24 de octubre de 2017
La
Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) avanza en una serie de investigaciones
para determinar el impacto de la fertilización azufrada en la calidad del
cultivo de cebada y su utilidad en la producción de cerveza. Ya encontraron
respuestas positivas en el principal parámetro industrial: el extracto de
malta.
"En general, cuando estudiamos la
fertilización de los cultivos apuntamos a aumentar el rendimiento. Pero en el
caso de la cebada cervecera vamos más allá porque también tenemos en cuenta la
calidad. Por eso, desde hace años estudiamos cómo la fertilización afecta la
calidad de la cebada, que es la materia prima para fabricar la cerveza",
explicó Pablo Prystupa, docente de la cátedra de Fertilidad y Fertilizantes de
la FAUBA e investigador del Conicet en el Instituto de Investigaciones en
Biociencias Agrícolas y Ambientales (INBA).
La fabricación de la cerveza comprende dos
procesos que son realizados por industrias diferentes. Por un lado, están las
malterías, ubicadas cerca de las zonas de producción de cebada, como Tres
Arroyos y Bahía Blanca. En estos establecimientos, la cebada se germina y se
seca en condiciones controladas para obtener la malta. El siguiente proceso se
realiza en las cervecerías, que por lo general están próximas a los centros de
consumo, como Campana o Santa Fé. Allí, a partir de la malta se obtiene el
mosto, un líquido azucarado al que luego se lo hace fermentar.
La cebada debe cumplir condiciones específicas
para llegar a elaborar una buena malta y satisfacer los estándares de
comercialización. Esto significa que si la cebada que se entrega a la maltería
no cumple con los requisitos esperados puede recibir un descuento en el precio
o, incluso, ser rechazada. Los granos que no son aceptados por las maltería
terminan siendo utilizados como forraje, que se coloca a un precio muy
inferior. Por eso es importante que los productores conozcan los parámetros que
demanda la industria y los tengan en cuenta a la hora de planificar el manejo
de sus cultivos.
Azufre,
clave en la calidad
Prystupa se refirió a la fertilización con
nitrógeno y azufre como una práctica asociada a la mejora en la calidad del
cultivo y al cumplimiento de los requisitos de la industria: "Si la cebada tiene
un alto contenido de nitrógeno, parte de almidón no se va a poder convertir en
azúcar. Por otro lado, si tiene poco se va a dificultar el crecimiento de las
levaduras, responsables de la fermentación. En el cultivo a campo necesitamos
obtener un rango proteico muy exigente, de entre 10 y 12% de proteína".
Respecto al azufre, indicó que se trata de un
nutriente que el cultivo de cebada siempre demandó, pero que recién en las
últimas décadas comenzó a escasear en los suelos, con lo cual surgió la
necesidad de fertilizar. En Europa se empezaron a encontrar las primeras
deficiencias de azufre en la década del ?90. Paradójicamente, los problemas de
contaminación atmosférica de esa región hacían que los suelos con una larga
historia agrícola recibieran una fertilización "natural" con este nutriente a
partir de la lluvia ácida (que es ácido sulfúrico diluido). Los inconvenientes
en la fertilidad comenzaron a aparecer cuando lograron controlar la
contaminación: fue entonces que se empezó a notar la falta de azufre en los
cultivos.
En la Argentina también comenzaron a hallarse
deficiencias de azufre a fines de la década de 2000, aunque por un motivo
distinto. La Región Pampeana no estaba afectada por el fenómeno de la lluvia
ácida, pero el crecimiento de la agricultura (principalmente de la soja), en
detrimento de la ganadería, había propiciado una caída en la materia orgánica
de los suelos. "A partir de ese momento encontramos una falta de azufre en
diversos cultivos, entre ellos la cebada", dijo el docente de la FAUBA.
Los estudios confirmaron que la fertilización
nitrogenada era clave: aumentaba tanto el rendimiento como el contenido de las
proteínas de la cebada. Asimismo concluyeron que, en algunos casos, la
fertilización azufrada incrementaba el rinde, como sucede con otros cultivos
como el trigo. "El azufre no modificó la cantidad, pero sí el tipo de proteínas
del grano. Cuando se aplicaba este fertilizante, en el grano aparecían mayores
porcentajes de algunos tipos de proteínas ricas en azufre. Además, la fertilización
azufrada mejoraba el indicador industrial por excelencia, que es la densidad
del extracto de malta que se usa para hacer la cerveza", indicó Prystupa.
En la Argentina, la cebada se siembra muchas
veces como antecesor del cultivo de soja (como también sucede con el trigo).
"Entonces, cuando se fertiliza la cebada con azufre, parte de este nutriente
permanece en el suelo para la oleaginosa y es probable que provoque un
incremento en su rendimiento, con lo cual estaríamos obteniendo un doble
efecto", concluyó.
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