozos que son el primer control de calidad, nunca lleven a la mesa lo que no le darían a sus hijos. Puede haber un error, pero siempre hay que estar atentos".

Por último, quiere agradecer a "Luis González, que tenía La Pulpería y nos invitó a mí y a Pedro a participar de este negocio, y a los prestadores turísticos".  

EL PASILLO DE LAS ESTRELLAS

El pasillo que une los dos salones de El Criollo, refleja el lado cholulo de Franco. Allí se exponen fotografías con varias de las celebridades que decidieron comer en la parrilla cuando les tocó presentarse en Tandil: "Han venido muchos famosos, y hay muchas fotos que no están, como China Zorrilla o el Pato Filliol, que perdimos la foto y es mi ídolo. Incluso las obras locales, faltan fotos de Pepo Sanzano Marcos Casanova, que cuando estrenan una obra los invitamos a comer".

Y hablando de El Criollo como parte de la salida, dice que "creo que viene más gente a comer después de los shows locales que los de afuera. Pero hemos tenido una anécdota hermosa con Ileana Calabró y Jorge Corona, que nos llenó el negocio. Vinieron a comer al mediodía y a la noche, en el espectáculo, dijeron que los esperaban a todos en El Criollo. A las 12 de la noche se llenó el negocio de vuelta. Ese día se me fue un parrillero caliente, no vino nunca más".

FOTOS GENTILEZA MARINA DE PIAN